37 hijos de Satanás brindan a la salud de Bukowski en un libro que dejará una resaca brutal
jueves, 31 de enero de 2008
WALT WHITMAN. Canto de mí mismo.
KLAUS KINSKI, esa bestia vital, por J. M. Vara.
Uno de los libros que han vuelto a atraer magnéticamente mi atención es el de Klaus Kinski: Yo necesito amor. Conocí a Klaus (el actor) a través de un ciclo de la 2, -cuando no había tantas cadenas para elegir-, dedicado al director de cine Werner Herzog. Películas como Aguirre, la cólera de Dios, Fiztcarraldo, y Woyzeck me impactaron poderosamente y crearon en mi mente una malsana adicción por todo ese tipo de películas que se alejaban del star system americano. A partir de ese momento, me introduje en el submundo del cine de autor.
Después de las películas me encontré con el libro de Kinski, autobiografía visceral del año 1991, publicada por Tusquets en mayo del 92 (yo compré el libro en agosto de ese mismo año), en la que desde el principio nos introduce,- a través de una representación teatral sobre Jesucristo-, en su pasión arrebatadora por la vida y sobre todo por las mujeres, en la búsqueda de un amor que cubra carencias que agrietaron su infancia; también nos habla de sus comienzos como actor, de sus hijos... "Una confesión descarada y escandalosamente íntima, escrita sin temor ni pudor, un escalofriante testimonio de un hombre exasperado, a la búsqueda incansable de un afecto que jamás supo o conseguir o conservar, y cuya ansiedad acabó resolviendo siempre, a cada instante, en sexo, sexo a secas, sin rodeos, sin máscaras, en todas sus posibles facetas, hasta sus últimas consecuencias, desde las más triviales y fortuitas hasta las más violentas y sórdidas. La obsesión de Kinski por el sexo sólo es comparable a la adicción del heroinómano. Vida y sexo no son sino una y única cosa".
Kinski nos habla también del cine, de las películas. Cine que deviene en instrumento para ganar dinero, poco más. Su relación de amor/odio con Herzog ocupa algunas páginas, al igual que las películas que realizó con él, que, casualmente, fueron las que le dieron el prestigio que como actor tiene.
"La compleja (y fascinante) relación creativa entre Herzog y Kinski, llevó al director a realizar en 1999 (8 años después de la muerte de Kinski) el documental Mein Liebster Feind (Mi querido enemigo). Mein Liebster Feind combina imágenes de archivo (como las del happening mesiánico), making off de varias de sus películas (impagable el barco de Fitzcarraldo a la deriva), entrevistas, y narraciones en primera persona".
Desde el inicio del libro, Kinski se zambulle sobre la página en blanco con la osadía del kamikaze emocional y parece mudar de piel para mostrar todo su yo visceral; se podría decir como apuntan certeramente en un blog dedicado a su persona que "realiza una autopsia de sí mismo en vida". Este ejercicio lo realiza de forma natural y sincera, de tal manera que se ofrece en sacrificio en más de una ocasión.
La dedicatoria inicial del libro casi lo expresa todo:
"Para mi hijo Nanhoi, al que amo por encima de todo"
"En noviembre de 1991, el actor Klaus Kinski fue encontrado sin vida en su casa de California, cuando, al parecer, llevaba muerto más de veinticuatro horas. Pocos creyeron que Kinski falleciera realmente por causas naturales. En efecto, alguien que dice de sí mismo ‘soy como una bestia con uñas. Si no fuera actor, me habría convertido en asesino o mártir’ no puede morir como todo el mundo. Estas memorias nos aclaran la razón profunda, casi intolerable, de su extraño comportamiento".
Cierro los ojos después de dejar el libro autobiográfico de Kinski sobre la mesilla de noche. Hay que tenerlos bien puestos para escribir desde el interior y sacarlo todo sin censuras de ningún tipo. Hay que tenerlos bien puestos. Luego, en una especie de trance delirante, imagino a Klaus Kinski andando hacia mí entre la bruma… vestido de blanco y con sombrero también blanco. Tras él, la espesura de la selva y un enorme y majestuoso barco arrastrado por indígenas de camino hacia el centro mismo de la locura. Así me lo imagino. Luego, dejo de imaginar.
Fundido en blanco.
Manuel Vilas on the road
29. LLUIS PONS MORA
- Lluís Pons Mora (Mallorca, 1981)
- Es autor del poemario Barrio de hielo (2004). Ha colaborado en las antologías Tripulantes. Nuevas aventuras de Vinalia Trippers (2007) y La Venganza del Inca. Antología de poemas con cocaína (2007). Acaba de dirigir la antología Qué nos han hecho (2008), que aparecerá en breve
miércoles, 30 de enero de 2008
POESÍA PARA BACTERIAS
NO ME VAS A ROMPER, 1 poema de Inma Luna.
SEXO, DROGA Y ROCK & ROLL en la poesía.
Sexo, Droga y Rock & Roll en la poesía.
martes, 29 de enero de 2008
LA LIBERTAD EXISTE, 1 poema de Jim Morrison.
OREJA DE ELEFANTE, por Lluis Pons Mora.
L.G. presenta a L.M con énfasis. «Joven maestro poeta, maravilloso, bla, bla, bla.» El susodicho sonríe y saluda. La primera pregunta, resumida, viene a ser: «¿Crees que sin la poesía de Cernuda y Lorca los maricas podrían casarse en nuestro país?» Me cuesta creer lo que acabo de escuchar, y deduzco que al entrevistado le gustan los tíos. ¿Es lo más trascendental que pueden aportar? Se ve que sí. No presto atención a la respuesta. Segunda pregunta, «¿Tu poesía es homosexual o es apta para todos?» ¡Que se caiga el cielo sin no ha preguntado eso! L.G. me estaba decepcionando. Había leído par de libros suyos y me habían parecido que valían la pena, aunque desde un tiempo para acá ya no me gustaban tanto. Esta vez L.M. está en su sitio, le contesta que eso son chorradas.
La conversación pasa al poderío verbal, a la capacidad de síntesis y a las razones por las que dejar de escribir. A mi rudo entender si es algo importante sobre lo que aprender, el poderío verbal y la capacidad de síntesis. En cuanto a los motivos por los que dejar de escribir, sólo se me ocurre uno: dejar de ser escritor, y no lo entiendo. Escritor o poeta, que siempre los separan.
L.G. le pide a L.M. que se dirija al atril y lea algo para despedirse. La gente aplaude. El poema es aceptable, pero le falta agresividad. Quiso escribir algo duro pero no se quiso pringar. Así no vale. También es verdad que el tipo no lee muy bien, va de místico o algo así, lento, alargando el final de los versos, perdiendo tiempo entre ellos. Vuelven los aplausos y se va, y la cámara enfoca a otro presentador. Comprendo entonces que no se trataba de un programa de literatura, sino de un espacio dentro de un espectáculo semanal de otras historias.
Cambio de canal y aparece una escena de dos soldados refugiándose de la lluvia en un coche destrozado, uno de ellos está herido en el pecho y el brazo, el otro se arrima a él y dice «Sé que la quieres.», entonces el herido muere y yo cambio de canal. Que se joda.
Es posible que compre algún libro de L.M., anoté tres títulos, quizás merezca el esfuerzo. En cuanto a L.G. no puedo decir lo mismo, lo hacía más ágil, más vivo, pensé que marcaba más diferencias. Ya ves, L.G., cagada. Probablemente hayas ayudado a que lea un nuevo autor, puedes alegar a tu favor que con eso te basta, pero también has conseguido que deje de leerte. No es nada personal. Es inevitable. Uno menos. Aunque sé que te la suda, tienes pasta.
En el canal que he dejado dan la previsión meteorológica de todo el mundo. Van por África, que gran continente. Aún no lo he pisado, pero me llama su gente, sus colores y sus vidas. Me gusta ver en los mapas ese pedrusco inmenso con forma de oreja de elefante.
Observo sol en Rabat, El Cairo y Luanda. Tormenta en Dakar, Lagos, Nairobi. El resto nubes. Más o menos. Mastico un puñado de cacahuetes con cáscara y me trago la sal. De un gran buche me acabo el cubata. Caigo en la cuenta de que se ha terminado la tónica, maldigo al mundo y la anoto en la lista de la compra. En ese momento recibo un mensaje en el teléfono móvil, de Abraham, una foto de una cara, un primer plano horrible, posiblemente de alguna película. Recuerdo que me dijo que estaba de vacaciones y que hoy se iba a la Gomera. En cualquier caso ese maníaco cabrón debe de estar borracho.
Lo echo de menos.
Apago la tele, el móvil y el ventilador.
Estoy hasta los huevos de todos esos trastos.
THE DOORS by Silvia D.Chica
lunes, 28 de enero de 2008
CONFESIÓN Y LAGARTOS by Safrika
Hacerme la ramera, entre las sombras
Trasnochar o distinguirme
Como una neutral madre
Supurando
Bondad
Beldad
Y diligencia.
Una operación quirúrgica a la ciudad
Tambaleándose contra el pronóstico
De meteorólogos y capullos.
Declino esas invitaciones
A fiestas
Lecturas intelectuales
Y cafés con guionistas guarros
(con flequillo y peine
en el bolso)
EL FLOTADOR, 1 poema de David González.
28. NACHO ABAD
- Nacho Abad (León, 1980)
- Es autor de los poemarios De las palabras palomas (2001) y Comunicado (2006). Ha sido incluido en distintas antologías, como Escrito en el año de la fiebre (2006) y Tripulantes. Nuevas aventuras de Vinalia Trippers (2007)
domingo, 27 de enero de 2008
SOBRE LA COMPETENCIA, por Charles Bukowski.
sábado, 26 de enero de 2008
AMOR POR LOS SUELOS. 1 Poema de Lucas Rodríguez.
JUSTINE by Jess Franco
viernes, 25 de enero de 2008
LA NEGOCIACIÓN, por Pérez Pérez.
De verdad os digo
que fui a la negociación
dispuesto
a entregarlo todo
en aras del pleno empleo.
Y allí estaba él,
con su corbata de aldeas infantiles
y su sonrisa fluorada
de empastes estéticos
Y allí estaba yo,
con mi boca desdentada
dispuesta a comerse todas las pollas
del mundo.
Nos dimos las manos
y en nuestra igualdad
uno parecía más igual que el otro.
El día era soleado
-como en Biafra-
y en mi alegría por la reforma
puse en oferta mi cuerpo
digna de las rebajas de los almacenes
superdescuento
Y tras un silencio me miraron
sobre su hombro impoluto de caspa
y hablaron
modulando como aprendieron en los
mejores colegios
Es que
nunca seremos tan competitivos
como los niños de Malasia
Claro,
y yo perdí mis brazos y piernas
por el maquillaje de la señorita Pepis,
y después los ojos
y las orejas
y bebí del caliz del fin de la historia
emborrachándome
antes de que mi boca callara.
Sólo quedó mi nariz
y además
estaba constipada
Entonces sucedió lo inevitable
Él sacó su pañuelo de marca
y entre flashes
me practicó una delicada extracción
de mucosas nasales.
¡Ay!
Ya puedo oler el aroma tierno a mierda
de los titulares del telediario
y cómo se congratulaban los medios
ante la nueva era de estabilidad
que nos esperaba
Se olvidaron decir,
que yo debía lavar el pañuelo.
Después de la negociación aumentó
la prostitución
y el número de ahorcados suicidas
cuyo semen inútil
estaba contaminado por los pesticidas
del desarrollo.
Y el empleo según el INEM
se había normalizado
con ligeras subidas en períodos estivales.
¡Que maravillosos
los parques temáticos de todo a cien!
¡Y cómo se acumulan las figuritas kitch
sobre la televisión!
¡Qué esplendor
el de los contenedores de basura!
¡Y qué legión de hombres fregona
lavan los güevos disciplinadamente
a tantos hombres de bien!
¡Oh!
Si alguna vez os llamé parásitos
embrutecidos y acomodados entre las plusvalías
me retracto
ante la senda del libre cambio
y la coyuntura más favorable en bolsa.
Mientras, afilo los dientes
y sazono a mis niños
antes de recalentarlos en el microondas.
Enciendo la televisión
Y comprendo balompédicamente
que soy el culpable
de las crisis cíclicas.
Pago por respirar y por un poco de sol,
y antes de inmolarme
doy gracias a la propiedad.
Muero crucificado sobre un Mercedes
y mártir de las llaves del coche
expiro
entonando moribundo
los cantos pop y ruego
que el capital
se perpetúe
y se multiplique a sí mismo
Silencio,
ya no hay mundos en tecnicolor
ni sanatorios mentales
ni centros de formación
sólo el incesante latir de la Minipimer.
Última voluntad:
Si acaso la fortuna llegara tras mi muerte
quisiera, si no es mucho pedir
que mis cenizas
orbitaran alrededor de la tierra
en el interior
de una bolsa del corte inglés.
La negociación es el primer librito económico de poesía social escrito por Pérez Pérez (también conocido como Elvis Pérez, El Cosmonauta eléctrico o Terrible hechizero anarquista) un ensobrador de propaganda electoral contratado por la ETT de turno. Actualmente se encuentra en paradero desconocido tras enviar por fax este enigmático mensaje: "Pese a quien pese continuaré con mi original obra."
3 Poemas de Sor Kampana
Estos poemas del hijo de Satanás Sor Kampana pertenecen a sus libros Versos perversos/Depreversos y Poesía asfáltica de confusión y fueron incluidos en el monográfico sobre locura del fanzine digital Borraska
Perversos
EL PERTURBADO DEMENTE que habita
mi voz crispa tus nervios arrasa tus huesos escupe
en tu boca EL PERTURBADO DEMENTE
que habita mi voz crispa tus nervios arrasa tus
huesos escupe en tu boca EL PERTURBADO
DEMENTE que habita mi voz crispa
EL PERTURBADO DEMENTE
que habita mi voz
crispa tus nervios
arrasa tus huesos
escupe en tu boca.
tus nervios arrasa tus huesos escupe en tu boca EL
PERTURBADO DEMENTE que habita mi voz
crispa tus nervios arrasa tus huesos escupe en tu
boca EL PERTURBADO DEMENTE que
habita mi voz crispa tus nervios arrasa tus huesos
escupe en tu boca
Depreversos
o debilidad mental,
espectros en una noche
llena de posturas inconclusas,
apocalípticas máscaras
heridas por la vida,
viviendo una eternidad
maldita por su humanidad
Poesía asfáltica de confusión
ven la televisión,
sus carcajadas resuenan
ingrávidas,
su arma es una máscara;
la de los cuerdos
una baraja y la mentira:
las inmensas posibilidades de la cirugía.
La vida privada de Hitler. Patxi Irurzun
1944:
(Cuento incluido en La polla más grande del mundo)
Aquella mañana, mientras en Auschwitz volvía a caer una fina lluvia de cenizas, Adolf Hitler amaneció de buen humor. La noche anterior había conciliado el sueño con una nueva mezcla de píldoras —estricnina y belladona— del doctor Morell y no hubo desvelos, no apareció Geli, su amante sobrina, con la cabeza reducida a un cuajarón de sangre, ni su estómago malherido exprimió con sus retorcijones el recuerdo del hambre, en la pensión de Viena, cuando era joven.
Durante el desayuno, cuando Eva Braun le sirvió el acostumbrado segundo tazón, pudo ver en su bigotito rectangular, serpenteando como trémulos gusanos, varias gotas de leche. En momentos así Eva se sentía parte de la historia, pues sólo ella conocía detalles íntimos como ése, o los violentos arrebatos en la alcoba, cuando su pito, ¡Heil Hitler!, se negaba a alzarse. Su nombre permanecería siempre unido al de Adolf Hitler porque debía sepultar en un búnker el secreto de sus miserias domésticas. Aunque a veces él parecía mostrar más cariño por la perra Blondi, que aquella mañana excepcionalmente se había tumbado a sus pies y a la cual el führer introducía una y otra vez el dedo índice en la vagina.
Tras el desayuno Hitler se reunió con su Reichmariscal, Goering.
—Tengo que enseñarte algo, Hermann —le dijo, y se dirigieron a la sala de los cuadros, donde había colgado un nuevo lienzo en el que aparecían tres mujeres rubias y desnudas, voluptuosamente ociosas. Hitler se regodeó observando cómo Goering enrojecía de rabia. Quizás Hermann se paseara vestido en sedas blancas, coronado con la cornamenta de un alce por su palacio campestre entre las obras de arte que sus hombres saqueaban de los principales museos de Europa, pero el Führer continuaba siendo él.
—Maravilloso— hubo de reconocer el Reichmariscal.
Hitler se pasmó una vez más al admirar la palidez marmórea de la piel de las muchachas e imaginó que posaba sus manos sobre ella y que al retirarlas se dibujaba una huella encarnada, como las marcas sanguinolentas del látigo cuando azotaba las compactas nalgas de Geli... Repentinamente se sintió incómodo, como si Goering profanara su altar o pudiera descubrir las pequeñas gotitas amarillentas de semen sobre el lienzo, con las cuales ofrendaba el recuerdo de su sobrina algunas noches de, cada vez más esforzado, frenesí pajillero.
—Déjame solo, Hermann—le pidió.
Estuvo en la sala hasta la hora de comer. Himmler le telefoneó cuando daba cuenta de su ensalada, plagándola de bichitos muertos con sus cifras de deportados, eliminados...
—Estúpido— pensó. Desconfiaba de su eficacia y su sumisión casi tanto como de la arrogancia de Goering. Incluso creía que había sido Himmler quien hiciera correr aquellos rumores sobre el pasado incestuoso de su familia o sobre las salpicaduras de sangre hebrea en sus venas y creía que, llegado el caso, sería capaz de enviarle a él, al mismísimo Führer, a la cámara de gas.
Afortunadamente, a media tarde le visitó Joseph Goebbels, su fiel ministro de propaganda. Vieron varias películas de Mickey Mouse. Joseph se descalzó y reposó sus pies doloridos sobre una butaca. Hitler se fijó en el muñón del derecho, como el impúdico puño de un bolchevique, y sintió una solidaridad entre aquella tara y su único testículo. Le agradaban esos momentos de intimidad, los dos solos y a oscuras, compartiendo sus risas hasta tal punto que cuando Joseph se despidió ("Tengo que irme, Magda ha preparado pavo esta noche") sintió una leve repugnancia, no sabía si por el pavo y sus prejuicios vegetarianos o por Magda, a la que envidiaba en secreto.
Consultó el reloj: las 8, la hora en que recibía a Morell. Salió al pasillo. Todo estaba en silencio.
Hitler, sin embargo, lo necesitaba, así que se remangó la camisa y se tumbó en la camilla. Su voluntad se concentró en la aguja. La morfina había convertido a un curandero, a un charlatán de feria en el médico de confianza del führer. Poco a poco, oleadas como la eyaculación lenta de mil querubines, le mecieron dulcemente hasta el final arcoirisado de aquel día, de nuevo en casa, con el trabajo cumplido y la narcótica ilusión de que quería a Eva Braun, la cual le servía la cena, mientras la fiel Blondi tendía su vagina a sus pies; incapaz de imaginar que un día probaría con la perra el mismo veneno con el que él se suicidaría, y que el fúnebre regalo de bodas para la abnegada Eva sería el mismo que hiciera tiempo atrás a Geli, su sobrina, la única mujer, el único ser humano por el que sintió algo remotamente parecido al amor: la pistola con la que se voló los sesos.
jueves, 24 de enero de 2008
PATXI & VICENTE en MADRID: 2-2-2008.
UNA TARDE, por Raymond Carver.
ERIC SAAR: Sobre Guantánamo.
Esta tarde, Alfonso Rabanal ha subido a su blog http://elbluesdeluzazul.blogspot.com/ la traducción que he hecho de una entrevista a Eric Saar, antiguo lingüista militar en Guantánamo, en la que este relata parte de su experiencia en el campo de detenidos.
Alfonso y yo hemos estimado más oportuno publicar esta traducción en su blog, un blog literario, y no en otro tipo de web, por varios motivos que se explican en el prólogo que precede a la entrevista.
Se trata, por lo que yo sé, de la única entrevista en castellano a Saar que se puede encontrar en Internet y aporta información que no es nueva pero sí importante sobre el caso de los detenidos en Guantánamo.
Os invitamos a que leáis y enlacéis la entrevista desde vuestros blogs:
http://elbluesdeluzazul.blogspot.com/2008/01/entrevista-con-eric-saar-sobre.html
Saludos,
David Mardaras.
MARC Y EL POLICÍA, por José Sbarra.
La Protesta, Buenos Aires, 1987
MARC Y EL POLICÍA
-¿Cómo se llama?
-¿Usted es policía o algo así?
-Algo así.
-Y, dígame, "Algo así", ¿usted cree que decirle mi nombre me dará una razón para vivir?
-. Las preguntas las hago yo.
-¡Guau!, igual que en las series de televisión, oficial.
-No soy un oficial. Dígame cómo se llama
-Marc. Para los amigos: La Sucia Rata.
-¿Por qué quiso arrojarse bajo las ruedas de ese tren en marcha?
-Si hubiese intentado arrojarme bajo las ruedas de un tren detenido, mi caso seria mucho más grave, oficial.
-No me llame oficial y responda lo que le pregunta ¿Por qué quiso tirarse bajo un tren?
-Porque quería vivir una experiencia nueva.
-Una experiencia suicida.
-Su sagacidad me impresiona.
-Vea, Marc, usted le ha provocado a los ferrocarriles del estado un gran trastorno.
-Confiaba en que sería el último, oficial.
José Sbarra, fragmento de Marc y el policía.
Nuestra muy querida amiga Arrate nos descubre al escritor argentino José Sbarra y su obra Marc, la sucia rata, de la que extraemos este fragmento para vuestro disfrute. Un autor a tener en cuenta. v.
27. SALVADOR GUTIERREZ SOLIS
- Salvador Gutiérrez Solís (Córdoba, 1968)
- Es autor de las novelas Dictando al Cojo (1996), La sonrisa de Lucía (1997), La Quiniela (1998), El color de la sangre (1998), La novela de un novelista malaleche (1999), El coleccionista (2000), La fiebre del Mercurio (2001), Spin off (2001), Más de cien bestias atrapadas en un punto (2003), El sentimiento cautivo (2005), El batallón de los perdedores (2006) y Guadalajara 2006 (2007), del libro de cuentos Jugadores y coleccionistas (2004) y de la biografía Barnaby Conrad, una pasión española (2007)
miércoles, 23 de enero de 2008
CESARE PAVESE
PARADOXIA, Diario de una depredadora.
A menudo se compara la escritura de Lydia Lunch con la de Hubert Selby, Jr. y Jean Genet. Al leer Paradoxia, se observa también cierto parecido con Dostoievski en la desgarrada protagonista. Las escenas de sexo, repugnantes, recuerdan a Bukowski e incluso a veces al Marqués de Sade. Se la ha comparado con muchos escritores o rockeros iconoclastas, incluso con asesinos. Pero lo más alucinante es que nunca se la ha comparado con otras mujeres.
En el libro de Krafft-Ebing Psychopathia Sexualis, una de las cuatro categorías de la desviación sexual es la paradoxia, es decir, el deseo sexual que se produce en una etapa errónea de la vida, como en la infancia o la vejez. El título del libro de Lunch, que hace referencia a la historia de una niña a la que violaron, convirtiéndola así en una depredadora, es por tanto atrevido y descorazonador. Krafft-Ebing creía que las mujeres eran sexualmente pasivas y carecían de la capacidad de ser sádicas o fetichistas. En ese sentido, cada escena de Paradoxia actúa en contra del reto que plantea su autora, pues muestra una y otra vez los nimios papeles a los que son confinadas las mujeres por el simple hecho de ser mujeres. Lydia Lunch, o su protagonista, no puede follar como un hombre a causa de una desigualdad brutal: no debido a la diferencia de partes corporales, sino por el modo en que las cosas están dispuestas.
La protagonista de Lunch no puede follar como un hombre, pero sí escribir como tal. Ella pertenece tanto al grupo de Blanchot, Bataille y Foucault como al de Selby o Genet. Debido a que es obra de una mujer, una escritura de este tipo, de una verdad brutal y sin medias tintas, resulta todo un acto de desafío. No se trata sólo de un registro del panorama psicosexual reinante entre los componentes de la No Wave, sino de un documento que plantea preguntas importantes sobre el género, el sexo y el abuso. Es cierto que Lunch no se molesta en cambiar los nombres de los personajes (probablemente también se mantenga fiel a los detalles), pero no es tanto una autobiografía como un tratado filosófico. Paradoxia tiene un lugar en la literatura de la depravación.
LYDIA LUNCH: La musa de New York. Por J. M. Vara.
-Eres un jodido hijoputa bastardo que no se merece ni una mamada.
-Pero, Lydia...-acerté a decir balbuceando.
No me dió tiempo a reaccionar y se puso a horcajadas sobre mí. Su coño sobre mi cara. Luego, me obligó a lamer su blasfemia hasta que se corrió entre gritos y gemidos.
Lydia Lunch vino a mi en sueños. Y me jodió, como yo esperaba que hiciera".
José Manuel Vara
Apurando el último Jack Daniels del día.
A continuación se plantea un viaje iniciático e interactivo al universo pantanoso de la Reina de Siam.
La primera pregunta sería la siguiente: ¿Cuándo tengo la primera noticia sobre la existencia de Lydia Lunch?.
La respuesta es fácil, al menos esta vez: la culpa de todo la tuvo Rafa Cervera y el artículo que publicó sobre ella en el Ruta 66 del año 1986. Es decir, hace la ostia de años. Luego, vino lo del Cd titulado "Queen of Siam", original de 1980 y reeditado por UFO records en 1991. Su portada no tiene desperdicio. Y su contenido...Atomic Bongos, Tied and twist, Los banditos, Lady Scarface, Carnival of fat man, Blood of tin... Luego, otro Cd, éste del 87, más melodramático y ambiental: Stinkfist, junto a Clint Ruin y Thurston Moore con los temas: Stinkfist, Meltdown oratorio parts one two and three, Son of Stink y The Crumb.
THE LEGEND OF STINKFIST
In the beginning there was stink.
PULSING, POUNDING, PULPING.
Repetitious and vicious cycles of SEXAMORPHOSIS, HYPNOSIS and TRANCE INDUCTION
PROBING SEXUAL and RITUALISTIC INSTINCTS.
WHEN THE LIFE CYCLE TERMINATES
THE MANTRA WILL CONTINUE IN A CELEBRATION OF THE END.
TO THE END.
THE FINE LINE BETWEEN A LOVE TAP AND MURDER WITH A BLUNT INSTRUMENT.
STINK TO THE STINK AND THE BIGFIST WILL FOLLOW.
Y, en 1992, el recopilatorio triple: "Crimes against Nature". Esto es otra cosa. Esto no lo había visto antes: "Una pura fijación oral".
"Quizás cuando sea una mujer madura monte un local de tres pisos. En cada uno de ellos desarrollaría mis ocupaciones favoritas. En uno ejercería de psicóloga y consejera matrimonial, para luego chantajear a los matrimonios ricos, otra de mis anheladas ocupaciones. A los más indeseables los bajaría a un sótano burdel-clínica sexual, donde bajo severas instrucciones les haría representar el espectro de su realidad alterado por medio de las grotescas fantasías que se les ocurriesen. De ese modo quedarían satisfechos hasta que llegase el momento de otra sesión" (Lydia Lunch, 1983)
Ahí va una brutalidad en verso de la Lunch, mi musa...
el desastre se adhiere como electricidad estática.
corrupta por naturaleza, arquitecta de la muerte muda
lucho sola una corta vida de amargura.
partida en dos, la mente debilitada por los años de abuso.
el deseo de esta enfermedad se rompió y perdió bajo
un montón de mierda.
acarreados por una serie de actos imprudentes, confío
estos crímenes
a la memoria.
una desesperada historia de abuso.
apóstata.
testigo del lecho de muerte, me puedes soltar lo más lejos posible.
en algún lugar donde el río esté seco, escogido y asolado por una nada intemporal.
ni sol. ni nube. ni cuervos que cazar.
ni colores que me recuerden los azules ni el negro ni el rojo.
un lugar donde las canciones se paralizan en sus surcos.
los clolibríes pueden irse al infierno.
ni más chicas que matan ni son matadas,
ni hombres como perros ni muñecos,
ni hablar a voces.
silenciosas alas se abaten
calman mi irritación
borran todos los deseos previos
reemplazan la adicción por la retirada
llaman mi nombre como para vivir cinco días más
desperdiciar cinco años más
besan mis dedos a tu cara.
fracturas limpias, mareo.
el ritual comienza como método de diversión
del síndrome preocupacional.
ojalá pudiera creer en la mutilación como si significase
otra cosa que el hecho de estar aburrida sin mierda.
sin sangre.
martes, 22 de enero de 2008
BOCAZAS. Un relato de Kike Babas ilustrado por Ramone.
En las bienvenidas la pequeña demostraba que la amaba con locura pintándola "mamis" a besos en el pellejo de la piel, abrazando con orgullo su dentadura vieja, apenas suya. En las despedidas se ahogaba en un mar de berrinches y espumarajos que le duraban hasta la siguiente visita. "Es mi madre", gritaba, y la asistenta social callaba ruborizada de pena, admirando el amoroso orgullo vocacional e incondicional de la pequeña. No le asustaban, o no veía la niña, los famélicos fantasmas de la fatalidad que moraban en su madre.
Ahora, que parecía que la Angie se lo estaba burlando.
No se entendía, cómo la Angie se pudo volver a poner, no se entendía. Ahora que por fin lo había dejado. Ahora que su hija. Ahora, con tanto medicamento para ralentizar el sida. Ahora que lo sembrado germinaba. Quizá fue la alegría, se dijo, ya se sabe cómo es el vicio, que llega con las penas pero también con las alegrías.
De la Angie se supo días después que murió por culpa del medicamento que utilizaba para desintoxicarse, que producía somnolencia. Que se durmió al volante, pobriña, que sobró curva.
No tuvo a quien contar el enfermero del Samur, que la había encontrado desnucada sobre el asiento del conductor con los labios pintados de esperanza y un restillo de sueño adherido a la punta de los dedos, al precipicio de las uñas.
1 poema de Sofía Castañón.
nuestra. Y para creerlo
elegimos caminar lo más lejos
de todas esas manos vuestras
con uñas delicadas, iguales
a las de la monja que se murió
de cáncer de pecho -el primer
cadáver será por siempre el mismo-,
iguales
a una muñeca de porcelana cansada
de romperse. Caminamos
hasta encontrar nuevos carteles
y nuevos tipos de cerveza, nuevas
paradas de autobús y otras caras
que no supieran nombres antiguos.
Avanzamos hasta el punto
donde intentamos dibujar el eje
para la ternura, tejernos una manta
y ser tan maravillosos como en las pelis.
Las luces de la gran ciudad nos recordaron
lo mucho que se extraña a los monstruos
cuando dejan de vivir
debajo de la cama.