BANDERA NEGRA
A los que muerden
Éramos
los que no nos enterábamos
de qué iba la cosa,
los que siempre perdíamos el tren, el bus,
las oportunidades y el tiempo,
los que escribíamos en una trinchera
con los dedos de una mano
porque la otra la empuñábamos
dándole forma de pistola
o porque con ella tirábamos las piedras.
Éramos
los que no reían las gracias,
los que gruñían y enseñaban los dientes,
los que hacían la puñeta,
los que tirábamos por la ventana
la casa, las botellas,
el porvenir y las palabras,
los que nunca eran nombrados
cuando pasaban lista
en la entrada de ningún redil.
Éramos
los que soñábamos con la bomba,
las fieras ingratas del zoo,
los que nadie leía
ni jamás llegarían a nada,
los ninguneados,
los que metían el palo en las ruedas.
Éramos nosotros,
los que fintaban, los lobos,
los nunca invitados,
los enemigos, los que siempre se iban
por fin
dejando atrás un rastro
de cortes de manga, fuego
y poemas rotos.
A los que muerden
Éramos
los que no nos enterábamos
de qué iba la cosa,
los que siempre perdíamos el tren, el bus,
las oportunidades y el tiempo,
los que escribíamos en una trinchera
con los dedos de una mano
porque la otra la empuñábamos
dándole forma de pistola
o porque con ella tirábamos las piedras.
Éramos
los que no reían las gracias,
los que gruñían y enseñaban los dientes,
los que hacían la puñeta,
los que tirábamos por la ventana
la casa, las botellas,
el porvenir y las palabras,
los que nunca eran nombrados
cuando pasaban lista
en la entrada de ningún redil.
Éramos
los que soñábamos con la bomba,
las fieras ingratas del zoo,
los que nadie leía
ni jamás llegarían a nada,
los ninguneados,
los que metían el palo en las ruedas.
Éramos nosotros,
los que fintaban, los lobos,
los nunca invitados,
los enemigos, los que siempre se iban
por fin
dejando atrás un rastro
de cortes de manga, fuego
y poemas rotos.
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