cuando vuelan libres en la quietud de la noche
donde se huelen los pétalos sin flor
en la balacera del gris
y las palabras se duermen en un palco
lleno de abtrusa soledad.
Así patria y ruina petrificadas
en lo recóndito del poeta,
maldita y vieja poesía
sin sosiego ni descanso
que no revela lo incógnito
del verbo más grácil y bello.
Felipe J. Piñeiro
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