Nos consumimos como cabos de vela al amparo del zumbido de las luces de Navidad. Nos consume el ansia por el ticket descuento en el centro comercial. Somos consumidos por el Black Friday, el Ciber Monday, la Navidad, los Reyes Magos, los gastos de envío gratuitos, por el desamparo de la envidia, por la invisibilidad de sus ojos.
Al amparo de la ceguera jugamos a explotar-nos como autoconsumidores del goce, del objeto, de la experiencia que nadie ha disfrutado. Nos auto-consumimos hasta dejarnos exahustos, hasta que convertimos nuestra carne en plástico, en batería de un nuevo mundo de esperanza nunca consumada, de éxtasis publicitado bajo luces de pantalla.
Consume-te, la felicidad está al alcance de tus dedos, búsca-te, nunca hemos estado tan alejados de nosotros mismos.
¡Feliz vida!
Pablo Malmierca
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