sábado, 16 de mayo de 2009

SAM CHERRY está tomando una cerveza con BUKOWSKI by Carla Badillo.




Estoy triste (y paradójicamente ayer empezaba mi post diciendo lo contrario). Hace unos minutos llegué de mi ensayo de danza, y al abrir mi correo encontré un mail de mi querido amigo el poeta Neeli Chercovski. Me emocioné mucho pues con Neeli mantenemos comunicación permanente, pero hace una semana que no me escribía nada, lo cual me extrañó; así que en la mañana le envié una carta en la que le saludaba y aprovechaba para felicitarle por la exposición que hace poco presentó su padre Sam Cherry en la Galería Track 16 de Santa Mónica, en Los Ángeles, California. Cherry (una de las personalidades más interesantes del mundo artístico y de la escena bohemia de San Francisco y Los Ángeles, desde la década de los 40, fotógrafo de figuras históricas como César Chavez y Jerry Brown y de los escritores de la generación beat; pero sobretodo de alguien con quien, tanto Sam como Neeli, llegaron a ser muy buenos amigos hasta el final: Charles Bukowski. Y fue precisamente el viejo Buk la figura central de esa exposición, un recorrido histórico que mostraba los momentos más íntimos del venerable Hijo de Satanás.

Neeli me había contado hace un par de semanas que la exposición fue muy especial, incluso me envió un video de la apertura en la Galería y me habló sobre la posibilidad de que la exposición avance a Frisco el próximo verano, y que estaba deseoso de que yo conociera a su padre. "Él te va a adorar", me decía. Y precisamente hoy yo le hablaba a Neeli sobre mi expectativa y mi emoción frente a la posibiliad de conocer a Sam...
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Sam ha muerto.
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A sus 95 años se ha ido. Y estoy segura que habrá guardado su cámara en algún pliegue de su cuerpo para seguir -donde sea que se encuentre- desafiando a la oscuridad. Sam debe estar bien, la joda, como siempre, es para los que se quedan. Y aunque de alguna manera Sam tenía una edad avanzada, no deja de golpear la noticia. Sobre todo hoy, que iba a hablar sobre él y nuestro próximo encuentro. Sam en realidad murió hace varios días (ahora entiendo el silencio de Neeli). Pero apenas me enteré hoy, a través de su carta que comienza así:
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"Carla, dear friend:
I am sorry to report that my father. aged ninety five remember, died last week. we buried him on a hillside in Los Angeles and laid the ashes of his dog Ditto in the coffin.
He would have LOVED YOU, POETA..
Will send along some of the poems I wrote after his passing. (...)

("Carla, querida amiga:
Lamento informarte que mi padre -de noventa y cinco años, recuerdas-, murió la semana pasada. Lo enterramos en una ladera en Los Ángeles y colocamos las cenizas de su perro Ditto en el ataúd.
Él te habría AMADO, POETA.
Te enviáré algunos de los poemas que escribí luego de su muerte.")

No puedo evitarlo. La noticia me cae como un cubo de hielo en la cabeza. Se me escapan un par de lágrimas. Me siento muy extraña, tengo una sensación de letargo que no logro disipar. Y es que es muy paradójico, en la carta que le envié en la mañana, además de decirle todo lo que pensaba sobre su padre, le decía que la siguiente entrada en mi blog se la dedicaría a Sam, y que publicaría también el video en el que Neeli habla sobre él y las anécdotas con Bukowski. Además de las fotos que tomé sobre las fotos que a su vez Sam le sacó al viejo Hank (qué locura, cada foto tiene una historia interesante).

Pero ahora me encuentro hablando de su muerte. Ay, cómo me gustaría acompañar en estos momentos a Neeli. Jack y Aggie están ahora mismo en Italia y JC (su pareja) creo que está en Filipinas. De todas maneras creo que no estará solo. Pero imagino cómo la estará pasando. Neeli adoraba a su padre. Cómo y cuánto me hablaba de él. Recuerdo nítidamente aquellas tardes en las que me indicaba las fotos que su padre le sacó al viejo Buk, y que son las más conocidas, las que ruedan por todo el mundo; pero también las otras, las que jamás han sido publicadas y aquellas que acompañan las primeras ediciones del buen Charles.

Tengo retumbando en mi cabeza esa penúltima frase de Neeli: "Él te habría, AMADO, POETA", y yo estoy segura que hubiese sentido lo mismo por él. Sé que este post queda en deuda, está incompleto, pero no tengo muchas fuerzas, otro día hablaré de todo ese mundo que era Sam, por ahora prefiero imaginarlo con su cámara, fotografiando a los amigos que se le adelantaron. Captando la seriedad de Burroughs o la tierna agresividad de Corso. Ahí está Sam, apretando el gatillo y Ginsberg aullándole al flash. Mientras Kerouac se deja robar el alma en el cuarto oscuro de una carretera fantasma. Imagino a todos ellos. Sí. Pero sobretodo, imagino a Sam ahora mismo sentado junto a Bukowski, bebiendo una cerveza y cantando a los perros infernales que cruzan en la oscuridad como cometas.
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A tu memoria, querido Sam, nuestra cita seguirá pendiente.
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Carla Badillo Coronado, del blog Mujer en Tierra Firme.

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