jueves, 1 de junio de 2023

LA CASA ILUMINADA: Carmen Nuevo Fernández.




DIME AL MENOS QUIÉN FUISTE

Y si nada sucediese al extinguirse el azul,
el inusual y leve azul de los cielos
tan extrañamente despejados.
Y si la luz del estanque temblase moribunda,
una vez más al anochecer
como el más certero abrazo
de los designios líquidos.

Y si el rumor de los vientos nocturnos
apaciguase la ira de los frutos agazapados
y salvajes.
Y si la luz de las lámparas no hubiese sido tan solo
un padre discurriendo sucesivo como un código,
un rastro en una pizarra o una demolición.

Dime al menos, ocaso azabache, quién fuiste
para saber apenas quién soy.


LA MORADA VACÍA

Duele mirar con ojos de espino la morada vacía al amparo 
de la hiedra.
Recorrer las estancias con el duelo de los ángulos cortados,
intuir aún tu presencia como un mediodía de geranios luminosos
que esperan la humedad en tus manos.
Abrir los armarios buscando tu orden como un tesoro,
a pesar del rumor extinguido de la sombra y
del convencimiento de que ya nunca regresarás.
Hasta los espejos vacíos a los que me asomo
en la penumbra se interrogan por esos deseos
incapaces de devorar las distancias.
Inútil buscar tu voz de oro en el fondo de los baúles
y ahogar el grito que me quema como una llama,
porque a esta hora
las maderas crujen y sangran
como el más fatídico de todos los ponientes.


LA CASA ILUMINADA

Y si te perdieses
continúa con paso firme a través de la noche
hasta hallar
             la casa iluminada.
Juro que desde algún lugar
mi sombra se volverá rastro,
mi alma,
          piedras muy verdes.


Carmen Nuevo Fernández, de La casa iluminada (Los libros del Mississippi, 2021).


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