sábado, 20 de diciembre de 2008

MUJER QUE LLORAS EN LA ENCRUCIJADA by W.H.Auden.


Mujer que lloras en la encrucijada,
¿querrías encontrar a tu enamorado
en el crepúsculo, con sus sabuesos
y el halcón posado en su guante?

Entonces soborna a los pájaros
para que guarden el silencio y observa
al sol ardiente hasta que se marche
y deje sitio a la noche.

Las noches al raso no tienen estrellas,
el viento invernal es terrorífico,
corre con el espanto delante de ti
y el arrepentimiento detrás.

Corre hasta que oigas el gemido
eterno del océano;
aunque sea profundo y amargo
tienes que bebértelo todo.

Agota tu paciencia en las mazmorras
hundidas bajo el mar,
busca en los barcos naufragados
la llave de oro.

Sigue hasta el fin del mundo, paga
al guardián terrorífico con un beso,
cruza el puente podrido que
se balancea sobre el abismo.

Allí está el castillo abandonado
que espera ser explorado.
Entra, sube la escalera de mármol,
abre la puerta cerrada con llave.

Cruza el salón de baile desierto,
deja atrás la duda y el peligro;
quita las telarañas del espejo,
mírate a ti misma por fin.

Pon la mano tras el panel de madera,
ya has cumplido con tu parte;
coge la navaja que hay allí y húndela
en tu corazón falso.

W.H. Auden, de Parad los relojes y otros poemas. Traducción de Javier Calvo (Grijalbo Mondadori S.A., 1999).