Llegué al otro lado y no quería volver.
Rayaba los vértices de una lámpara,
bebía en los lagos de mi sol.
Miraba a este lado con un arcoíris en el puño
y en la frente, runas de libertad;
un acertijo milenario resuelto con un candado
y el secreto de los planetas en los anillos de mi índice.
Me perdí al otro lado
por la indolencia que alentó la primavera;
éxtasis y pavor en la misma órbita
que se hizo hogar de mis deseos,
superviviente de un contrato disuelto
y la vista de un halcón inmolado
para virar la senda por la que erró mi tercera vida.Me encontré al otro lado.
La mujer abrazada por tres lunas era yo,
la del pozo blanco en el pecho
y la sonrisa en una nave.
Era yo, al otro lado,
la que pisa el camino blanco,
la del almíbar en las manos
y un anhelo en la garganta;
la espina que soñaba con ser pez,
el pez hecho estrella.
Pero crucé el umbral del despertar,
lento fue el camino de la renuncia
y estupor en la ruta de regreso.
A este lado no soy más quela mujer del jardín tapiado
y la promesa de un cervatillo.
Poema publicado en la Antología IV Día Internacional de la Poesía en Segovia, 2013, con proemio de Felipe Benítez Reyes y Carlos Marzal.
milalop.com
y la vista de un halcón inmolado
para virar la senda por la que erró mi tercera vida.Me encontré al otro lado.
La mujer abrazada por tres lunas era yo,
la del pozo blanco en el pecho
y la sonrisa en una nave.
Era yo, al otro lado,
la que pisa el camino blanco,
la del almíbar en las manos
y un anhelo en la garganta;
la espina que soñaba con ser pez,
el pez hecho estrella.
Pero crucé el umbral del despertar,
lento fue el camino de la renuncia
y estupor en la ruta de regreso.
A este lado no soy más quela mujer del jardín tapiado
y la promesa de un cervatillo.
Poema publicado en la Antología IV Día Internacional de la Poesía en Segovia, 2013, con proemio de Felipe Benítez Reyes y Carlos Marzal.
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