De las que continúan llegando
atravesadas por un suicidio
burilados escamoteos y demasiadas
traiciones
Llegando pensándose muertas
por emulación
Llegando con quienes se atiborran
de signos arbitrarios ante la magnitud
del Fiasco
Llegando con las meretrices a los puentes
bailando con las obligadas bailarinas
Llegando servidos por la guía de teléfonos
con sus esmeros de chistosos y desesperados
Llegando la piedad fraccionándose en volutas paranoicas
que a manchones imprimen en la atmósfera de las calles
las balas decisivas
Llegando se retiran con soberano
candor unos
y retirándose también
llegan
con camandulera fanfarronería
otros
Llegando del insomnio pétreos pero ávidos
cobrándoles a sus desapacibles viejos
en cuotas las vejaciones
infringidas pimpantemente en únicas entregas dedicadas
Llegando los que se irán
combinando el hartazgo con la dádiva así son
barridos amasijados
muchos con ayuda de las Autoridades
morfándose el ampuloso mondongo de la Eternidad
sin plebeya sal
sin cubiertos
sin papilas.
Rolando Revagliatti, del poemario Ripio.
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