Observo a una niña. Juega con un muñeco desnudo. Lo cubre con servilletas de papel; dice "no pases frío". Y lo olvida en una silla. En cierto modo, las palabras son también cunas abandonadas de supervivencias.
Celeste Pérez Fernández
37 hijos de Satanás brindan a la salud de Bukowski en un libro que dejará una resaca brutal
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