DIZZY
Dicen que
cuando le doblaron
el instrumento en una bronca de club
lo miró con su ojos globosos
como si lo viera por primera vez o con asombro
y se lo puso en los labios divertido
y con curiosidad sopló
desplegando las velas enormes de sus mofletes
y le gustó tanto el nuevo sonido que casi se puso a bailar
ante el energúmeno atónito que un minuto antes
estuvo a punto de matarlo y desde entonces
el gran showman del jazz tocaba siempre
con su trompeta deforme
tan contento de izar
el bob al viento
PASTORIUS
PASTORIUS
Aquella noche
en el Midnght Bottle Club
estaban los tres fulanos de siempre
jugando al billar y algún que otro borracho
abrevando gin o whisky aguado.
Muchos de los habituales
se habían largado,
en la caja había unos dolares,
hacía calor.
Nada digno de mención,
a no ser la bronca en la puerta
-una más-
cuando un tipo quiso entrar al garito
y al matón y animal de Luc
-portero del antro-
no le gustó su jeta o su pelo largo
o que le dijera que dejara paso
al mejor bajista del mundo
y fue entonces cuando
por fastidio o aburrimiento
a golpes de kárate
lo mandó a la morgue
con el cráneo
roto.
MINGUS
Tocaba el instrumento
como si estuviera domándolo
peleándose con las cuerdas
con los músicos con el público
con una mosca
que osaba volar curioseando.
Bufaba con ferocidad
manoteaba en las tripas de la música
hasta empaparse de sonidos
y solo entonces
brutal, sudoroso y exhausto
agarraba el contrabajo
lo cargaba
como a un cerdo abierto,
se daba media vuelta
y se iba gruñendo
de felicidad.
DOMINGO LÓPEZ
2 comentarios:
Domingo,
Tus poemas hablan de tres monstruos de la música, de anécdotas en sus vidas, del final del gran Pastorius por la brutalidad de un portero de “Nigth Club”.
En Mingus y Dizzy, la brutalidad, la plasmas en ellos mismos al hcer sonar sus instrumentos.
Hermosos y conmovedores. Bravo,
Ann@ Genovés
Domingo,
Tus poemas hablan de tres monstruos de la música, de anécdotas en sus vidas, del final del gran Pastorius por la brutalidad de un portero de “Nigth Club”.
En Mingus y Dizzy, la brutalidad, la plasmas en ellos mismos al hcer sonar sus instrumentos.
Hermosos y conmovedores. Bravo,
Ann@ Genovés
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