viernes, 26 de octubre de 2012

FIESTA ORIGAMI en MADRID


Presentación de Editorial Origami

La editorial andaluza Origami presenta sus últimas novedades No es habitual hacer una presentación a la 1 de la tarde. Sin embargo, la editorial Origami aprovechará su paso por Madrid este sábado 27 de octubre para presentar sus últimas publicaciones, invitando a los presentes por cada libro vendido, a una tapa y una consumición. En palabras de Antonio Huerta, director de la editorial, “estamos tanteando nuevas formas de acercar la literatura a gente que en principio no le presta mucha atención, y qué mejor que con unas cañas de por medio”. 

La presentación tendrá lugar en el bar El dinosaurio todavía estaba allí (c/ Lavapiés, 8), y contará con la presencia, además del propio Huerta, de los poetas Ángel Fernández Fernández, Jacob Iglesias, Adriana Bañares, Antonio J. Sánchez y Vicente Muñoz Álvarez, y los narradores Alfonso Xen Rabanal, Vera Zieland y José Ángel Barrueco.

Cuándo sáb, 27 de octubre, 1pm – 3pm GMT+02:00

Dónde El dinosaurio todavía estaba allí (c/ Lavapiés, 8)

CANCIONES DE LA GRAN DERIVA en DIARIO DE LEÓN


Vicente Muñoz recrea ‘Canciones de la gran deriva’ con 13 nuevos poemas

Origami reedita el bautismo de fuego del representante de la contracultura leonesa.

Cristina Fanjul | Diario de León 24/10/2012


Trece años después, Vicente Muñoz Álvarez reedita Canciones de la gran deriva, la obra con la que el poeta cerró un capítulo de su vida. A los versos, publicados en 1999, suma ahora otros trece con los que pone el epílogo a una época que parece más actual que nunca.

Dice David González en el prólogo del libro, que Canciones de la gran deriva es un libro visionario. «Los temas de que trata —la crisis que nos asola sin ir más lejos— siguen vigentes». Es cierto. Todo ha cambiado, pero poco ha mejorado. Y la placidez, el «tedio», por utilizar la palabra con la que Vicente Muñoz describe el ahogo generado por una vida que parece no ir a ninguna parte, se ha convertido en la náusea que provoca saber que dar la espalda a Caribdis supone arriesgarse a caer por el desfiladero de Escila.

«Por supuesto que el mundo sigue a la deriva, el mundo entero está a la deriva, y el poeta... los poetas somos inadaptados en un constante proceso de cuestionamiento», reflexiona el autor, uno de los representantes que con más autoridad se ha convertido en ejemplo de contracultura.

Esperanza

Vicente Muñoz dedica el libro a los que esperan y una página después la frase de Malcolm Lowry —que sirve de dintel a sus versos— le devuelve el reflejo: «A veces me veo como un gran explorador que ha descubierto un país extraordianrio del que jamás podrá regresar para darlo a conocer al mundo. Porque el nombre de esta tierra es infierno»... Trasunto del ‘abandonad toda esperanza’, podríamos continuar nosotros en una nueva página, siguiendo el consejo que abrió a Dante el camino hacia los elíseos.

Y es que esa vida que Vicente Muñoz desechó —«ya vendrán tiempos mejores»— parece no haber cambiado demasiado. Trece años después, superada la racha de universitario en paro y tras haberse hecho un hueco en el mundo de la literatura, nos encontramos con que el autor sigue hablando de futilidad: «Y pese a todo/no logro evitarlo/se me escapa/ el sentido». «Sigue habiendo vacíos», concede el poeta, que subraya que no podría ser de otra manera, porque este es el «sentimiento permanente del ser humano». Y así, del tedio «que quema y asfixia», Vicente Muñoz Álvarez entra en la etapa de los sueños rotos, en la que, como termina otro de sus inéditos, «es fácil fallar y arrojar la toalla». Es el volcán bajo el que el poeta se cobija.

Pero, de momento, Vicente Muñoz trata de cumplir, de reciclarse, de no acobardarse y tener la conciencia tranquila. En menos de un mes presentará un nuevo libro, sobre los vencidos a nivel sentimental. Se llamará Animales perdidos. Una vez más, la creación achicando el agua de la amargura. Pues eso, que, como dice Muñoz Álvarez, ya llegará la poesía.



jueves, 25 de octubre de 2012

Presentación de 'Engaño Progresivo' (Adriana Bañares) en Madrid



 
 
"La poesía de Adriana Bañares es un cuchillo en un campo de rosas rojas, su lírica arremete contra todo lo establecido, incluso contra ella misma con palabras usadas a modo de súplica y condena. La educación que recibió de joven le sirvió para afilar una espada que no cesa en su empeño de cercenar conciencias en este mundo plagado de publicidad e insultos hacia el ciudadano de a pie. Que menos que zambullirse en la poesía de esta joven poeta que carga con dos libros más a sus espaldas, La niña de las naranjas (Ediciones Emilianenses, 2010) y La involución cítrica (Origami, 2011) para darse perfecta cuenta de que el talento y la experiencia no siempre van cogidos de la mano. En su tercer trabajo, Engaño Progresivo (Fundación Jorge Guillén, 2012), Adriana vuelve a la carga combinando la prosa con la poesía convirtiéndolas en una joya de 60 páginas que se lee del tirón, pero que no deja indiferente. Algunas de sus frases son verdaderos estandartes poéticos que enarbola una joven poeta que ha sabido aprender de la vida y de las palabras. Saber conjugar la poesía junto a los miedos más ocultos, los recuerdos de infancia y el, en algunos casos, desafortunado amor, no es tarea fácil y menos para una poeta que ha querido hallar la absolución en la literatura. Redimirse mediante la poesía nunca ha sido tarea fácil. En el poema ‘La primera piedra’ nos podemos dar perfecta cuenta de ello; ‘El cielo hoy…Se adentra en mis ojos, sólo veo frío; se clava en mis uñas, todo tacto es amargo; se posa en mis zapatos, pesado, hasta hundirme en el suelo, hasta la cintura, esperando a que alguien lance la primera piedra”. Se puede apreciar en estas palabras un ansia de revelación y un profundo deseo de renovación, espoleado por unas palabras extremadamente duras pero bellas a su manera, que esperan el impacto de la primera piedra que golpee sin remedio a aquellos que se hunden lenta y sosegadamente en la charca del conformismo. Engaño progresivo es un alzamiento en pro de todas aquellas mentes aletargadas que no se atreven a levantar la vista y a su vez es también un grito de libertad y rebeldía con el que muchos podrán sentir una cierta afinidad. Sin duda, su autora, da buena cuenta de ello"
 Ricard Millás.
Cuándo
sáb, 27 de octubre, 20:30 – 21:30 GMT+02:00
Dónde
Malatesta Bar (C/Olmo, 3. Madrid)
Quién
La lista de invitados se ha ocultado porque así lo ha solicitado el organizador.


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http://awixumayita.blogspot.com

PENSO MAS NAO EXISTO. Fernando Camoes




Con estas cuatro palabras, escritas con aerosol y una plantilla sobre una de las muchas paredes de granito de mi querida Oporto, se refuta el silogismo cartesiano que elevó al homo sapiens al rango de ser racional. Con una simple frase se pone de manifiesto una situación de flagrante impotencia: la del ser humano que se creía digno de existir por el simple hecho de pensar y que descubre que no es así. Porque no existe quien no es dueño de sus propios actos, quien no tiene voz, quien ni siquiera acaba sabiendo bien qué pensar.
El autor del grafiti convierte un lema individualista en un grito de desesperación social. Vemos cómo nuestros gobernantes sirven a los intereses de las grandes corporaciones. Vemos cómo ocultan y se vuelven cómplices de los agujeros que los bancos han creado a nuestra costa. Y vemos, sin que en apariencia podamos hacer nada para evitarlo, que esos gobernantes nos hacen responsables de la situación y nos exigen que paguemos por ello.
De modo que, pensemos lo que pensemos, nuestra existencia social –y subsidiariamente, individual- se pone en entredicho porque nos han maniatado a una cruceta con la que dirigen nuestras vidas supeditados a objetivos que no compartimos, con métodos que harán de nosotros esclavos no pensantes, no críticos, no contestatarios.
Y ese poder, concretado en rostros como los de nuestros amados políticos, transforman el sentido de los términos al más puro estilo del Ministerio de la Verdad de 1984, diciéndonos que para ser solidarios debemos apretarnos el cinturón y de ese modo impedir que el sistema bancario caiga, que los políticos caigan, conceder que el lazo asfixiante de la deuda se siga apretando a nuestros cuellos.
Pero los impuestos para los ricos –el de patrimonio, por ejemplo- permanecen congelados, mientras pagamos un 21%  de IVA por un libro o por ir al teatro. Pero los especuladores que forjaron fortunas multimillonarias durante la burbuja inmobiliaria no responden de sus actos. Pero todos aquellos que han puesto a buen recaudo su dinero en bancos suizos o de las Islas Caimán, en operaciones que deberían ser penadas con cárcel en nuestros países, son precisamente los que nos gobiernan o los que mandan a quienes nos gobiernan.
¿Y qué se extrae como conclusión? Que nosotros debemos ser solidarios con ellos. Que debemos, como muestra muy bien este otro graffitti de Oporto, abrir bien la boca para tragar todo lo que queda por tragar, que seguramente será mucho y de un sabor similar a aceite de ricino mezclado con heces de rata. 
Y no creo que pueda entonces llamarse existencia a esa vida de esclavo o de perro que nos espera. O quizás sí, y lo que es un espejismo es lo que hemos estado viviendo hasta ahora, algo que jamás se dio en la Historia de la Humanidad y que puede no volverse a dar nunca.

FERNANDO CAMOES

martes, 23 de octubre de 2012

UNA MUJER ESPLÉNDIDA. Karmelo Iribarren



Lo que yo
hubiese dado
por acabar contigo
aquella noche
(entiéndeme, por echarte
un buen polvo),
ni tú lo sabrás nunca
ni a mí ahora ya

me importa lo más mínimo.

Y sin embargo,
aún hoy,
después de tantas lunas,
me sige pareciendo
que estuviste
espléndida,

y que eres única
en tu estilo.

PENSANDO BAJO LA LLUVIA por Joaquín Piqueras.


It´s more than rain that falls… tonight
Tom Waits


es más que lluvia
lo que está cayendo esta noche,
es más que lluvia
lo que está empapando nuestro viejo traje,
es como si el cielo se agrietara
y se filtrara la liquidez
del tiempo a través de las nubes

es más que lluvia
lo que despierta esta sensación de culpa,
es más que lluvia,
es el olor de la tierra mojada
y este silencio insoportable que gotea
en el umbral de la memoria

es mucho más que lluvia
lo que está cayendo esta noche...
y no hallamos refugio
en el que resguardarnos
de esta húmeda nostalgia
de la infancia


Joaquín Piqueras, 

UNAS RISAS by Carlos Salcedo Odklas.



A las 3
o las 4
o las 5
o las 6
de la mañana...
Recorriendo las calles
plagadas de sombras.
Encontrando cómplices perdidos
que me invitan a tragos.
Husmeando por los bares
del humedo.

En uno
una chica me dice,
SONRIENDO,
que mi cara es muy dura,
que siempre estoy serio,
que nunca me veía
REÍR.

La ignoro
y sigo bebiendo
y bebiendo
SIN REÍR
hasta que,
tambaleante,
vuelvo,
solo,
a mi cuarto de alquiler,
y allí me derrumbo
vencido por el peso del alcohol,
y la culpa,
y la vida,
y
haciendo malabarismos
consigo quitarme los zapatos,
inundando el cuarto
con el olor de mis pies,
una peste mucho más horrible
que lo peor que puedas
imaginar.

Intento desvestirme,
pero no puedo,
tengo la movilidad de un pez
que saltó de su pecera,
desisto y pienso:

"Quizás me muera
como Hendrix"

Me giro,
los noto,
siento su presencia
en la esquina de la habitación,
puedo oírles,
a Hunter
y a Hank.
Comentan,
se beben mi birra,
me miran
y
RÍEN.

Su aprobacion,
la de dos muertos,
es la única que me importa.
Y mientras todo gira,
al final,
yo también
RÍO.

La apuesta está echada,
resaca o muerte,
lanzo la ruleta,
nunca he sido más feliz.
Mañana os cuento

o quizás

no.


Carlos Salcedo Odklas, del blog La venganza de los maditos.

viernes, 19 de octubre de 2012

EL VIAJE A BUDAPEST. DANIEL BARREDO



"El coño de Rosario era tan vulgar como esa lata de anchoas en aceite de girasol que sirven en los bares de carretera"

Así empieza El viaje a Budapest de Daniel Barredo. Bueno, antes hay dos citas. Una de los Sex Pistols y otra Henry Miller que nos ahorra escribir de qué va el libro: 

“Esto no es un libro. Es un libelo, una calumnia, una difamación. No es un libro, en el sentido ordinario de la palabra. No, es un insulto prolongado, un escupitajo a la cara del arte, una patada en el culo a Dios, al hombre, al destino, al tiempo, al amor, a la belleza...".

Una novela salvaje, sucia y bella, rabiosa y poética, escrita como quien talla un diamante con la polla, que Barredo tuvo los santos cojones de presentar al Premio Andalucía de Narrativa y estos de premiarla. ¡Bien por todos ellos! 

Patxi Irurzun

 EL VIAJE A BUDAPEST

 

miércoles, 17 de octubre de 2012

OMMMMMM... O ¿QUIÉN ES JILL LOVE? Patxi Irurzun

Yo tenía dos tíos que eran dos viejos verdes de paisano. Sus mujeres no sabían lo cerdos que eran –o hacían como que no lo sabían- porque cuando se cruzaba en sus caminos una chica cañón mis tíos decían , mientras se miraban con complicidad y los ojos les hacían chiribitas:
—Qué zapatos más elegantes.
—Y qué colores más bien combinados.
Etcétera.
La chica de la foto lleva unos zapatos que parecen de niña, unos zapatos que inspiran ternura, unos zapatos de cenicienta rebelde, que no se descalza para que ningún príncipe azul venga a chafarle el cuento, zapatitos trotones, desgastados de tanto perseguir sueños y recorrer castings. Y luego está su ombligo, un ombligo extraño, despigmentado, como el cerco de un vaso, como si alguien bebiese a menudo en él vino y los vientos, un ombligo extraterrestre, que da un poco miedo, sobre todo cuando la chica hace OMMMMM, e invoca con sus dedos largos y estilizados no sabemos si a Isis o a los venusianos, a seres de otras galaxias con inteligencias superiores y corazones más grandes, a marcianos que no solucionan todo a hostias y a los que no les hace falta salir a la calle para reclamar lo que les corresponde, OMMMM, repite la chica, que igual a quien está invocando es a los dioses de una revuelta de la que ella se convierte en musa, en profeta, o igual simplemente tiene el ombligo de esa manera porque se lo ha desgastado de tanto mirárselo.
Jill Love, que así se llama la chica, apareció de repente, surgida de la nada, durante las protestas del 25 S, y en un periquete triunfó el amor sobre la violencia, los fotógrafos dejaron de fotografiar a gente con la cabeza abierta y a policías con cara de perro y se arremolinaron alrededor de ella, mientras se decían unos a otros “Qué zapatos más elegantes, qué colores más bien combinados, etcétera”. Después Jill desapareció como había llegado, tragada por la multitud y la nada ,  aunque  al cabo de unas horas, nos enteramos de que era modelo y actriz y de que estaba dirigiendo una película. OMMMMMM.

Patxi Irurzun
http://ajustedecuentos.blogspot.com

martes, 16 de octubre de 2012

PACHARÁN FATAL. José Luis Moreno-Ruiz


La neurobióloga y coach emocional, y su ahora amante, el novelista con hemorroides y esposo del filósofo, ex marido de ella, lo pasaban bastante bien en su relación clandestina.
A él hacía mucha gracia que fuese ella descarada, incluso verdulera; muy salada.
Por ejemplo, si él se quejaba, ¡ayyy!, al meterle ella un dedo en el culo por aquel cientifismo erótico de la estimulación prostática, ella le soltaba:
–Anda, calla, cabrón… Si tú te pones un supositorio y se te cae…
Él reía entonces como llevara años sin practicarlo.
Les gustaba engañar a sus cónyuges.
Ella, por ejemplo, iba entonces mucho más salaz a lo del débito con su esposo, el médico iridólogo, ex amante del filósofo, y se lo follaba aleonada, hasta la extenuación del hombre. El novelista con hemorroides, por su parte, y no obstante sus molestias, se ponía putoncísima en casa, ante el filósofo, incitándolo incluso a cosas que hacían daño y empeoraban la inflamación de los vasos sanguíneos de su ano.
Ambos, pues, la neurobióloga y el novelista con hemorroides, habían hallado nuevos inputs sensoriales y por ende vivenciales, con los que hacer más llevadero el tedioso, aunque no realmente amargo, tránsito de los días matrimoniados… Como cualesquiera matrimonios heterosexuales y convencionales con un buen llevar de resignaciones, perdonando la manera de señalar.
Así transcurrieron los meses, hasta que un día aciago, cuando la neurobióloga dio a leer al novelista con hemorroides unos fragmentos de la nueva novela en la que ya trabajaba urgida por sus editores, una novela histórica, decía ella, él, relajados ambos tras la coitación, un rato antes de que se vistieran para volver cada uno a lo suyo, a sus cónyuges, él dijo de súbito:
–Cariño, ya me he leído lo que me has dejado…
–¿Te gusta? –preguntó ella con hartísima seguridad; incluso con ese tono soberbio y engallado al que acuden algunas mujeres por completo carentes de interés para dar cuenta de su lectura hecha de una novelista, o escritora en general, árabe, carente por completo de interés, como Fatema Mernissi, por ejemplo.
–Bueno, no está mal… Pero es que has metido la pata hasta el corvejón, querida…
Nunca lamentaría bastante el novelista con hemorroides haber sido tan claro.
La novela de la neurobióloga pretendía versar sobre el buen Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, y los orígenes del pacharán como bebida gustosa y dulcemente erótica… A los editores había placido mucho su propuesta. Es más, ya pensaban en que hiciera la presentación del libro, en Pamplona, María Ostiz, esposa de Zoco, ex futbolista con nombre de pacharán.
Según ella, el buen Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, rendía homenaje al dulce y sabroso licor poniendo el nombre de Endrina a la moza por la que el arcipreste del Libro del buen amor bebe los vientos y se concome de boca y miembro.
Es más, inventaba ella en su novela que el Arcipreste, a imitación de tantos religiosos sabios en licorería, fuera el inventor del pacharán, bebida que, según la neurobióloga y solvente coach emocional, habría tenido origen en algún punto habido entre Alcalá de Henares, tierra natal del buen Juan Ruiz, e Hita, en Guadalajara, donde fue arcipreste el buen Juan Ruiz.
Pretendía negar así, a vascos y navarros, su autoría licorera y hasta la denominación de origen. Vamos, hombre, solía decir ella; si es que se creen que todo lo que hay en España se ha inventado allí… ¡Hasta las corridas de toros! ¿Habrase visto?, decía la neurobióloga, coach emocional y novelista, poniendo las manos como si fuera a bailar una sevillana rociera, por mucho que la pariesen en algún lugar de la provincia de Cuenca.
El novelista, recreándose en la suerte, con una media sonrisa no tanto despectiva como sarcástica, sin más, armándose de nuevo de polla pues ella se la seguía acariciando como si nada, boca arriba los dos en el lecho, comenzó a desgranar sus saberes, creyendo que con ello, más que herir en su orgullo a la novelista bisoña pero exitosa, conseguiría que lo admirase aún en mayor medida.
–Vida mía –dijo sabihondo el novelista con hemorroides–, el Arcipreste de Hita nació en 1284 y murió en 1351. El Libro del buen amor viene datado por los estudiosos de 1330 a 1343. Las primeras nuevas que se tienen del pacharán, del euskera patxaran, de paitar, aguardiente, y pattar, licor, y de aran, endrino, datan de la boda, en 1415, de Gorofre de Navarra, nacido en 1394 y muerto en 1428, destilero de afición e hijo bastardo de Carlos III, el cual casó con una tal Doña Teresa Arellano. Se sabe igualmente que Blanca I (1385-1441), también bebió abundantemente después el dicho licor, convirtiéndose en una gran propagandista del mismo, que daba a beber mucho a los religiosos de Santa María de Nieva, los cuales, bien borrachos, se daban a orgías no precisamente santas…
–Vaya, cuánto sabes –dijo ella, respingona, ya francamente incómoda, pegándole un inquietante y doloroso manotazo en la polla–. ¿Y qué?
–Pues que no te cuadran las fechas, querida… Repara en ello… Mira, si quieres hacer una novela de raigambre histórica…
Ella no le dio tiempo a continuar.
–Tú eres un puto fracasado, que no vendes ni un libro, y yo he sido gran éxito de ventas con mi primera novela… Vamos, que he vendido más que mi ex marido y ahora marido tuyo con su primera novela, y mira que él también ha sido aclamado como un gran novelista –y añadió algo especialmente heridor–: Es curioso… Tanto mi ex marido como yo te andamos follando… ¿Y si eso fuera una utilización objetual debida a la superioridad que sobre ti tenemos, la cual se refleja también en los aspectos puramente literarios? ¿Y si sólo eres importante como juguete sexual, por mucho que tú te creas un gran novelista, el novelista por antonomasia, el más grande e incomprendido de los novelistas?
Era, la neurobióloga, una gran coach emocional. Ciertamente.
Aquella misma noche, el novelista con hemorroides se arrojó a la vía del tren, en un punto de la línea de cercanías entre Madrid y Parla.
Sólo cuando ya hubo avanzado mucho la madrugada encontraron su cadáver unos empleados.

Extraido de los Contradiarios del gran José Luis Moreno-Ruiz

lunes, 15 de octubre de 2012

ARTE DE VENTRILOQUÍA. Miguel Sánchez-Ostiz


Para mí tiene que ver con el oficio de escritor, este de ir poniendo una palabra detrás de otra y haciendo oír (si es que se puede, que no siempre se puede) las voces de la legión que duerme en nuestra sesera. El narrador-protagonista de mi novela La flecha del miedo es un ventrílocuo que trabaja en calidad de tal para el Inserso. Ese es el primer trabajo fijo que ha conseguido en su vida y allí va, en los viajes de jubilados, con sus muñecos, Robin Hood, la Wendy y el doctor Mabuse, a hacerles filosofías a una gente que no tiene ya el coño para ruidos y quiere, como mínimo, Mari Carmen y sus muñecos, y jotas bravas. Suele pasar. El caso es que yo ya no entiendo este oficio sin el recurso a esas voces inelegantes, gamberras, desgarradas, dementes, inoportunas, balbuceantes, crepusculares, airadas que vienen, vete a saber de dónde vienen, pero en la escena de papel acaban.

Extraído del blog Vivir de buena gana

sábado, 13 de octubre de 2012

CANCIONES DE LA GRAN DERIVA: Prólogo de David González.


VICENTE MUÑOZ ÁLVAREZ: 
EL POETA QUE TODAVÍA SIGUE EN PIE 

Hablar hoy en día del poeta y narrador Vicente Muñoz Álvarez es hablar, sin la menor duda, de una figura capital, ya mítica, en la contracultura de las letras españolas: figura que –por si alguien a estas alturas aún no lo sabe- empezó a forjarse allá en la década de los noventa, como editor de Vinalia Trippers, legendario fanzine leonés de grapa y papel en el que nos dimos cita escritores contracorriente cuyas palabras, como bien señaló Salustiano Martín, venían de la calle y surgían de la vida que nos zarandeaba. 

Esos zarandeos de la vida, cuando no golpes directamente, están presentes ya desde un principio en toda la literatura de este escritor que se ha convertido por derecho propio en ejemplo y referencia de las nuevas generaciones de autores contraculturales. Esta circunstancia ha hecho que su obra, personal e intransferible, se haya visto vinculada, en mayor o menor medida, a movimientos tales como el Realismo Sucio, La literatura Beat, La poesía de la conciencia o, más recientemente, la Generación Nocilla o Afterpop. 

A todos estos vínculos a los que hago referencia se les puede seguir la pista en los textos del primer poemario que el genial autor leonés dio a la imprenta: Canciones de la gran deriva: poemario que ahora, trece años después de su primera edición, tiene el acierto de reeditar en versión ampliada (13 poemas más) y revisada la editorial jerezana Origami, editorial, dicho sea de paso, que además de apostar en su catálogo por autores noveles lo hace también por alguna de las firmas que coincidimos en las páginas de Vinalia Trippers, como es el caso de Alfonso Xen Rabanal o el mío mismo. 

Como he dicho, la primera edición de estas Canciones de la gran deriva data del año 1999. En aquella época yo apenas llevaba tres años como director de la colección Zigurat que editaba y edita el Ateneo Obrero de Gijón, y mi amistad, incondicional, con Vicente Muñoz Álvarez y mi admiración hacia su obra –sobre todo la narrativa que era la que mejor conocía- y hacia él como persona honrada y coherente se remontaba al año 95 o 96. Y fue por esos años cuando, cierto día, cayó en mis manos uno de sus poemas –Tedio- y recuerdo lo mucho que me impresionaron los cuatro últimos versos: De regreso a mi cuarto pienso / que lo peor de crecer / es no poder contar más años / con los dedos… En ese mismo instante decidí editarle un libro de poemas en la colección Zigurat y he de decir, y decirlo públicamente, que es uno de los libros de los que más orgulloso me siento. 

En realidad Canciones de la gran deriva, es un poemario que no dudaría en calificar de visionario ya que los temas de que trata –la crisis que nos asola sin ir más lejos- siguen vigentes a fecha de hoy, en el momento de escribir estas líneas, quizá incluso más vigentes que cuando fueron escritos, cualidad que solo poseen los grandes libros, y el hecho, incuestionable, inapelable, de que estos poemas hayan superado la prueba del tiempo dice más, mucho más en su favor y a favor de su autor de lo que yo mismo soy capaz de expresar. Sin embargo, quiero terminar parafraseando dos versos del propio autor, un poeta singular que prefiere morir luchando a vivir siempre perdiendo: 

Escribir libros como este 

es hacer terrorismo de estado. 

David González. 

Septiembre 2012.

viernes, 12 de octubre de 2012

CARRIÓN: MI RESPUESTA ES NO. Mario Crespo

Esta historia parte de un estado de Facebook. De uno de los cientos de miles que se dan cada hora en la red social. Y es que hoy en día la historia la escribe Facebook. O eso pensó Carles Maillol cuando leyó en la página principal de la red social más famosa del mundo lo siguiente: «Me he tropezado por casualidad, en la infinita bandeja de entrada de mi Hotmail, con el único email que me envió Roberto Bolaño. Dice así: "Carrión: mi respuesta es no"». El mensaje estaba en el muro del escritor y crítico Jordi Carrión. Justo debajo, y tras recibir una avalancha de comentarios ávidos de información más concreta, el propio Carrión explicaba su estado con el laconismo que caracteriza su existencia virtual: «Lo invitaba al ciclo "Narradors contemporanis" de Robafaves, era el año 2002. Vinieron Villoro, Monzó, Fresán, Vila-Matas, Cercas... Pero Bolaño, Carrión, no.». Para nuestro protagonista, Carles Maillol, funcionario de grupo E, fan declarado de la literatura de Vila-Matas y miembro fundador del club de fans de narrativa ficcionalista-surrealista, una parte de ese estado de Facebook, la que decía «Carrión: mi respuesta es no», representaba una frase motor. Su admirado Vila-Matas llamaba frases-motor a aquellas que le impulsaban a enfundarse la gabardina de detective salvaje para emprender una investigación literaria y que además terminaban por moverle a escribir una novela. Para Carles, sin embargo, quedaba aún lejos eso de escribir una novela, pues no era más que un aprendiz de cuentista que acudía a talleres de escritura creativa en el Raval a fin de paliar su falta de talento natural. No obstante, lo de la investigación era algo no sólo factible, sino también necesario para suavizar la ansiedad que le generaban sus inquietudes culturales. Por eso, un día después de leer el estado de Facebook publicado por Carrión, decidió ponerse el mono de trabajo y abandonar por unos instantes su condición de Oblómov.
Por lo que he podido saber –y sé mucho-, lo primero que hizo el bueno de Carles fue dirigirse a la cafetería Central, en pleno Raval, un local que frecuentaba Roberto Bolaño antes de alcanzar el éxito (aunque el verdadero éxito le llegó de manera póstuma), esperando encontrar algo así como el espíritu del escritor chileno. Nada más entrar en la cafetería se dio cuenta de la estupidez de su acción y de lo inútil de su búsqueda y decidió girar sobre sus talones y abandonar el lugar antes de verse obligado a consumir algo. Debido a la rapidez con la que ejecutó la acción, chocó con un hombre más mayor que él cuyo rostro le recordó al del escritor Javier Cercas. Tras pararse frente a él y escrutarlo con un detenimiento que el hombre, a juzgar por su cara, interpretó como una ofensa, se percató de que, en efecto, se trataba del escritor Javier Cercas. Carles, metido por completo en su papel de personaje de Chandler, le dijo:
            -Perdona, ehhh… Javier; eres Javier, ¿verdad?
         -¿Y con quién tengo el gusto de hablar? –preguntó Cercas en tono defensivo.
            -Carles Maillol, para servirle.
Tras estrechar la mano de Maillol, Cercas, atribulado aún por el conato de acoso al que le había sometido el individuo de la gabardina, se dejó guiar hasta la barra como un autómata. Se acodó en el mármol sin quitarse siquiera el abrigo y permaneció un rato en silencio mirando a Carles con cierto estupor. Éste, mientras tanto, le pidió al camarero un par de Estrellas, si us plau, y le explicó a Cercas el motivo de su violenta presentación:
 -Verás, Javier… puedo llamarte Javier, ¿verdad? –Cercas ni siquiera asintió y Maillol interpretó el silencio como una respuesta afirmativa-. Resulta que, como trabajo a media jornada y aún no estoy preparado para escribir una novela, mi gran novela, o la que será la gran novela europea del s. XXI, he decidió investigar la razón por la que Bolaño respondió con insolencia a un entonces jovencísimo Carrión cuando éste requirió su colaboración para un ciclo de conferencias. Y ya que me he topado contigo, ¡qué casualidad!, se me acaba de ocurrir que quizá tú puedas darme alguna pista.
Cercas, que intentaba salir de su asombro sin conseguirlo, apoyó la barbilla en la mano como si fuera el Pensador de Rodin, y por primera vez le miró a los ojos.
-¿Y cuál era la respuesta de Bolaño?, si se puede saber.
-Carrión: mi respuesta es no.
-¿Y cuál era la pregunta?
-Si quería participar en el ciclo Narradors contemporanis.
-¿Oíste el tono?
-No, sucedió hace mucho tiempo.
-Estimado amigo, todo lo que me cuentas me suena a burda imitación de relato vilamatiano, pero ya que muestras tanto entusiasmo intentaré ayudarte. La única información útil que puedo suministrarte es que convertí a Bolaño en personaje de ficción en mi novela Soldados de Salamina, que se publicó en el año 2001, porque sabía que, tras su larga enfermedad, se preparaba para la muerte pensando que perviviría en el tiempo a través de la literatura, pero no como autor, sino como ente literario, como parte del mundo creado por los escritores para que los lectores habiten en él mientras leen. Es todo lo que te puedo decir.
-¿Estás afirmando que Bolaño pretendía vivir en los libros como personaje y no como autor?
-No, eso lo estás afirmando tú. Lo único que te digo es lo que te acabo de decir. Además, no tengo porqué seguir hablando contigo, Carlos Maillol. Adiós.
Una vez en casa, empapado tras caminar largo rato bajo la lluvia causada por una repentina tormenta que parecía provocada por la explosión de una nube gigante que se convirtió en miles de millones de gotas de agua, Maillol se enfundó el pijama y se conectó a Internet intentando olvidar la agresividad de Cercas para con él. Nada más abrir el explorador, pinchó en favoritos y entró en Facebook para escribirle a Carrión un mensaje privado y contarle lo acontecido en la cafetería Central. Al instante, un icono rojo en la parte superior de la ventana, le indicó que tenía un mensaje privado. Era Carrión, que le contestaba con un enigmático “Ok”.
Por lo que he podido saber –y sé mucho-, desde entonces, o sea, desde hace una semana, Maillol vive obsesionado con su investigación como si fuera uno de los polis de la serie The wire. Ha reducido sus comidas a un sándwich de jamón y queso al día, ha empezado a faltar al trabajo con regularidad, se ha dado a la bebida y finalmente se ha vuelto loco.
Hace apenas un par de días, escribí en Facebook un estado que decía: «Bolaño convertido en personaje de ficción es un gran antihéroe». En él hacía referencia al Bolaño que estaba conociendo como personaje de la novela Soldados de Salamina, de Javier Cercas. Nada más publicar la frase en mi muro, un icono rojo apareció de repente en la parte superior. Alguien había pinchado en “me gusta”, aprobando así, en teoría, que le gustaba la frase, o más bien su significado. Se trataba de Carles Maillol, uno de esos amigos de Facebook que no sabes por qué admitiste en su momento. Instantes después, recibí un comentario al estado arriba citado. Era de Carles. Decía qué si me podía poner en contacto con él por privado. Pero no hizo falta, un par de minutos más tarde, el amigo Carles ya me había enviado un privado. Me preguntaba, con un nerviosismo que se podía deducir de su lamentable sintaxis, si yo sabía algo de su investigación. Y concluía con un: “llámame al móvil mejor, Internet es peligroso”.
Como mi espíritu de aventura pesa más que mi sensatez, me sentí empujado por una extraña pulsión que buscaba riesgo y accedí a marcar el número que estaba en el mensaje privado. Al colgar me di cuenta que mi interlocutor estaba como un cabra, que podía calificarlo de loco de remate. Él sí que era un auténtico personaje de ficción, una creación salida de alguna mente perturbada, un espectro que me hablaba a toda velocidad sin apenas vocalizar. A grandes rasgos, y por lo que puedo recordar, me dijo que estaba investigando los motivos por los que Bolaño le contestó de ese modo a Carrión en el año 2002. Luego me contó, paso a paso, cómo había llevado a cabo su investigación y finalmente planteó sus conclusiones, que se reducían a una estúpida hipótesis basada en un supuesto tránsito que sufrió Bolaño desde el mundo físico al literario. Me habló de una transfiguración, de una técnica que Jesús aprendió en la India cuando se marchó a meditar al desierto. Y de un montón de cosas más, me habló. Lo primero que se me ocurrió para destrozar sus estúpidos argumentos, fue preguntarle si realmente creía que merecía la pena emprender semejante investigación, pues la frase de Bolaño no tenía nada de particular, ni tenía por qué entenderse como una respuesta agresiva, ni escondía ningún doble sentido, ni era subordinada, ni leches en vinagre. A fin de cuentas, le dije que a razón de qué venía toda esta estupidez.
-Tienes razón, Crespo -me soltó de repente-, tienes mucha razón, pues lo que apuntas es rigurosamente cierto; mi investigación no tiene lógica. No en el mundo de los cuerdos. Pero sin semejante estupidez, como tú dices, mi vida no tendría sentido, porque yo, como Bolaño, sólo existo en el papel, en tu imaginación, sólo sirvo para que me utilices y me manipules a tu antojo, para tener una historia que contar, un objetivo, algo que hacer.
Llegué a pensar, tras desconectar el teléfono, que en realidad el loco era yo, que efectivamente todo era un engaño de mi mente, una ilusión. Pero unas horas después -y esto estrictamente cierto-, recibí un email de Jordi Carrión que decía así:
Querido:
un amigo común de Facebook que está pirado (pero loco perdido) me pide tu número de teléfono móvil porque dice que la última vez le llamaste desde un fijo que ahora no existe. ¿Qué hago?, ¿se lo doy?
Abrazote.
Como me encanta lidiar con locos, ya que yo, como me dijo una vez Elías Gorostiaga, tengo un ligero cuelgue, estuve a punto de acceder. Pero finalmente, y esta vez movido por una pulsión racionalista bien distinta a la anterior, cambié de opinión y le dije a Jordi: Carrión, mi respuesta es no. 
Extraído del blog 'El viento que agita la cebada' (Mario Crespo)

jueves, 11 de octubre de 2012

¡OH, JANIS!, SEGÚN JORGE M. MOLINERO

 ¡Oh, Janis mi dulce y sucia Janis desata una expectación inusitada entre el gremio de la hostelería, que no duda en desatender a sus clientes ávidos de vino para leer unas líneas por encima del hombro del autor. Foto: Berta Bernarte


¡OH, JANIS, MI DULCE Y SUCIA JANIS!
Me jode que el humor se infravalore en todas las artes; en el cine, un drama siempre será mejor visto que una comedia y algo parecido sucede en todas las demás ramas del espectáculo.
Oh Janis, mi dulce y sucia Janis es una novela de Patxi irurzun editada por Editorial Eutelequia.
Bajo el subtítulo de Memorias de una estrella del porno (amateur) se esconde una descacharrante novela, por momentos hilarante, soez y sucia que habla de y como gente normal en el bar con amigos o en casa cuando nos rascamos los huevos, sin velos ni censuras. El navarro, heredero del Bukowski más cerdo y magistral contador de historias, recorre con la excusa del mundo del porno todos los temas que interesan al protagonista, Dick Grande, un barrendero pamplonés al que le cambia la vida tras un viaje a la Habana; desde la música, fútbol, mujeres, política... y hace una radiografía perfecta de la sociedad acomodada y burguesa navarra al entorno borroka, igual que de estractos de mundos suburbiales de Manila, París, México o la propia Cuba.

Un libro que se devora, facilitado por un lenguaje sencillo, con muchos tacos y frases comunes, un cachondeo contínuo pero brillantemente escrito, pues desarrolla la difícil labor de entretener y encubrir una historia de amor, regando con lefa y fluídos varios una filosofía de la vida y sus habitantes sin que te des cuenta. Patxi es un antropólogo que sabe mirar y contarlo mucho mejor después. Y además, te partes la polla.

Extraído del blog La juventud del otro

miércoles, 10 de octubre de 2012

LOS BUSCAVIDAS. Jacobo Rivero

Extraído del blog SPUTNIK BASKET BLOG



En El Buscavidas (1961), Paul Newman ejecuta la mayoría de los golpes de billar que luego apararen en el filme. La chulería de Eddie Felson (Newman) le lleva hasta la autodestrucción más inmisericorde en una partida contra sí mismo y el Gordo de Minnesota. La sinergía entre personaje y actor es tan buena que el espectador termina sufriendo por los pecados de Eddie y los castigos del destino.


En baloncesto son habituales los buscavidas, aquellos jugadores trotamundos que normalmente se baten el cobre en ligas menores con la intención de sacarse un puñado de dólares. Tienen mucho menos estilo que Eddie Felson jugando al billar, pero su lógica del negocio no es excesivamente diferente. Jugar partidas y sacar dinero, sin importar dónde. No hay tiempo para preocuparse por la resaca.

Hace unos años María Carolina Pérez y Esteban Gómez Cotorás dirigieron una película documental sobre dos de estos personajes: Tim Jones y Derrick Miller. Al contrario que en la genial película de Robert Rossen, aquí no hay espacio para la ficción. Jones y Miller son dos pobres diablos que en los últimos años de su carrera viajan hasta Chile para hacer lo único que dominan: jugar al baloncesto. Dos jugadores afroamericanos producto de la exclusión del american way of life y sus precipicios. En su periplo hay frío, autobuses nocturnos de manta corta e incomodez permanente, líos con drogas, insultos racistas, frustración, prensa canallesca... incluso cárcel. La película parece más una road movie que un documental.



Rebotes (Chile, 2005) es quizá uno de los mejores documentos audiovisuales sobre las miserias del deporte de la canasta, porque refleja el baloncesto menos evidente, aquel que se juega donde no apuntan los focos, donde los vestuarios son de banquillo duro, ducha de agua fría y billete de vuelta a ninguna parte.

Quizá si Tim Jones y Derrick Miller hubiesen coincidido con Paul Shirley habrían salido mal parados en la valoración del autor del libro ¿Me puedo quedar la camiseta?, pero como ocurre con los personajes auténticos, uno no puede más que lamentar las consecuencias de su destino. Muchos menos juzgarles desde la arrogancia.

Rebotes fue realizada como memoria de carrera de sus autores para la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, y reconocida con el Premio Especial del Jurado 2006 del Festival Internacional de Documentales de Santiago.

Un trabajo periodístico impresionante, un ejemplo para estos tiempos de crisis del sector en el que algunos miran más su ombligo que las evidentes carencias informativas.

Merece la pena verlo. Y luego echar un trago a la salud de los Eddie Felson del mundo, por muy canallas que sean.

FUNDIDO A NEGRO. Daniel Ruiz García

Foto: Diego Crespo. EFE


El enfoque de la foto y su vocación panorámica contribuyen a que la figura del compareciente resulte casi insignificante. De no ser por la enorme pantalla que se encarga de retransmitir su imagen en la zona superior, el perfil del compareciente prácticamente quedaría diluido en medio de la postal. Eso, y la luz crepuscular que tiñe la estampa, provocan en el que la contempla cierta sensación de aburrimiento, de tedio, de cansancio. Un aburrimiento que parece compartido por todos los oyentes que esa tarde –tiene que ser tarde, casi rayana en la noche, se palpa en el ambiente- han preferido hacer pellas y decantarse por otras ofertas más estimulantes. Y de esta forma la Asamblea General de la ONU parece más bien el Salón de Actos de un Rectorado a punto de echar el cierre. Entre la indiferente concurrencia (nótese que casi nadie del aforo parece mirar de frente al compareciente, la mayoría andan trajinando entre sus papeles) casi sorprende no encontrarse con la limpiadora de turno que viene a fregar el suelo a última hora de la tarde. Aunque más doloroso resulta pensar que el chiringuito no cierra, que sólo se da un descanso, porque a la hora siguiente (hay folios en algunas de las bancadas) todos regresan del café de media tarde para retomar las lecciones con otros conferenciantes de más lustre.
El conferenciante está solo. Está solo y es pequeño, demasiado solo y demasiado pequeño para rivalizar con el desmesurado símbolo de la ONU que preside la sala, muy inferior a los dos miembros de la mesa (ahí también parece que alguien haya hecho pellas) y totalmente minúsculo en el contexto de una sala donde huele a solemnidad, pero que esa tarde parece haberse convertido en un ensayo, en un día de puertas abiertas para concejales de pueblo donde todos aprovechan para subirse al estrado y hacerse fotos como si vinieran de turistas en un viaje organizado.
Esta soledad produce en el observador cierta sensación de compasión, de condescendencia. Sobre todo cuando se hace acompañar del discurso del compareciente, que se abrió con la siguiente expresión: “Siempre es un honor para un jefe de Gobierno dirigirse a las Naciones Unidas”. Es la frase que queda bien en los discursos escritos, pero que produce sonrojo instantáneo cuando va acompañada de la foto en cuestión. La compasión dura poco: apenas hay que acercar el zoom y mirar hacia dentro de la cabeza de ese hombre, hacia el interior de sus tripas, que son las tripas de un país hecho jirones a base de medidas sin rumbo y palos de ciego constantes. Y entonces nos da por pensar que esa sensación de soledad no está injustificada, sino que es el resultado de una actitud de desprecio hacia su propio país. Y finalmente acabamos deseando que el compareciente no salga nunca de esa postal, que su busto insignificante siga plantado ante el atril, incluso después de que los cuatro o cinco oyentes que quedan se marchen, incluso después de que la limpiadora pase la escoba y apague las luces y toda la estampa acabe fundiéndose a negro eterno.
Daniel Ruiz García

lunes, 8 de octubre de 2012

RECITAL de DAVID GONZÁLEZ


Hoy viernes, 5 de octubre, a las ocho de la tarde, daré un recital, de una hora de duración, en Gijón, en la Sala de Conferencias del Centro de Cultura Antiguo Instituto. La lectura la organizan las asociaciones culturales "Encadenados" y "Versos Libres". Me presenta el poeta José Ramón Goyos. Y habrá música a cargo de Dani García de la Cuesta.

David González


photo by Alberto García-Alix

jueves, 4 de octubre de 2012

SI EL DIABLO ENTRÓ ES PORQUE LE ABRISTE LA PUERTA. Daniel Loza


Estoy mirando por los ojos
Ciego de la mina
Que esta apoyada en la barra.

  compra  un vaso de vino

El vaso es de plástico y esta  lleno de hielo.
Toma la forma de su mano.

Los labios color uva y sus dientes manchados.
Muerde  la periferia del plástico.
El vino cae
en su boca,  empapando la garganta.

Daniel Loza (Argentina)

miércoles, 3 de octubre de 2012

NIÑO, BUITRE Y FOTÓGRAFO. Mario Crespo


Pie de foto 1:
En 1994, el fotógrafo Kevin Carter fue galardonado con el Premio Pulitzer de fotografía gracias a esta instantánea. La imagen fue tomada en Sudán, durante una hambruna, y capta un instante tan tenso como terrorífico: un buitre, oliendo la muerte, se acerca a un niño famélico para devorarlo en cuanto fallezca.
Nadie sabe qué le ocurrió finalmente al niño, ni siquiera el propio Kevin Carter, quien tras tomar la instantánea abandonó el lugar. Meses más tarde, sumido en una profunda depresión provocada por la presión social, el fotógrafo se quitó la vida.
Los motivos que llevaron le llevaron al suicidio los desconocemos, ya que nadie pudo preguntárselos. Del mismo modo que nadie pudo preguntarle al niño si le inspiraba más terror el buitre que acechaba su espalda o el buitre que le hacía fotos de frente.
Pie de foto 2:
En 1994, el fotógrafo Kevin Carter fue galardonado con el Premio Pulitzer de fotografía gracias a esta instantánea. La opinión pública interpretó la foto como una alegoría: la pobreza acechada por el capitalismo y retratada con indiferencia por un fotógrafo que alcanzó el éxito sin escrúpulos.
Sin embargo, Carter siempre alegó que el niño hacía sus necesidades mientras era vigilado por el resto de la tribu y que el buitre esperaba detrás la ración de carroña que le suministraban los hombres tribales (nótese que el niño lleva en su muñeca la pulsera de la estación de comida de la ONU). Investigaciones posteriores han demostrado que el niño, Kong Nyong, falleció en el año 2008 debido a una fiebre.
La famosa foto no fue el detonante de la muerte de Carter, que se produjo debido a un cúmulo de factores, como el fallecimiento de su mejor amigo, su adicción a las drogas y el desequilibrio de su personalidad. No obstante, la influencia que la opinión pública tuvo sobre su trabajo, provocó en él una fuerte depresión que le llevó a aficionarse a los barbitúricos y a desordenar su vida.
Pie de foto 3:
Las fotografías representan un instante que la cámara capta siempre fuera de su contexto. Una fotografía es uno de los veinticuatro momentos que pasan en un segundo cuando las imágenes adquieren movimiento. Representa un porcentaje ínfimo dentro de una secuencia. Por lo tanto, no existe nada más fácil que manipular a la opinión pública por medio de una fotografía acompañada de un texto sugestivo que condicione el pensamiento. Tal vez el pie de foto 1 y el pie de foto 2 sean igual de falsos, o tal vez no. Esta oración dubitativa demuestra que las instantáneas no deben traspasar los límites de la retina. En otras palabras: a la hora de juzgar, uno ha de acudir siempre a la secuencia completa de los hechos, si es que ésta existe. De no ser así, la foto ha de entenderse como imagen única, como objeto artístico, como obra pictórica, como algo infinitamente interpretable. Si la opinión pública (ésa masa que juzgaría los hechos con firmeza y fiereza tras leer el Pie de foto 1, y con candidez y ternura tras leer el Pie de foto 2), entendiera que la duda es inherente a la instantánea, se evitarían muchos conflictos, e incluso, como demuestra esta historia, se salvarían vidas.  
MARIO CRESPO en Pie de foto