Le echaste la culpa a la noche, tan torpe como inocente
Heriste a gente de cristal, para poder exculparte
Arañaste cada silencio, desgarrando el momento.
Sin encontrar tus disculpas, buscando con un pie en alto
Cabeceando y pronunciando no y no
Mientras el tiempo rozaba nuestros cuerpos
Ahogando los sueños en tu imaginaria lava
Con el pi-pi de tu reloj martilleando
Pidiendo mi lejanía
Aunque tu voz
Sonreía.
Era inútil luchar, me convencías. Me tenías.
Ahora sé de ti, por ti, que no fuiste tal infierno
(Intencionadamente)
Cuatro meses fuera para comprender
Como podías ahogar gatos y parecer inocente,
Creerte inocente, culpando a tus manos
El viento o a los gatos.
Gatos arañando tus muñecas
Agonizando
Mientras sólo veía tu sonrisa
Y sangre
Y mi sonrisa
Y arañazos
Y nuestras sonrisas.
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