EL AÑO DEL DESHIELOEsta es una canción
para cuando calle el hombre.
En el año del deshielo
competimos
a ver quién más animal,
quién más herido.
Solo me queda una copa
y brindo
por las dos chicas de la otra noche
comiéndose vivas
en mitad del jubiloso armisticio.
En el año del deshielo
soy como un oso polar
sobre un gélido resquicio;
dadme un punto de apoyo
y perderé el equilibrio.
Esta es una canción
para cuando calle el hombre.
Solo me queda una copa
y brindo
por los malos poetas buenos
que se juegan la vida
en cada curva insensata del verso.
Y por aquella vez primera
en que hicimos el amor sobre un vertedero
al que bautizamos con el nombre de mundo.
SABRÁN MÁS QUE YO
He aquí los días malabares
la ruleta rusa de los minutos.
La danza tragicómica sobre el alambre
los aplausos ya difuntos,
Este es el viaje
que los demonios tuvieron a bien depararme.
La carpa raída, la jaima incendiada
los pies remojados de la pitonisa
la voracidad forastera ya en polvorosa.
Un suicidio en cada verso cada verso un suicidio.
He venido a este lugar
a depositar un osario de rostros.
Por si quedara algo en pie
tras los buitres.
Los arqueólogos venideros
afirmarán que he existido.
Sabrán más que yo.
CONTINUACIÓN
Escribiendo en la niebla
que cruza la fiebre
y el cansancio.
Escribiendo desde la negligencia
vulgar de las enfermeras.
Escribiendo en las escaleras del infierno, esperando amigos
que nunca llegan.
Escribiendo desde el ojo
del ciervo reflejado
en el faro del coche.
Escribiendo a intervalos
de mi ocupación
como sparring.
Escribiendo en la madrugada
cuando los héroes
salen de casa.
Escribiendo poesía
en la ciudad
de la endogamia
y el monopolio.
Escribiendo desde el vacío y el margen,
pero escribiendo.
Escribiendo con la tinta
del silencio y el desamparo.
Escribiendo
en el desgarro rutinario,
pero, como dice Pablo, escribiendo.
Escribiendo porque
no me crecieron las alas,
porque ser Javier Vayá
no basta.
Escribiendo por lo que dejó
sin escribir Bolaño.
Escribiendo porque todos los poetas
nos amemos o nos odiemos
todos los poetas
ante todo
nos continuamos.
ÍCARO
Tan solo habláis de la caída.
Como quien se empecina en lamer
el reverso amargo del sueño.
Mira, robo cirios en las iglesias.
Adicto a arder en labios de sol
me construyo un par de alas.
Javier Vayá Albert, de Disidencia poética (Altolibros, 2021)
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