miércoles, 6 de julio de 2022

CINCO POEMAS por NEREA MAGNESIO




recuerdo que imaginé cómo sería la cosa
si mi hermana estuviese viva
si mi padre no se hubiese hecho el muerto

recuerdo el dolor agudo que sentí
-quizás nostalgia
quizás el vacío interior de la melancolía-
mientras colocaba el champú alisador y para uso frecuente, 
sobre la cinta transportadora de la caja.

*

mi abuelo fue el sacristán
mi padre fue el sacristán
así que me resultaba relativamente fácil explicar a los del pueblo 
quién era yo.

luego, con la información imbricada entre los dedos, me daban la espalda dejando al descubierto el origen de mi pequeña obsesión por pensar en cosas tristes,
como el pan sin gluten,
como la indiferencia de la suciedad sobre los interruptores de la luz.

*

si Padre no hubiese conocido a Madre
Padre tendría huerto, cabaña, salud
si Madre no hubiese conocido a Padre
Madre tendría currículum, tripa, luz
pero Padre conoció a Madre
Madre conoció a Padre
y todo lo que pudo salir bien, salió mal
y todo lo que pudo salir mal, salió muy mal
menos
la idea unánime de que en esta familia sobrevivimos al amor,
como sobreviven las bestias:
por instinto.

*

el ictus
regaló a Padre
el dominio de una lengua extranjera de cadencia brutal,
ojos color de obsidiana,
y una inmovilidad dulce, como si estuviera subrayando una frase larga 
en un libro muy difícil.

a mí,
el arte de saber que ahora sí y ahora no.
Ahora sí y ahora ya no.

*

huelo su mano,
la mano que la enfermedad convirtió en garra,
la mano de casado y divorciado no reconciliado,
la mano que me arrancaba las liendres, me acariciaba la cara, 
me partía el filete.

la mano que tembló, colapsó, se esfumó,
la mano de un paterfamilias venido a menos que ahora se mira los pies como se miran los pies los niños que tienen que salir a un escenario.

su mano huele a cirio
o a cereal,
o a cuando intentas ordenar todas las piezas para contar una historia significativa.


Nerea Magnesio


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