viernes, 7 de noviembre de 2025

CONTRA LA GRAVEDAD DE LOS POETAS: Enrique Cabezón.




Reunidos todos para celebrar y celebrarnos la alegría,
la conciencia de pertenecer a la estirpe rota de los tristes,
 esos que ríen como pían a cientos los estorninos, 
enloquecidamente, a demasiado volumen siempre, 
esos que tiemblan en las ramas de un árbol de otoño 
que, como todo el mundo sabe, no es una estación 
sino una enfermedad mental, una forma de violencia. 

Reunidos en una ciudad cercada y antigua 
para hablar de los libros de los demás 
–pero haciendo hincapié en los nuestros 
para que nuestra futilidad sea evidente, 
anunciándonos huecos como simples embalajes–, 
he decidido seguir riéndome de mi manera de 
abismarme 
que encuentro turbia y espesa en los últimos tiempos.

Yo que siempre pugno por presidir este aquelarre de 
gente herida, 
que podría embestir a otros machos cabríos por ello 
y descuartizarlos desnudo mojando sus jugos 
en mis rodillas, en mis manos y en mi rabo. 
Yo que os pregunto por qué buscáis la luz del 
relámpago 
como suricatos, como animales sedientos de charco, 
yo os daré la posibilidad de una grieta entre el asco y la 
pena. 

Nosotros, que dejamos de hacer pie en la tierra, 
que nos aturdimos en la miasma y la ebriedad, 
que hemos tragado mierda hasta el vómito 
y seguíamos comiendo como sórdidas alimañas 
en noches que eran con certeza un suicidio, 
con los fluidos de la sombra mojándonos el mentón. 

Nosotros, la estirpe de Caín, los del desespero, 
Los de si he de morir ahora, sea, los de un qué sentido 
tiene esto.

Vamos a ensalzar esta falsificada belleza, 
esta manera de alambicar el no decir nada, 
esta presunta pericia en domeñar la palabra, 
y comerciarnos como las putas que somos. 

Nosotros, que esperamos a porta gayola un sunami 
cabrón y definitivo, hemos llegado a un punto muerto, 
repetimos nuestro dolor común, el amor desesperado, 
la ilusión de lo nuevo, la seducción de la inteligencia 
y el poder que se siente al recibir atención 
en algo tan pequeño e inútil como un poema.

Enrique Cabezón, de Contra la gravedad de los poetas (PPT Ediciones, 2024)

CONTACTO
Plataforma de Poetas por Teruel
[plataformadepoetasporteruel@gmail.com]
[@plataformapoetasteruel]

1 comentario:

Julieta dijo...

Un poema puede ser pequeño pero nunca inútil. Y menos, los tuyos. Besos.