«Considero que la mejor definición de este libro es precisamente esa que da de sí Felipe Zapico: una desobediencia compulsiva. Pues pararse a observar, ya sea con la imagen o la palabra, es desobedecer a los tiempos que nos impelen a obviar los detalles, hoy en día muy claros, de la debacle occidental (...). Pocos son los que se detienen a admirar algo, interpretarlo, dejar que una imagen se descomponga en su cerebro, se asiente y construya un algo dentro de ellos, una pequeña historia».
Alfonso Xen Rabanal
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