«En 2003, ‘Todas putas’ causó un revuelo descomunal al contener relatos cómicos con cuestiones muy serias. PSOE y CIU presentaron en el Parlamento Europeo una moción de censura para que el libro fuera prohibido (sin conseguirlo, afortunadamente). ‘Todas Putas’ y su secuela ‘Putas es Poco’, fueron obras tachadas erróneamente de hacer apología de la violación y de la pederastia.
Ahora, Dolmen Editorial reedita ambas obras y lanza además un tercer volumen con nuevos cuentos sátiros y satíricos: ‘Putas os quiero’. Veinte cuentos de Hernán Migoya donde se repasan con humor la eterna guerra de los sexos y el panorama actual de relaciones moralmente aceptadas que, entre nuevos avances (una sexualidad mucho más diversa y tolerante) y viejos retrocesos (un concepto gubernamental puritano y casi victoriano del sexo), deja el asunto casi igual que estaba: no sabiéndose cómo lidiar con el antagonismo que parece marcar la relación entre géneros.
En esta nueva entrega, seguramente la mejor de todas, con un lenguaje ácido y directo “marca de la casa”, Migoya desentraña tabúes y prejuicios con una nueva andanada de relatos que van de la sátira a la fantasía e incluso el terror: un violador que pretende convencernos de que un “no” no es “no”; un presentador de telebasura que cree que adoptando un bebé negro quedará redimido de todos sus atropellos y vilezas diarias en los platós; un panoli español que acaba seducido y violado por su suegra latina; un niño que se venga de su profesora «pidiéndosela» para su cumple; un hetero que termina enamorado de una transexual porque la encuentra mucho más femenina que la «nueva mujer»…
¿Somos una sociedad libre o no? Para Hernán Migoya (que posa como modelo en las tres portadas, dejando claro que el autor sabe reírse también de sí mismo), solo la ficción nos hará libres. Únicamente la ficción nos permite explorar todos los tabúes y represiones que se están imponiendo en este nuevo modelo que el progresismo ha tomado a pies juntillas del conservadurismo puritano estadounidense. En la ficción (todavía) se puede debatir, mientras la realidad impone un mundo que ya no lo permite.
Frente a la estulticia y el fanatismo, siempre nos queda la opción de leer: leamos ahora ‘Putas os quiero’, luego opinemos…
Antes de que lo prohíban».
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