Trasnochar con un vaso helado en la mano. Otro, por favor. Me imagino a la Thatcher excitada, atacada, pensando en que su idea ultraliberal estaba calando hondo en el mundo civilizado. Mojando los labios en Johnny Walker etiqueta negra. La regulación no funcionó. Se desprestigió el valor del dinero. Y nuestros ahorros. En París pagué seis euros por una cerveza pequeña. ¿Cuánto debería haber pagado por un BMW? Thatcher y Reagan dijeron que el estado no era la solución, sino el problema. Y dejaron que el mercado nos bajara los pantalones. La publicidad hizo el resto. Luego nos los bajamos nosotros mismos. Consiguieron mentalidades consumistas capaces de pagar un piso al triple de su precio. Veinticinco años después, los estados inyectaban dinero de los contribuyentes al sistema financiero. Y la Thatcher patas arriba, con la falda caída.
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Mario Crespo, de LS6 (Bohodón Ediciones, 2010).
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