Con rencor,
miro a mis maletas
- ya vacías -
después del verano.
El viaje valió la pena:
saborear paisajes
bien merecidos
tras largas caminatas,
el susurro refrescante
de los ríos,
la mano que ceñía mi cintura.
La vuelta a casa,
a este oasis doméstico
tan lleno de mí,
también.
Es - sin embargo -
la sensación de ser
escritora e intérprete
de una parodia
de mi propia vida,
lo que se me hace insoportable.
La impresión de que la tierra
se transforma en arenas movedizas
cuando la camino;
que con mi magia - negra o blanca -
convierto en aire
cosas,
objetos,
el mismo suelo que piso.
Miro las maletas
- ya vacías -
después del verano,
con el mismo rencor
con que asumo este destino nómada
- en apariencia -
inexorable.
Marta Cabezas, poema inédito.
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