viernes, 9 de agosto de 2013

EL PARAÍSO Y EL INFIERNO por Pepe Pereza.


Se miró en el espejo. Tristeza. Forzó una sonrisa. No sirvió de nada, sus ojos siguieron reflejando la misma amargura. No estaba triste, de hecho, en esos momentos se sentía más bien contento, pero por muy feliz que se sintiera su rostro siempre reflejaba lo contrario. Forzó aún más la sonrisa, hasta que el gesto pasó a ser una mueca. No había manera. Su cara era la de un amargado hiciese lo que hiciese. Abrió el grifo y se enjabonó el pene. Lo frotó expandiendo el jabón por el glande y eliminó la espuma vertiendo agua con las manos. Se secó y salió del baño.

Allí estaba ella. Sobre la cama. Esperándole con la falda levantada por encima de las caderas: exhibiendo su joven culo. Fue como morirse y entrar en el paraíso. Aquella visión hizo que su podrida existencia hubiera merecido la pena. Todas sus frustraciones, castigos, miserias, días mediocres… Todo cobró un sentido místico, casi divino. Se postró de rodillas y besó aquellas nalgas. Luego se incorporó y buscó sus labios. Las lenguas se retorcieron. Ella cogió su pene. Lamió y chupó. Él la observó anonadado. Registró en su cabeza cada movimiento. Supo que cuando le llegase la hora recordaría esos momentos de éxtasis. Con esos recuerdos podría mirar directamente a la muerte sin temor. El juicio final iba ser un juego de niños. Ella siguió succionando un rato más. Luego montó sobre él. Inmediatamente y sin poder evitarlo, eyaculó. Fue breve. Demasiado breve. La sangre que mantenía erecto su pene fluyó a otras partes del cuerpo. Se levantó de la cama y se vistió. Estaba decepcionado consigo mismo. Dejó unos billetes sobre la mesilla y salió de la habitación. Esta vez sí, con el ánimo en sintonía con su careto. No iba a ser tan fácil reírse de la muerte.


Pepe Pereza, de Esquinas (Lupercalia Ediciones, 2013).

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Pepe Pereza, Guijuelo (Salamanca), 17 de Julio de 1964, que ya publicó Relatos del humo (y hachís) en 2012, ha escrito ahora, Esquinas, un libro de relatos sobre mujeres; mujeres duras, mujeres tiernas, mujeres apaleadas y humilladas, mujeres fuertes, mujeres-puta, y los hombres que las rodean. La jodida condición humana. Y nada como el sexo crudo para ver esa condición.


2 comentarios:

pepe pereza dijo...

Gracias bro.

Fedex dijo...

IMPECABLE,COMO SIEMPRE. SALUDOS DESDE EL OTRO LADO DEL ATLÁNTICO.