Campos rojos se extienden a las espaldas de soldados improvisados que cargan mochilas llenas de derrotas. Los niños crecen sin imaginar, pero sabiendo utilizar fusiles Gewehr 88 con instrucciones que no necesitan leer. Ráfagas de casquillos resuenan en la noche haciendo callar a los grillos. Ríos de llanto salados por lágrimas derramadas por el tacto de las cicatrices. Cruel conciencia de la elección aleatoria, de consignas fraticidas en planicies llenas de sangre común y miedo. Y cartas desde la ciudad sitiada.
Bosques que crecieron de los huesos plantados de olvidados anónimos que nunca quisieron ser ex combatientes, que nunca quisieron ser combatientes. Y en la noche se escucha el alarido de los condenados, el llanto de verdugos que ejercen por imposición y el lamento y el cansancio de pueblos divididos que nunca quisieron disparar.
David Vázquez, del poemario inédito Revolver AK-47.
http://davidvazquezrufino.blogspot.com/
Bosques que crecieron de los huesos plantados de olvidados anónimos que nunca quisieron ser ex combatientes, que nunca quisieron ser combatientes. Y en la noche se escucha el alarido de los condenados, el llanto de verdugos que ejercen por imposición y el lamento y el cansancio de pueblos divididos que nunca quisieron disparar.
David Vázquez, del poemario inédito Revolver AK-47.
http://davidvazquezrufino.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario