«El escritor hace el trabajo sucio de pensar»
Cristina Fanjul | Diario d León 20/03/2013
Origami publica Luz fría, la nueva novela de Julio César Álvarez, una historia sobre la recapitulación vital de un hombre obligado a inmiscuirse en sus propios pensamientos. La presentación tendrá lugar el viernes a las 20.15 horas en la librería Artemis y contará con la presencia de Vicente Muñoz Álvarez.
Después de El tiempo nos va desnudando, Mientras el mundo cae. 50 nombres de la nueva escena cultural leonesa (2001-2009), y su novela más aclamada, Madrugada, Julio César Álvarez regresa a la literatura con una novela breve sumamente inquietante y cercana. El libro, deudor de cierto existencialismo francés, refleja lo que está sucediendo a nivel profundo en una sociedad inmóvil y aletargada, llena de soledad, frustración y narcisismo, hecho que no ha obviado la prologuista, Ana Fernández-Manchón, psicoanalista y doctora en psicología, destacando aspectos simbólicos relacionados con los actos fallidos o el significado de la propia experiencia. El que fuera editor de una de las publicaciones underground por excelencia, Azul eléctrico-Cultura Subterránea, se lanza a una exploración narrativa única, convirtiendo Luz fría en una obra sobre la introspección más valiente. Destaca el autor que escribir es ya en sí mismo un acto introspectivo. «La dosis de introspección varía en cada autor, claro, lo que sucede es que en una época como esta todo merece ser meditado una y otra vez», señala. Álvarez subraya que a todo ello se añade que el escritor suele hacer el trabajo sucio de pensar lo que no quiere pensar a la sociedad. «Y más cuando la mayoría tiene la sensación de que el mundo está a punto de venirse abajo a cada instante», lamenta.
Considera que aceptar determinados pensamientos cuesta demasiado. «Además, tenemos cierto instinto que nos hace huir del dolor». Julio César Álvarez se aventura al pensar que puede que el escritor es una excepción a esa regla. «Lo que está claro es que la vida escribe poesía. La prosa es un lugar intermedio, un purgatorio para el que todavía no se ha acercado a la poesía».
Añade que, de igual manera que no podemos huir de nosotros mismos, tampoco podemos huir de nuestros pensamientos. «La experiencia me dice que hay que escucharlos y darles salida, convertirlos en otra cosa (preferiblemente algo creativo). Dentro de nosotros, hay pensamientos sin demasiado oxígeno que pueden ser sumamente tramposos y adueñarse por completo de nuestras vidas. Tienen esa extraña capacidad».
Se confiesa admirador de la novela americana, de su profesionalización, hecho que en su opinión ha sido determinante para generar algunas de las mejores firmas de los siglos XX y XXI. «Siempre me he declarado deudor de propuestas arriesgadas como la de Bret Easton Ellis o Dennis Cooper, y también de estilos ágiles y rotundos como los de Norman Mailer, Foster Wallace, Gore Vidal, Burroughs o Douglas Coupland», manifiesta.
Álvarez hace un paralelismo con la imagen central del libro y confiesa que todos nos sentimos inmóviles, todos caemos y nos levantamos cientos de veces. «Jung decía aquello de que un error se repite hasta que lo resolvemos. Creo que Luz fría muestra esa sensación de estar completamente a solas con nuestros pensamientos, y creo que, aunque nos guste creer lo contrario, la mayoría llegamos a las mismas conclusiones. Hay que asumir que no somos tan únicos», ironiza.
La anterior novela de Julio César Álvarez, Madrugada, se convirtió en un revulsivo para la crítica. Destaca el autor que se trataba de una novela lineal, más tradicional desde el punto de vista narrativo, si bien el tema y los personajes resultaron totalmente rompedores y estuvieran completamente al margen de la sociedad. «Luz fría es una guía de pensamiento por el desfiladero de esta España en profunda crisis sobre su futuro», describe el escritor.
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