jueves, 5 de enero de 2017

NO ARDO, ME OXIDO: Carmen del Río Bravo.




PRÓLOGO

me oxido de a poco, pero sigo siendo metal’

Aztecas Tupro

1.

«No ardo, me oxido» afirma Carmen de Río Bravo, y consolida esta declaración dando nombre a esta colección de poemas, que hallé en el archivo digital que unos cuantos meses atrás me dio a leer. En él, enseguida pude percibir una procesión de textos, donde el testimonio reivindica la belleza de las mellas que la lucha consigo misma dejó en la hoja aguzada de papel, como si fuese el arma blanca, la espada, que empleó para su defensa; hiriente, irónica, mordaz, así es también de afilada la poesía que el lector encontrará en este libro.

A veces pienso/ quién hubiera sido/ si mi infancia/ hubiera tenido/ más parques/ y menos descampados.

2.

Su libro hoy, sigue manteniendo aquel desfile o sucesión de poemas del principio; con el paso de los meses se ha mantenido firme en su origen, incluso dejando al lado algún apunte que yo mismamente con mi pretenciosidad habitual, pero desde el cariño, pude sugerir entonces; no ha precisado una estructura ni fragmentación que ubique los poemas por temáticas o formas o modos o estados, ha obviado la cronología, la extensión y ha presentado, con valentía, la pureza del cuaderno original, sin apenas modificaciones. ¿Acaso intencionadamente, con la idea única de cortarnos el aliento?

Me cansa la retahíla de dolores comunes/ El rollo de la compasión perpetua/ Me cansa la miseria que pudo evitarse/ La empatía ya no me llega.

3.

El resultado es, como digo, poesía de entraña, concebida para el ajuste de cuentas, en el conflicto interno pero también exterior. El amor y el desamor; el pasado y el presente; se socializan y se reparten, a partes iguales, los ejes fundamentales del libro. Todo ello conforma un tinglado de emociones en el que la autora tiene la capacidad de hacernos partícipes de su mundología vital, lo cual no quiere decir que empaticemos necesariamente con sus propias experiencias, pero sí que habremos asistido a un carrusel emocional que nos invita a la introspección propia y de cada cual, y ese obligarnos a meditar a la finalización de la lectura es, a mi juicio, el acierto de Carmen. También ese es el cuidado que pone la poesía para con quien se acerca a ella.

Nunca se cae demasiado bajo/ nunca se llega al fondo/ Si sigues viviendo/ siempre hay un punto más allá/… /Caer es otro modo elaborado/ de reconocerte viva.


Gsús Bonilla


4 POEMAS


IDENTIDAD

A veces pienso cómo hubiera sido

Si mi Burgos infancia no fuera Gamonal, carretera Vitoria, Tesorera.
Si mi Madrid infancia no fuera La Elipa, Marqués de Corbera, San Blas, San Fernando.
Si mi Valladolid infancia no fuera Girón, la Rondilla.
Si mis patios de juego no hubieran sido descampados.
Si mis padres, mis tíos, mis abuelos
no me hubieran llevado
                    no hubieran tenido que llevarme
al Espolón, a la Isla, a la Fuente’l Berro, al Retiro, al Campo Grande, al Poniente, a las Moreras.

A veces pienso
quién hubiera sido
si mi infancia hubiera tenido
más parques
y menos descampados.


JAPONESES

folladores de vaginas plásticas en asépticos antros comunitarios
ponen la mesa en cuerpos desnudos y blancos
polvos de arroz flores de cerezo y nieve
sólo desean geishas oferentes o niñas de colegio
mientras pellizcan el culo de la compañera que sirve el café
              después de dar la orden de vender a la baja
              veinte años de estudios a la apertura de la bolsa de tokio
el nikkey que mejor los retrata:
mayores productores mundiales de solteras voluntarias


ME DIJISTE PUTA

Hace unos días
          el tiempo es relativo
un desconocido me dijo Puta.
Era fácil de entender.
Sus ojos, sus manos, decían Rabia y Miedo.
Había osado oponerme a su camino
            que me arrollaba.
Era en la calle.
             Él lo pretendía pero no
Era un insulto desde su rabia y su miedo.
Era sólo que no me había plegado
             a su imagen de mi lugar mujer
             de lo correcto.

Hace algunos días
           el tiempo es relativo
él me dijo Puta.
Era fácil de entender.
Sus ojos, sus manos, decían Temor y Deseo.
Me hablaba de hombres y mujeres,
             de esas amistades imposibles,
             de él, de mí.
Estábamos en un bar.
             Él no lo pretendía, pero
Era un insulto desde su temor y su deseo.
Era sólo que yo no quería plegarme a su imagen
             de lo que debía ser,
             de lo correcto.

Hace otros días
             el tiempo es relativo
un amigo me dijo Tienes que ser más Puta.
Los ojos y el gesto decían Cariño.
También era en un bar.
              Él no lo pretendía pero
Era un insulto desde su abrazo.
Era sólo insinuarme que debía plegarme
              más a la imagen común
              de lo que una mujer debe hacer,
              de lo correcto.

Hace un día, ayer 
              el tiempo es relativo
repetiste varias veces Puta.
Tus ojos, tus manos, todo tú decían Avidez.
Era en tu cama.
                Tú lo pretendías y no pero
Era un insulto también desde tus embestidas,
querías que expresara mis deseos,
                 si los hiciera coincidir con los tuyos,
que me plegara así
                 a tu imagen
                                 allí, entonces
de lo que querías tú,
de lo correcto.


NOCHES DE VIERNES, MADRUGADAS DE SÁBADO

A ciertas horas
sólo quedan
en las calles

borrachos

y el camión de la basura
que no acierta
a hacer bien su trabajo

a recogernos.


Carmen del Río Bravo, de No ardo, me oxido... (Baile del sol, 2016).


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