viernes, 28 de agosto de 2020

USAIN BOLT A SU HIJO por VÍCTOR PÉREZ



No se trata de ser poeta ni de ser poema sino de salir a emborracharte por ahí para poder mirar el mundo con inocencia y si acaso intentar romperle el corazón a algún camarero viejo y despistado con esas viejas profecías tuyas de toda la vida mezcladas con tu historial amatorio y acabar la noche deshuesado en la cama de una pensión con los güevos volados a tiros y una amapola en la boca. Efectivamente. Se trata de que algo o alguien decida convertir tu cuerpo en un hermoso gajo de amor solitario y odio épico y elemental que todos terminarán olvidando, un hermoso gajo precipitado hacia lo que hubo antes de la poesía y lo que vendrá después de la poesía y que no puedas hablar ni escribir jamás de ello. Sí se puede.

Víctor Pérez


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