y los mendigos se multiplican
como una epidemia molesta
A cada esquina
un alma desabrigada
a punto
de romperse
Durmiendo a primera hora de la tarde
cuando la ciudad es un avispero
Durmiendo a primera hora
porque de madrugada ya solo duermen
los que lograron cruzar los límites
del sueño eterno
Ahora los ves,
pero no te engañes
siempre estuvieron allí
aunque el otoño los maquillara.
Eusebio Priego
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