Bien, era de noche. Me la estaba chupando una preciosa gótica de diecisiete años. Yo estaba recostado en el asiento de atrás de un coche. Más allá de la ventanilla la oscuridad más profunda y absoluta. Más acá de la ventanilla, en el interior del coche, lo mismo. Y más acá aun, en nuestro interior, lo mismo.
Miraba y veía su cabeza trabajando, arriba y abajo, arriba y abajo. Lo hacía bastante bien, conocía el ritmo. Dibujaba círculos sobre mi glande y luego aumentaba la intensidad. Yo alargaba mi mano y la pasaba entre su pelo rubio con mechas rosas respirando pesadamente y escuchando el ruido de la succión.
Y no conseguía empalmarme.
Miraba y veía su cabeza trabajando, arriba y abajo, arriba y abajo. Lo hacía bastante bien, conocía el ritmo. Dibujaba círculos sobre mi glande y luego aumentaba la intensidad. Yo alargaba mi mano y la pasaba entre su pelo rubio con mechas rosas respirando pesadamente y escuchando el ruido de la succión.
Y no conseguía empalmarme.
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Más "Relatos sucios" como este se pueden leer en este bukowskiano blog LA VENGANZA DE LOS MADITOS, de Carlos Salcedo Odklas. Altamente recomendable.
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