Un hombre arrebata a otro hombre todo lo que posee, el primero era feliz o relativamente feliz, no más feliz de lo que se puede ser hoy en día. En principio, digamos que no sabía lo feliz que era. Ese hombre andaba perdido, con una esposa que lo amaba con un hijo que lo adoraba, pero arrastrando un vacío, el mismo vacío que todos notamos. El otro hombre se lo quitó todo, por la única razón de no apreciar el valor de su suerte, también por envidia. El otro hombre lo dejó absolutamente solo, sin un mínimo de escapatoria. Y pensemos un momento en esto, ABSOLUTAMENTE SOLO. El primer hombre, el de la suerte, al principio sintió desesperación, después rabia, muchísima rabia, y por último tristeza, la mayor tristeza que se puede sentir, la de no haber sabido disfrutar lo suficiente de lo que tenía. Más tarde enloqueció, más tarde intentó quitarse la vida. No se lo permitieron. El hombre que lo ha despojado de todo deja transcurrir el tiempo mientras se esfuerza en que el hombre que lo tenía todo comprenda que está ABSOLUTAMENTE SOLO EN EL MUNDO. Cuando todo ha pasado, un hombre va a visitar al otro, y le ofrece su amistad, le tiende la mano. El HOMBRE SOLO piensa un momento en abalanzarse sobre él y arrancarle de un bocado la nuez, de sacarle los ojos, de hacerle todo lo que él le hizo a su familia multiplicado por mil. El hombre que ha matado a la familia del HOMBRE MÁS SOLO EN LA FAZ DE LA TIERRA sabe lo que piensa su futuro amigo, lo sabe porque lo ha visto muchas veces. Se marcha y lo vuelve a dejar en su celda, anónimo, borrado, pensando en su presente y en su futuro, pensando en su soledad. El hombre que ha masacrado a la familia del hombre solo, vuelve a ofrecerle su amistad. Acepta. El hombre solo no tiene otra salida, porque definitivamente es lo único que puede hacer y entiende que ahora tiene un amigo y que si mata a este amigo ya no tendrá a nadie y entonces tendrá que morir y no estaría mal si no fuera porque en lo más recóndito de su alma hay una voz que le dice: Adelante, un pequeño acto de amor, un pequeño acto de egoísmo. Qué otra cosa puede hacer.
Chema González, del blog Esgarracolchas.
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