Una vez más me encuentro frente a este ordenador,
esperanzado a que las letras fluyan, sin una idea fija, ni un posicionamiento ante nada,
pero con la maldad en los dedos, la soledad de abrigo y la mente posicionada en la claridad.
Esas últimas señales de cordura no hay que confundirlas con optimismo,
porque no son tiempos de victorias:
todo mundo se cree un Di Stefano en la cancha, la literatura, el periodismo...en la vida.
Pero todo mundo se equivoca, porque sólo hubo un Di Stefano en el macrocosmos.
Eso no quiere decir que alguien no se pueda sentir un Riquelme, un Zidane, un La Volpe, un Bielsa, un Zurdo López, un Menotti, un Aragonés; en la vida hay espacio para todo: para romper caras, corazones, piernas y hasta para salir herido; también para intentar ser un Bukowski, un Carver, un Fante, un Ruvalcaba... en la vida se puede ser todo menos un comepollas presumiendo que eres un Riquelme en la final de la Copa Libertadores, un Maradona defendiendo el uso de drogas; en la vida se puede ser de todo, menos un imbécil que se atiene a las victorias de Brasil del pasado; se puede ser de todo, menos un alemán cobarde en la cancha, en esta vida se puede ser de todo... desgraciadamente el mundo esta lleno de lo antes descrito.
Al leer esto pedirán una crítica personal y aquí va:
Yo que quise ser tu Riquelme en medio campo,
tu Bielsa para táctica y estrategia,
tu Benedetti para enamorarte con cada suspiro,
tu Santos contra Chivas del 93,
tu Toros Neza de Enrique Meza,
tu Matute Morales, tu todo terreno del Cuchillo Herrera...
Tu Fante insultándote porque no me amas,
tu Dostoievski con su confundida cordura
tu Hemingway español...
Tu Lux Interior conduciendo por una carretera triste y desolada,
donde cuervos habitan sin ser interrumpidos, menos cuando una llanta rechine
producto del comportamiento de un conductor ebrio;
tu Johny Cash cantando "Because you are mine I walk the line";
el padre de tu Elvis regalándote un Cadillac Fleetwood 60.
Todo eso, si hubiese sido titular, pero como Rivaldo en el Barcelona:
un falso 10 nunca está demás, sobretodo en este mundo carente de estrellas.
El Sek
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