MUERDO por Ángel Fernández Fernández.


Sólo el amor puede herir,
Sólo el amor puede aliviar la herida.

Emily Dickinson


Muerdo la hierba,
como si fuera una sombra.

Bambino, Rimbaud,
David González, Cicerón
(y el pato Donald)
me indican donde está
el baño:

Al otro lado del mar.

Me hace gracia
e improviso un naufragio
justo donde vives tú.

¿Percibes la soledad?
-me escupes-

Y yo dibujo las hojas
que se mueren en otoño,
sobrecogidas de miedo.

Rezo pájaros
y entiendo
que no te voy a olvidar.


Ángel Fernández Fernández, de Las lágrimas del Pato Donald (Origami, 2012).

jueves, 30 de agosto de 2012

A OSCURAS por Ricardo Moreno Mira.


¡Oh Dios mío! A oscuras. Otra vez a oscuras. Siempre a oscuras. Palpando, tanteando a tu alrededor, buscando bultos reconocibles. A tientas. Despacio. Llevando cuidado de no tropezar o darte de morros con una pared o una puerta (ese golpe y después un dolor sordo). 
Vuelves a la cama. Cierras los ojos. Y no puedes recordar ningún momento en que no supieses que estabas solo, totalmente solo. Siempre. 
Y ahora eres más consciente de eso, de esa sensación, ese peso muerto en la boca del estómago. Pero sabes que siempre fue así, desde niño; rodeado de gente extraña, absolutamente impenetrable para ti. 
Sospechas que no eres diferente ni especial ni único. No hay nada que pueda hacerte creer eso. Boca, orejas, brazos, sabes leer, sabes hablar, nadar, reír… Es cierto que, algunos, son demasiado estúpidos o demasiado sub-humanos; pero en ocasiones encuentras a otros con los que se puede pasar un rato agradable y tranquilo. 
Pero después siempre llega eso, esa sensación, la misma sensación, ese vacío en la boca del estómago, esa presión, ese nudo en la garganta como si tuvieses una bola de pelo en la tráquea. 
Bueno, se trata de eso. Saber eso y aguantar el tipo, no derrumbarte, ser duro. Pero yo no quiero. No quiero aguantar el tipo. No quiero mantenerme firme. No quiero ser duro. Quiero venirme abajo, quejarme, llorar como una nenaza. 
Pero me doy cuenta que no puedo. Es como si estuviera vacío, hueco por dentro. Como si fuese un pedazo de cosa muerta, una piedra. 
Sé que estoy roto por dentro. Y no hay manera de arreglar eso. Hay demasiados pedazos, demasiados trozos. No recuerdo exactamente cómo ni cuándo fue… o cómo y cuándo se fue todo a la mierda. Pero sé que es así. Es como un espejo que se ha partido en tantos y minúsculos fragmentos que ya es materialmente imposible repararlo aunque se pudiese; suponiendo que aún valiese la pena hacerlo. 
Puede que fuese la infancia, ¿quién sabe?, no me importa. He dejado de creer en cualquier redención, y menos que ninguna en la redención médica, científica y farmacológica. La terapia me suda las pelotas. La psiquiatría me suda las pelotas. Soy un hipopótamo en una charca. Un caimán flotando como un leño seco en un río sucio. Soy una hiena que chilla, una rata en el asfalto, un pez ciego en una fosa oceánica de 3000 metros de profundad. 
Hay mierda que no cambia aunque sepas cómo y qué es exactamente. 
Simplemente hay cosas que, una vez rotas, no pueden repararse.

Ricardo Moreno Mira

EL CÍRCULO DESNUDO


A lo largo de ocho historias que se entrecruzan entre si, los personajes de El Círculo Desnudo van desnudando su alma y contando sus increíbles vivencias. La villa marinera de Santoña sirve de telón de fondo para la increíble historia de Tiburcio Montuno, Mariana Doll, Los Hijos del Odio, El Jubilado y otras muchas historias influenciadas por las novelas de Charles Bukowski, el cómic de serie b y las películas de Tarantino.

La novela esta escrita desde un puto de vista dramático social, es muy dura pero también muy instructiva

Nacho García

Nací en Castellón y crecí en Santoña (Cantabria), desde muy joven tuve que crear mi propio universo paralelo. Enseguida me enganche a la música Rock, Punk, Thrash, el cine y el cómic de serie b. Conforme iba creciendo mi gusanillo por escribir fue saliendo a la superficie y aporte mis letras a unos cuantos proyectos musicales (La Casa Infeliz, Salvaje Diablo, Ubermensch y Sin Bautismo) Creí que no podía llegar más allá, pero a los 24 años descubrí el Club de la Lucha de Chuck Palahniuk y no hubo vuelta atrás, un año después el maestro Bukowski me enseño el camino y comencé a escribir el embrión de El Círculo Desnudo, le siguió El Círculo Sobrenatural y muchas otras letras y poemas.

COMPAÑEROS DE JUEGOS por Felipe Zapico.




Tengo compañeros de juegos
que ya no están
leucemia, corazón y pulmón
se los
han llevado
a
todos
en la
flor
de su vida.

Tengo compañeros de juegos que
entraron en el
corredor de la muerte
algunos
han salido
incluso
varias veces
otros quedaron
allí para siempre jamás.

Tengo compañeros de juegos
que se perdieron
en la memoria
su
memoria
y se cambian el nombre
pero no cambian su
sonrisa
sus
rizos
y
nunca
nunca
me cambian mi nombre.


Felipe Zapico Alonso, 
del blog  Narciso el Valvulista.

Photo by Santos M. Perandones

martes, 28 de agosto de 2012

PERO, ¿NO TE LO HABÍA DEVUELTO?


LIBROS PRESTADOS, PERDIDOS Y ROBADOS


LIBROS QUE NO SE DEVUELVEN. LIBROS QUE NO HAY MANERA DE DEVOLVER. LIBROS TOMADOS COMO REHENES… MÁS DE VEINTE ESCRITORES Y ARTISTAS CUENTAN SUS EXPERIENCIAS CON LIBROS QUE PASAN DE MANO EN MANO Y QUE CASI SIEMPRE LLEVAN EN ESE VIAJE UN EQUIPAJE EMOCIONAL.

A CIERTOS POETAS por Cristobal Navarro.


Sueño con ser libre,
sin ataduras sociales que me declinen al silencio.

Sueño con no pasar hambre,
mientras mis manos se vacían de trabajo
y la miseria se despunta entre mis uñas.

Sueño con derrotar a sus mentirosos ministros a golpe de desencanto.

Sueño con la lucha sin tregua

sueño con dejar de soñar:

Con la sensibilidad de las amapolas aplastadas en mi camino.
Con metáforas calladas, en los poetas mudos;
aquellos que pierden la mirada con sosiego,
entre los juegos de manos de ciertos dirigentes políticos.


Cristobal Navarro

viernes, 24 de agosto de 2012

TESTIGOS por David González.


se acerca ya
la hora del relevo:
presientes la línea de meta
y será entonces cuando habrás de ceder

el testigo:

entregárselo a otros hombres y mujeres de palabra:
escritores y escritoras de no ficción a ser posible:

ellos y ellas le protegerán:
al testigo:

de cargo:

para que siempre
que tengan ocasión
declare ante sus lectores:

sus semejantes:

la verdad que solo él conoce
sobre los crímenes que presenció
o sobre aquellos otros
en los que él mismo empuñó

el arma
homicida:

en realidad, no podemos vivir sin verdad:
la necesitamos no solo para comprender cómo vivir bien,
sino para saber cómo sobrevivir:
barry g. frankfurt


David González, de No hay tiempo para libros (Nadie a salvo) (Origami, 2012).

miércoles, 22 de agosto de 2012

1 POEMA de Juanito Griffin.


Dedicado a un poeta de mierda, Jorge va por ti

El mundo tal como lo conozco se resquebraja
está en manos del miedo y los engaños ilusorios
viste con chaqueta y corbata
los forajidos no se afeitan y llevan chandal
los libros digitales inundan las casas
y en las bibliotecas suena una eterna letanía

Los poeta de mierda se tiran al río
los poetas de mierda escriben con sudor y sangre
...entre las horas que les deja el patrón y la familia,
a la salida del mercadona
con el carro esquelético y un boli bic
no piensan en dar las habichuelas al pobre
piensan en regalarle su alma
sus sentimientos
sus miedos,
Por eso
garabatean letras con una mano
en el tiket de la compra
entre los yogures de marca blanca y los condones baratos
mientras sostienen a julieta y piensan
como lo conseguirán este mes
Los poetas de mierda no viven de sus letras
pero nosotros sí vivimos de ellas
Los poetas de mierda se tiran al río
y veo sus papeles mojarse
veo sus palabras deshacerse entre el agua
y la pasividad de miradas ajenas
Los poetas de mierda no piden auxilio mientras se ahogan
siguen escribiendo corriente abajo
para recordarle al mundo
la mediocridad en la que viven
para recordarle que aún tienen algo por lo que gritar.

El mundo se pudre
y yo estoy harto de ver a ladrones de bolsillos llenos
a mentirosos de pantallas planas
y drogadictos de hemiciclo
harto de ver la dignidad bajar
el amor axfisiarse,
el precio que sube la moral que se hunde
los i.v.a.s.i.r.p.f.s.i.j.o.s.d.e.
p.u.t.a.
cada vez más arriba
las verdades cada vez más esquivas;
pero lo que no estoy dispuesto a ver
es a otro poeta de mierda río abajo
mostrándonos el camino
mientras lo dejamos ir
como si no fuera con nosotros
como si no le debieramos algo más que la vida
lo siento, yo no puedo
yo los necesito tanto.


Juanito Griffin

photo by Julia D Velázquez

martes, 21 de agosto de 2012

Paul Bowles, el recluso de Tánger, de Mohamed Chukri


Buenas noticias sobre nuestro admirado Mohamed Chukri: Cabaret Voltaire ha publicado este libro en el que el marroquí cuenta su algo más que tensa relación con el autor de El cielo protector. Además la editorial anuncia que próximamente editará "Tiempo de errores", "Rostros, amores, maldiciones" y el magnífico, descarnado e inencontrable "El pan desnudo", que se titulará "El pan".

Aquí el artículo de El País del otro día

ESPECIAL CRÓNICA NEGRA



Los didujos originales de Miguel Ángel Martín en vidasdepapel.com

Entre octubre de 1986 y febrero de 1987, Miguel Ángel Martín ilustró el suplemento semanal Crónica Negra del diario La Crónica de León.

La publicación recogía, de la mano del periodista especializado en sucesos Joaquín Nieves, diferentes casos reales ocurridos en León años atrás.

Este especial está compuesto por una serie de 23 excepcionalesilustraciones que nos dan algunas pistas para entender el verdadero sentido de la obra de Martín.


LA GRANDEUR por Pablo G.Bao.


en otro tiempo soñabas con ser
'grande'
¿recuerdas?

aquellas noches en los bares 
solo
la mugre de las habitaciones donde recalabas
solo

la humillación de los trabajos mal pagados
(te daba igual, mientras llegara para el
trago)

los polvos empapados de alcohol
empapados de risas
empapados de 'amor'

hasta el perro faldero meando en una
esquina:

TODO te parecían signos,
inconfundibles signos de futura
'grandeza'

hoy,
tanto tiempo después
(adulto o simplemente adulterado)
con la derrota sentada en la escalera,
afuera
tras la puerta de entrada, esperando que
salgas

hoy,
de nuevo a solas,
en tu 3º confortable –sin tanta mugre, aunque sin
ascensor–
donde asesinas un poco cada día los sueños que te
quedan,

hoy,
hasta ponerte los zapatos para acercarte al híper
te parece excesivo
te descompone el ritmo
te viene demasiado justo
te viene demasiado

'grande'


Pablo G.Bao

domingo, 19 de agosto de 2012

MUCHEDUMBRES por Luis Miguel Rabanal.


Las palabras no describen el pesar
que nos aterra, es como si quisiesen descubrir
lejos de nosotros nuestra desmesura, así
nos hallamos un atardecer
ante el espejo que no refleja sino la sombra
de una sombra que bien podría asemejarse
a esto que ahora podría ser que somos,
un cuerpo aborrecible
o el envoltorio desempolvado de un tapir.
Ya ves que desde un principio
se desvanecen tus euforias por momentos
de miserias, no en vano dilucidas
escenas donde el temblor consideraba
ser menos cortés
que carterista, que loco cómitre en la niebla.
Cada vez que se asoma a la terraza
el rencor, cada vez que mira
bajo su desnudez y confirma que hay pus
y secretos, y techados de lata y una lluvia
formidable como la enfermedad que extrañas,
algo se trastorna de súbito.
Por supuesto, también hoy se manifiestan
los cobardes,
banderas y alaridos igual que cada sábado,
grAznar minuciosamente:
suyo será el reino de los cienos,
son hermanos de sangre de la barbaridad,
ya sabes, lo que a ti
más te divierte cuando los oyes gritar
viva cristo rey, viva la hostia puta.
Por eso decía que las palabras transcurren
conforme a tu desolación, se acercan a tu cuello
y te arañan cual muchacha, sí, sí, encantadora.


Luis Miguel Rabanal, de Música para torpes (Baile del sol, 2012).

viernes, 17 de agosto de 2012

BLACK PULP BOX + VINALIA TRIPPERS en EL PAÍS



Entre la basura y lo genial

La literatura ‘pulp’, ese género que produjo mucha basura y algunas maravillas, y del que emergieron autores tan respetables como Chandler y Hammett, renace en España. Varias editoriales se han lanzado a la recuperación del encanto de lo ‘freak’ para, en estos tiempos de incertidumbre, recrearse en lo ‘políticamente incorrectísimo’

Sergio C.Fanjul

Monstruos de múltiples ojos, rudos detectives infalibles y alcohólicos, indios y vaqueros, tórridos romances imposibles, seres con tentáculos que surgen de las profundidades, femmes fatalesirresistibles, visitantes del espacio exterior con no muy buenas intenciones, y así hasta donde abarque una imaginación desbocada. Son los habitantes que pululaban por las páginas de las revistas pulp, literatura barata y popular para las masas de clase media y baja, que vivieron su apogeo en Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX. Literatura de usar y tirar que nunca fue apreciada por la crítica académica, pero que, hoy en día, algunos insisten en reivindicar. Entre otros, los responsables de Black Pulp Box, una caja de cuidado diseño y reciente aparición, urdida por la joven editorial Aristas Martínez, en la que escritores e ilustradores españoles homenajean al fenómeno. 

El término pulp se refería en sus orígenes al tipo de papel barato, de pulpa de madera, en el que se imprimían publicaciones como Amazing Stories, Dime Detective, Weird Tales, Horror Stories y Black Mask, pionera del género negro. En su época de esplendor algunas de estas revistas llegaron a vender un millón de ejemplares en EE UU. Pero más tarde, la pulp fiction pasó a designar el tipo de historias que se encontraban en estas revistas. “Es literatura popular en el sentido más amplio del término, dedicada a entretener y divertir al lector”, explica el crítico y escritor Jesús Palacios. “Literatura para las masas, que se preocupa menos por la calidad estilística o literaria y más por la acción, la narración pura. Y ahí se encuentra desde lo más infecto hasta grandes autores”.

Considerada como un ejemplo de subliteratura, los relatos de lospulp magacines eran acción en bruto protagonizada por personajes planos, sin filigranas ni profundidades psicológicas, una literatura que valoraba más el músculo, que, digamos, el cerebro. Sus historias eran muchas veces inverosímiles, con giros imposibles, especialmente diseñadas para sorprender… y muy entretenidas. En un puñado de páginas se resuelven intrincados misterios donde, al final, nada es lo que parece. “No estaba bien vista desde la crítica literaria ortodoxa”, explica el crítico y escritor Jordi Costa. “Había exceso de hipérboles, un estilo discutible, etcétera, pero como en el cine de Serie B, aparecen fulgores de belleza o excentricidad memorables”.

El pulp, más que un género, era una manera de escribir, pues las revistas abarcaban varios: el terror, la fantasía, la ciencia ficción, las historias de detectives, el romance, lo oriental y lo exótico en general, cualquier cosa que excitase la imaginación de los lectores de la forma más burda. “Es un tipo de ficción absolutamente liberada de cualquier prejuicio o exigencia de belleza o verosimilitud”, dice Costa. “Ahí reside gran parte de su interés”. Y muchas veces, ese afán de sorprender llegaba a límites que, vistos ahora, resultan políticamente incorrectísimos. “Había cosas que serían totalmente intolerables hoy en día”, opina Grace Morales, escritora y fundadora del fanzine Mondo Brutto. “Torturas, todo tipo de maltrato físico y psicológico, mujeres como esclavas sexuales, drogas, violencia exagerada, delincuencia juvenil, actuaciones racistas, cualquier cosa podía pasar, aberraciones como que los protagonistas llegasen a la selva y alguien allí pusiera a los humanos cerebros de mono…”. 

Así eran las cosas para los escritores de pulp, que bien podrían ser personajes de sus propios relatos. Mercenarios de la escritura, escribían a destajo, varios relatos o novelas al mes, en largas noches de insomnio, muchas veces con varias máquinas de escribir en las que iban avanzando en diferentes historias simultáneamente y firmando bajo varios seudónimos. Algunos llegaban a facturar la friolera de un millón de palabras al año. De la vilipendiada cantera del pulp salieron autores hoy plenamente aceptados como Raymond Chandler y Dashiell Hammet, que sentaron las bases de la novela negra y las historias policiacas hard boiled, el terrorífico universo atávico de H. P. Lovecraft, o la ciencia ficción de Phillip K. Dick, Isaac Asimov y Ray Bradbury. O Ron Hubbard, fundador de la Cienciología. Personajes bien instalados en el imaginario popular, como el Conan de Robert E. Howard o el Tarzán de Edgar Rice Burroughs, surgieron de sus amarillentas páginas.

Hay opción de leer pulp añejo en la actualidad.Los hombres topo quieren tus ojos (Valdemar) es una antología preparada por Jesús Palacios que incluye 13 relatos de terror con desquiciados títulos como Novias frescas para la hija del diablo o Cuando la bestia negra se sació. También de Palacios es la edición de Las estrellas mueren de noche (Valdemar), cinco historias protagonizadas por el detective de Hollywood Dan Turner, creado por Robert Leslie Bellem, el estereotipo de detective privado, cínico, rompecorazones, infalible y bebedor. A este lado del tiempo, existen fanzines patrios dedicados al género, como 5.000 NegrosVinalia Trippers, que muestran la reivindicación de las nuevas generaciones.

Aunque muchas veces se considere un fenómeno netamente estadounidense, España también tuvo su pulp: la literatura popular contenida en las llamadas novelas de a duro o de quiosco, muchas de ellas publicadas por la editorial Bruguera. Las historias del Oeste de Marcial Lafuente Estefanía o Silver Kane (seudónimo de Francisco González Ledesma, que posteriormente y ya como escritor al uso fue reconocido con el premio Planeta), la ciencia ficción de Curtis Garland o las 4.000 novelas rosas de Corín Tellado. La editorial Akal ha lanzado recientemente la colección titulada ¡Bang, bang, está muerto!, en la que Moncho Alpuente y Luis Conde Martín recuperan 16 de las mejores historias del género policiaco popular publicadas entre los años treinta y sesenta del siglo XX.

Varios factores hicieron que estas publicaciones desaparecieran. La II Guerra Mundial y las restricciones en el uso de papel provocaron la subida de costes y la pérdida de rentabilidad. El Gobierno y parte de la población empezaron a ver los pulps con desaprobación, debido a sus altas cargas de erotismo y violencia. La atención del público se enfocó a los cómics books, las novelas de bolsillo, los shows televisivos, seriales radiofónicos y el cine de ciencia ficción. Pero, aunque desaparecieran las revistas, lo pulp se traspasó a la cultura popular posterior, como se ve en algunos cómics, el cine de Serie B, el gore, las películas de Quentin Tarantino (especialmente Pulp Fiction o Kill Bill) y Robert Rodríguez (Planet Terror o Machete), o incluso, en la forma de jugar con las bajas pasiones del lector que exhiben algunos best sellers. Terribles, incorrectos y desquiciados, pero también, vistos desde hoy, ingenuos y entrañables: los pulps atrapan la pulpa del cerebro.

NUNCA JAMÁS by El Sek.


Soy mudo,

desde que me orillaste a la tierra del nunca jamás

desde que mi voz es un sonido que se pierde entre el eco del aire,

desde que mis palabras no te inspiran ni tristeza,

desde que mi vida es un cementerio donde ideas sin importancia vagan sobre las tumbas.

Soy mudo,
desde que te fijaste en especies en peligro de no extinción,
desde que soñé con ella poniéndole la bandera de conquista sobre su ombligo,
soy mudo desde que te tapaste los oídos, desde que mi soledad es tu vicio y desde que tus flores ya no se marchitan,

soy mudo desde que pensé en tu sonrisa (sobrevalorada)

y

desde que otras pusieron sus ojos, oídos e ilusiones en mí.


Ahora digo,

si yo fuera Peter Pan

los panes sobrarían

y de tu cuello rozando tu oído no

podría decir mucho,

pues yo ahí me perdería,

aunque siga sin hablar.


El Sek, del blog GachoperoalavezRifado.

jueves, 16 de agosto de 2012

NOTA por Jacob Iglesias.



Olvidarme
de ese poema memorable que comenzaría
“Unos mentirosos de nacimiento buscando
ansiosamente verdades. Eso es lo que somos.”
Escribir algo
sobre esta tarde de domingo sin ambulancias,
ni rastro de aburrimiento,
ni la televisión de los vecinos de arriba
a todo volumen.
Sólo el zumbido tenue del frigorífico,
un libro y, por primera vez desde hace meses,
el sol palpando cada objeto
de la habitación, reconociéndolo
como las manos de un ciego.
Ha sonado el timbre.
Seguro que ya es ella.


Jacob Igesias

1 RELATO de Trevor Kusuhara.


Anoche mataron a una negra en el piso de abajo. Mi chica se sobresaltó cuando oyó el disparo. Yo estaba durmiendo y me desperté por el sobresalto de mi chica. Luego fue todo silencio, después unos pasos apresurados abandonando el piso. Supuse que después de todo, alguien había pasado al otro barrio. Minutos después llegó la policía y la ambulancia. Se llevaron el cadáver. Y los polis subieron arriba y nos interrogaron. Les dijimos que la negrita era una buena chica. Jamás tenía mala cara, y cuando nos la encontrábamos en el ascensor siempre saludaba y preguntaba por el tiempo. Los polis nos dijeron que andaba metida en drogas y robo agravado. Bueno, todos tenemos nuestro pequeño secreto, pensé. 

Cuando todos se fueron. Volví a la cama, pero gran parte del sueño ya se había ido. Me preparé algo de café y me vine a escribir un poco. Ahora practico más que antes toda esta mierda de escribir. Es un poco jodido y puede hacer perder la cabeza a un hombre. Mi chica, Josie, no tiene problema a la hora de dormir. Sencillamente se echa, dobla sus piernas y ya está. Al otro lado del mundo soñando con que un hombre famoso la invita a salir. Tengo problemas de dormir desde que entré a trabajar en una fábrica de horario nocturno. Llego a casa amaneciendo y estoy allí en la cama, incluso horas, dando vueltas y vueltas. Buscando el culo de morfeo. 

Ayer me levanté después de haber despertado por cuatro veces en la cama. Afuera amanecía. Malas señales, una vez que llegaba el sol todo se había acabado. Nuevamente al trabajo, a la fábrica, donde te mantienen recluido durante horas. Esperar a la noche. Solo duermo por pequeños periodos de tiempo. A veces pienso en el tiempo que necesita una batería para recargarse, mi batería hace tiempo que pide una recarga pero yo estoy allí exprimiéndola, estrangulándola. 

Estoy pensando conseguirme una mascota, cuando salgo de casa mi chica queda sola y aburrida. Y no hay nada más peligroso que una chica sola y aburrida. Así que ya veis, antes tenía un gato atigrado. Era un buen gato, nunca se aparecía cuando tenías una mala racha. Hasta que un perro del vecindario lo mató. Era de esos gatos que paraba metiéndose en líos, supongo que quería imitarme. Iba a las casas a robarse la comida cuando nosotros le dábamos de sobra. Puede ser que no le gustase la comida. 

La cosa que ahora al llegar a casa me encuentro con mi chica haciendo la limpieza y escuchando música horrible. Ella sabe que es horrible pero aún así le gusta. Yo me hago el tipo duro y no digo nada. Nunca discutas con una mujer, es un tema de nunca acabar. Es mejor mantenerse al margen de todo eso, tratar de buscar el chiste de la situación y largarte con tu lata de cerveza.


Trevor Kusuhara, del  blog La nueva Mierda.

martes, 14 de agosto de 2012

MANUAL PARA UN POSIBLE APOCALIPSIS


Por fin lo tengo en mis manos. Por fin lo he leído-bebido como un manatial. Creo que estoy/estamos ante una obra visionaria, un verdadero signo de los tiempos. Y sí, hablo de El hombre del tiempo muerto (Origami, 2012), el nuevo objeto incendiario de Alfonso Xen Rabanal. Si muchos se han empeñado en ver lejos, muy lejos, las posibles respuestas, deberían sorprenderse y muchísimo cuando las encuentren todas juntas, bien empaquetaditas, aquí, y no en el Financial Times (la economía es sólo una parte de la realidad, por mucho que se empeñen obsesivamente algunos). El tiempo del hombre muerto es lo más parecido a un grito agudo en esta desesperante sociedad atrofiada e inhumana, no es extraño pues identificarse, poética y vitalmente, con la mayor parte de la narración-verso que incluye esta obra fundamental y viva, demasiado viva para cualquier lector (casi palpita como un corazón arrancado del pecho). Por eso no puedo más que asentir y sufrir en la multitud de sus líneas divergentes ("Que sí, tú... que la culpa es de los inmigrantes, las mujeres, los funcionarios... de todo dios menos de esa parte de nosotros que vive engañada por el paraíso ficticio..." y sigue, porque la cosa sigue), perderme, desorientarme o volver a hacerme las preguntas de siempre ("Vivimos ya los tiempos que no son nuestros... a cada generación le llega ese momento en el que decide pararse y se abandona... se deja ir..."). 


Y pensar, el cabrón vuelve a dar en la diana, otra vez, como esa gente que no deja de acertar y molesta mucho a nuestra verdad de medio pelo, sujeta en la inercia tonta de la nada. Demasiada verdad no es tolerable para los supervivientes. En ese punto estamos. Decía cierto escritor muerto, que la verdad es siempre poesía. Por eso mismo siento y defiendo este El hombre del tiempo muerto como una maratón puramente poético, un buen escupitajo en la frente, esa perfecta combinación de sangre, semén y orina que debe ser un buen libro. Aquí no faltan diatribas, divagaciones estilísticas, buceo al estilo Céline, la sombra de la muerte, Burroughs, cierto hedor conocido y esa agradable sensación de placer confortable mientras se habita el caos. Mr. Xen vuelve a dar en el clavo después de ese aviso anticipado que fue La cámara de niebla (Eclipsados, 2008). Pero si aquella cámara avisaba, este tiempo nos pilla ya incendiados y hartos de ir encima de un tren muerto que no lleva a ninguna parte, en todo caso a un fin predecible en el que no somos más que carne desgastada. Porque El hombre del tiempo muerto desconfía y mucho de la silicona, los gadgets, las falsas sonrisas... todo eso que aparentemente hace la vida mejor y que justamente dinamita esa verdad que últimamente ya parece un lujo de ociosos o nostálgicos. Están a tiempo de leer este manual del último y más reciente apocalipsis. Su última oportunidad. 


Julio César Álvarez, del blog Respirar descontento.

viernes, 10 de agosto de 2012

MR. KRUJIDOR EN LUCHA CONTRA EL AGOSTAZO. Patxi Irurzun



¿¡Lo mismo!? ¡Lo mismo noooo!

Si ustedes tienen hijos y son unos malos padres, incapaces de despegarlos del televisor y de ponerlos a leer algún libro en el que aprendan a no tirar los papeles de los Pirulo Bazooka al suelo, seguro que lo conocen: Mr. Krujidor, ese luchador enmascarado que aparece de repente debajo de la cama de habitaciones de adolescentes que huelen a choto o entre los mínimos huecos de sofás de los cuartos de estar convertidos en hospitales robados en los que los cacos lo único que han dejado es un televisor encendido y el mando a distancia con la tecla atorada en Boing. Mister Krujidor es el antídoto infalible contra las frases de padres del tipo: “Si no te lo comes ahora, para cenar”, “Como me encuentre a Bob Esponja por ahí lo estrangulo” o “¿Ya estamos otra vez con lo mismo?”. Es en este punto crítico cuando interviene el héroe de los niños, el enmascarado Mr. Krujidor:
—¿Lo mismo? ¡LO MISMO NOOOO! —grita hecho un basilisco, después de su aparición deux ex machina, y empieza a arramblar con todo lo que encuentra a su paso.
Al principio Mr. Krujidor resulta simpático, lo vemos como a un romántico luchador que hace puré y cruje las convenciones y el autoritarismo paterno, pero la máscara no tarda en caérsele y al cabo de 666 visionados del spot comprendemos que en realidad es un mercenario del neoliberalismo y que toda su rebeldía tiene como único objetivo hacernos tragar a la fuerza unas natillas con trozos de Oreo. Mr. Krujidor es, en fin, un vendido, un renegado, la vergüenza de toda una saga de enmascarados como Superbarrio, El Santo o el Sup Marcos en guerra y en guardia contra los Hombres Infernales. 

Txatxi Irurzun. Crítico de televisión

Cartas al director: Txatxi Irurzun es un bocachancla

Estimado señor director: me dirijo a usted para que reconsidere seriamente si debe mantener en su plantilla a bocachanclas como su crítico de televisión, Txatxi Irurzun, que en su octavilla de ayer arremetía contra mí injustificadamente en un alarde público de ignorancia. Para que usted vaya haciéndose a la idea: ¿Qué credibilidad tiene un crítico de televisión que piensa que Bob Esponja lo emite Boing, en lugar de Clan?
El señor Txatxi, también conocido como el hombre desactualizado, yerra además de cabo a rabo, con su crítica, pues creo que por  todos es sabido y particularmente por los Hombres Infernales, que he renunciado a trabajos alimenticios como el anuncio de natillas al que se refería y desde hace algunos meses estoy entregado a combatir el mal, o sea el capitalismo  en cuerpo y alma (sobre todo cuerpo, pues para eso la naturaleza me ha dotado de estos pectorales graníticos). Alguien como yo no puede sustraerse a la actual conyuntura económica y social ni aún menos renunciar a los superpoderes que me son inherentes y han sido por ello públicas y notorias mis últimas intervenciones, por ejemplo,  apareciendo por sorpresa bajo el portafolios del Ministro del Interior cada vez que dice “Reforma electoral” (¡REFORMA ELECTORAL NOOOO! ¡PUCHERAZO!) o entre las barbas tricolor del presidente cada vez que pronuncia esa palabra: “Crisis” (¡CRISIS NOOOO! ¡ESTAFA!), entre otras acciones, que se multiplicarán si duda a lo largo de este agosto que, como es tradicional, el enemigo aprovechará para atacar con especial saña cuando estemos desarmados por el tinto de verano.  Mi lucha es ahora, no puede ser otra que la lucha de clases, y bajo mi máscara no solo se oculta mi rostro, sino el de todas aquellas víctimas del capital que quieran devolver los golpes. Si usted desea sumarse a este combate, señor Irurzun, lo mejor que puede hacer es –se lo ruego— dejar de escribir sandeces.

Mr. Krujidor. Luchador enmascarado

EL DÍA D por Pablo Cerezal.



Hoy es el día en que tengo que entrevistar a Charles Bukowski. Tengo todo preparado: la introducción, las preguntas, las posibles escapatorias a las posibles respuestas no deseadas, las frases oportunas para convertirme a la primera en un elemento “cercano” a su personalidad y su prosa…
Incluso he comenzado a beber temprano. Cerveza Miller, el genial brebaje del Doctor Henry. Es realmente buena esta cerveza. Nada que ver con la que me intenta colocar a diario el bueno de Jeff Beck. Si es que hasta el nombre que ha puesto a su cerveza da pereza: Beck’s. ¡Qué falta de imaginación! Debería dedicarse a la guitarra en vez de seguir ensayando nuevos sabores en los matraces malolientes que guarda en la trastienda de su negociado de ultramarinos. Al fin y al cabo el chaval es diestro a las seis cuerdas…pero su cerveza…prefiero la Miller. Entra suave y fácil y te desordena el campo visual antes de que comiences a dar cuenta del tercer litro.

El caso es que lo tengo todo preparado y ahora sólo pienso dónde habré dejado las llaves del coche. No puedo acercarme hasta allí en transporte público. El viejo indecente se ha mudado a una zona residencial cercana al hipódromo, en las afueras del Laberinto Visceral. Sí, pone la excusa de las carreras, tener cerca su zona recreativa predilecta, pero en el fondo creo que se trata de que los réditos obtenidos por sus escritos comienzan a engordarle aún más el ego. Al fin y al cabo a nadie amarga un dulce. Por lo visto ni siquiera acude ya a los bares. Eso le dijo al menos a Sean Penn cuando éste le entrevistó, hará dos meses. ¡Otro tipejo de cuidado! Así que sólo por ser actor de fama mundial tiene derecho a robarnos el sustento a los plumillas de medio pelo como yo, que subsisto a base de colaboraciones en fancines de dudosa distribución y aún más dudosa repercusión. Bueno, al muy mamón le quedan tres asaltos, el cine sonoro ya es un hecho y a ver qué opina el público cuando escuche su voz aflautada e histérica…todo se andará. Además: hoy es mi día. Cuando salga de la casa de Bukowski tendré material de sobra para comenzar mi andadura hacia la fama, estoy seguro.

Las llaves…y otra cerveza. Es imprescindible tener a mano una cerveza. Mejor cuatro. Un par para el camino y otras dos para invitar al viejo, eso le pondrá en situación de responder a mis preguntas.

¿Y el gato? Joder, quizás sea arriesgar demasiado pero creo que al escritor le gustan los gatos. Le puedo regalar el mío, así, de entrada, a bocajarro. Eso le rendirá de inmediato y podré sentirme más cómodo al lanzarle mis preguntas. Pero a mi mujer no le va hacer ni pizca de gracia. ¡No importa! Si supiese que la primera opción que barajé fue ofertarle sus servicios amatorios al viejo borracho…eso sí permitiría que la entrevista fuese fluida y relajada, y yo me sentiría más cómodo, más tranquilo…creo que voy a tomar otra Miller, lo empiezo a necesitar. Y repasar las preguntas, sí, aunque creo que están bien: estructuradas, directas, encadenadas, sin opción de concesiones al entrevistado. Las he escrito y repasado en la noche, como a él le gusta, él no escribe de día, piensa que es como acudir desnudo al supermercado, es mejor de noche, cuando nadie te ve y la magia fluye entre los dedos. Pues así lo he hecho yo, de noche y…y desnudo y bebiendo cerveza y dejando que mi santa se arrodille frente a mi lúbrica herramienta…eso siempre me relaja, no porque ella lo haga bien ni sea bella, eso es lo de menos, es simple cuestión de nivelar necesidades. En esto le doy la razón al viejo: el sexo es como un trance: un momento en que te instalas con la necesidad de la urgencia y que abandonas con la urgencia de la necesidad. Ni siquiera existe la belleza, y menos en mi mujer, jajaja, ¿cómo decía el bueno de Bukowski? Sí, algo así como que al mirar a una mujer de las comúnmente consideradas hermosas a él le parece estar mirando un plato de sopa, sí, es agudo…

¡Venga! Las llaves del coche…y el gato, ¿por qué no? ¡Sí!, ¡tú!, pequeño bastardo, ven aquí, no me hagas correr tras tus zarpas malolientes, te voy a llevar con un amigo que te tratará mejor que el plato de sopa fría que te hace las veces de dueña, ya verás…

Y los papeles. Debo hacer un último esfuerzo por memorizar el orden correcto de las preguntas. Deben fluir con sencillez: sinceras y directas, como las que le haría a un amigo. Tengo que ganarme su simpatía, conseguir que se sienta frente a un colega de correrías. No puedo aparentar el vulgar entrevistador que soy. Al fin y al cabo pretendo que esta sea la primera entrevista en que el maldito viejo indecente se sincere y no juegue al ratón y al gato con el periodista dando información falsa y carcajeándose como una anciana desdentada. Le gusta contar mentiras en las entrevistas, siempre lo dice. Pero conmigo será distinto. El gato y las cervezas le pondrán de mi lado…y ¿las llaves?, ¿dónde están las malditas llaves? ¡joder!, no puede ser…mi mujer…fue al supermercado y me dijo que se llevaba el coche mientras yo repasaba las preguntas…

No puedo ir en transporte público y no tengo dinero para un taxi. Si llego tarde seguro que ni me abre la puerta, el muy cabrón. Bien, cogeré más cervezas y me acercaré al supermercado. En cinco minutos pasa el autobús que me deja allí. Interceptaré a mi mujer y le cogeré las llaves…y el coche…¿y el gato? El maldito revisor seguro que se percata de que lo llevo bajo mi impermeable y no me deja entrar al bus. Venga, vamos, tú, ven aquí conmigo…

Todo saldrá bien. Todo va a salir bien. Todo ha de salir bien. Todo debería salir bien. Todo saldrá deliciosamente bien porque todo fluye deliciosamente fácil y suave.

Tres minutos. Se ha adelantado un minuto. Gracias a que la cerveza me espabila y pone alerta. He sido rápido y el gato está inconsciente tras el golpe que le he dado con el culo de la última botella consumida. Al menos respira, no lo he matado. Menudo plan si le mato. ¿Qué panorama! Presentarme en casa del egregio literato amante de los gatos con un ejemplar muerto. Aún así me encuentro tan lúcido que habría podido sortear el problema. ¿No es el propio Bukowski quien asegura que la violencia no se puede retener en el interior?, ¿qué es una energía que tenemos que sacar si no queremos volvernos locos? Pues eso, le diría que he sacado a pasear mi violencia para no volverme majara. Así me contaría de inmediato entre “los suyos”.

Todo saldrá bien.

Odio los autobuses. Apesta a perfume rancio y sudor acartonado. Y a cerveza. Aunque por la mirada de la anciana de mi izquierda el que debe apestar a cerveza soy yo…no importa, ella no tiene ni idea de que tengo una cita con el gran escritor Charles Bukowski, que me he bebido ya más de cinco litros de Miller, que llevo un gato amordazado bajo la axila derecha, que me dirijo al supermercado con la firme intención de comprar un corpiño y unas bragas de cuero, localizar a mi mujer, golpearla hasta la inconsciencia, meterla en nuestro automóvil, desvestirla y volver a vestirla con el corpiño y las bragas, tomar camino hacia la casa del escritor y…regresar con la mejor entrevista a Bukowski que jamás se haya publicado. Con esto me gano una sección propia en LaLetraCruzada®, ¡seguro! Cierto, regresaré solo, sin mujer y sin gato…pero estoy seguro de haber dejado al menos un par de Miller en la nevera.

por Mailer S. Thompson


Pablo Cerezal, de Los relatos de la letra cruzada.



EL MAR EN EL BUZÓN, Ramiro Gairín



Yo dibujo los patos del sello del condado, tú quisiste ser poli desde siempre. Aunque no lo sepamos sabemos ser felices. No salgas sin comerte los dos huevos, que hace un frío real como el dinero. Vigila que no alcance a nuestro niño.
        
Yo soy un carnicero, tú de pronto una estrella. Yo soy manso y tú tuerta. Yo quiero ser de tus dos hombres uno. Ayudarte a morir de tristeza por él; las cosas que no se dicen es como si no fueran.

         Yo soy un aprendiz de proyector, tú dos ojos azules que para respirar piden el blanco y negro. Con una caja de besos prohibidos entendí que en la vida o llueven o se queman. Esperaré cien tardes al pie de tu ventana. Probemos a imitar a las películas.

         Yo soy Jof, tú eres Mía. A nosotros la muerte no va a desafiarnos. La negra peste juega sólo con caballeros. Que ellos pesen sus horas con las grandes preguntas. Queden para nosotros las fresas y la leche.

         Incluso parecerme a ese monstruo al revés que para recordarte que sigue enamorado, que eso es estar vivo, muchos años después todas las noches inventa la nieve.      

Del El mar en el buzón, Ramiro Gairín. Ediciones Vitruvio (2012)         

jueves, 9 de agosto de 2012

A CUESTAS CONMIGO MISMO by Pepe Pereza.



Estoy sentado frente a la lavadora. Observo cómo el tambor da vueltas a toda velocidad en el programa de centrifugado. No tengo otra cosa mejor que hacer que contemplar la carcasa de poliuretano transparente. Ese cíclope de pupila veloz con el que mantengo una lucha de miradas. La ropa ya no se distingue. La fuerza centrífuga ha hecho de las prendas una masa compacta y multicolor que gira y gira rápidamente dejando un hueco en el centro. Pasan los minutos y sigo hipnotizado por el movimiento constante que dibuja círculos concéntricos. Permanezco atento sin otra cosa que me distraiga. Paralizado, inmóvil. Giros y más giros. Ziung-ziung-ziung-ziung… El ojo de buey es ahora un agujero negro que absorbe todas las partículas de mi cuerpo. Mejor aun: Un gran remolino en medio del océano. Ziung-ziung-ziung-ziung… Un ciclón. Un huracán. Ziung-ziung-ziung-ziung… El movimiento va decelerando. Zi-ung… zi-ung… zi-ung… z-i-u-n-g… El programa de lavado ha acabado. Poco a poco el tambor deja de girar hasta que se detiene. Saco la ropa de la lavadora y la tiendo.
Llaman al timbre. Es El Culebras. Me trae veinticinco gramos del mejor hachís que se pueda encontrar. Lo bueno se paga, así que aflojo la guita. Después de eso me quedan unos pocos euros para pasar el mes. El Culebras tiene prisa, debe atender a otros clientes. Un hombre atareado El Culebras. Se despide y me deja a solas con las moscas.
El humo denso, pegajoso y dulzón entra en mis pulmones. Fumo tranquilo mientras el sol dibuja rectángulos en las paredes. Tengo toda la tarde por delante. Debería escribir, llevo varios días sin hacerlo. De hecho, tendría que fijarme un horario y atenerme a él. Cuatro horas obligatorias de escritura al día. De esa forma produciría más. Pero yo soy de los que necesitan un punto de partida, una imagen, un toque de inspiración, algo que ponga en funcionamiento la máquina. Por mucho que me coloque delante del teclado, si no tengo “eso” no podré escribir una palabra. Julio Cortázar decía: Siempre hay que mirar hacia adelante. Yo prefiero mirar hacia dentro. En lo más profundo de mí es donde están las palabras. Las mías. Para encontrarlas tengo que sumergirme en ese abismo abisal. No es fácil llegar ahí. A veces, es incluso doloroso. Sigo fumando. El salón se va llenando de humo y Jazz. Louis Armstrong hace sonar su trompeta y Ella Fitzgerald pone la voz. Hachís y jazz son una buena combinación. La mezcla me lleva a dobles dimensiones y universos alterados. Paz, sosiego y espirales de humo. Un pequeño escarabajo sube por el cristal de la ventana. Observo los colores de su caparazón. Pienso en el esfuerzo del pobre bicho que trepa burlándose de las leyes de la gravedad. En un momento dado extiende las alas y, cual camicace, trata de atravesar el vidrio. Lo intenta una y otra vez arremetiendo insistentemente. Toc, toc, toc. Me apiado de él y le abro la ventana para que pueda escapar.
El porro se consume. Necesito más.
Tengo que escribir. Sin embargo, es mejor fumar y dejarse llevar por el razonamiento de la pereza. Fumo. Louis toca la trompeta, Ella canta y yo fumo. Cada uno a su tarea. Cada cual con su instrumento. Si no escribes, al menos podrías leer. Tienes montones de libros que aguardan a ser leídos. Elijo uno. Lo abro por la primera página y leo:

“Estábamos en algún lugar de Barstow, muy cerca del desierto, cuando empezaron a hacer efecto las drogas. Recuerdo que dije algo así como:

- Estoy algo volado, mejor conduces tú…

Y de pronto hubo un estruendo terrible a nuestro alrededor y el cielo se llenó de lo que parecían vampiros inmensos, todos haciendo pasadas y chillando y lanzándose en picado alrededor del coche, que iba a unos ciento sesenta por hora, la capota bajada, rumbo a las Vegas…”

Ojalá tuviera yo el ritmo y el talento de Hunter. Sus palabras me han dado la pauta que estaba buscando. Dejo el libro y me pongo frente al teclado. Escribo:

Estoy sentado frente a la lavadora. Observo cómo el tambor da vueltas a toda velocidad en el programa de centrifugado. No tengo otra cosa mejor que hacer que contemplar la carcasa de poliuretano transparente. Ese cíclope de pupila veloz con el que mantengo una lucha de miradas. La ropa ya no se distingue. La fuerza centrífuga ha hecho de las prendas una masa compacta y multicolor que gira y gira rápidamente dejando un hueco en el centro. Pasan los minutos y sigo hipnotizado por el movimiento constante que dibuja círculos concéntricos. Permanezco atento sin otra cosa que me distraiga. Paralizado, inmóvil. Giros y más giros. Ziung-ziung-ziung-ziung… El ojo de buey es ahora un agujero negro que absorbe todas las partículas de mi cuerpo. Mejor aun: Un gran remolino en medio del océano. Ziung-ziung-ziung-ziung… Un ciclón. Un huracán. Ziung-ziung-ziung-ziung… El movimiento va decelerando. Zi-ung… zi-ung… zi-ung… z-i-u-n-g… El programa de lavado ha acabado. Poco a poco el tambor deja de girar hasta que se detiene. Saco la ropa de la lavadora y la tiendo.

Llaman al timbre. Correo comercial ¡Que los jodan! He perdido el hilo de la narración y no consigo continuar con la historia. Leo lo escrito ¿A quién le puede interesar esto? A nadie. Fumo. Siento la neblina en mi cabeza. Ese letargo especial que da el T.H.C. El tiempo se detiene dentro de la habitación mientras que el mundo exterior sigue con su frenético desasosiego. Entra Nico. Va a tumbarse en el centro del sofá. Debido al calor, lleva días soltando pelo por toda la casa. ¡Maldito animal! Si tuvieras que recogerlo tú seguro que pondrías más cuidado. Ajeno a mis desvaríos, el gato se estira y deja la cabeza colgando. Tal vez, podría escribir sobre gatos. No sería el primero. Incluso Burroughs escribió un libro contando sus experiencias con los gatos que tuvo a lo largo de su vida. Pienso en ello. Por otro lado ¿qué se puede contar de un gato? Que come, caga y duerme. Básicamente es lo que hacen. Prefiero seguir fumando. Se está bien aquí sin hacer nada. Solo. Ahora que lo pienso la soledad es un buen tema para escribir. Casi todo el mundo tiene miedo a quedarse solo. Yo no. Adoro la soledad. Podría pasarme años enteros sin sentir la necesidad de ver a nadie. Recuerdo que el primer libro que me cautivó fue “Robinson Crusoe”. Me entusiasmaron sobre todo los capítulos que Robinson estuvo solo en la isla. No tanto cuando llegó Viernes. Aunque nunca llegué a comprender su empeño por abandonar el islote. Allí lo tenía todo. Para qué volver a una sociedad contaminada de progreso. Yo sería feliz en un lugar alejado del mundo. Fue Mohamed Chukri quien dijo que: El hombre en soledad puede elegir entre ser un genio o un idiota. Opino que por mucho que pretendas ser un genio la mayoría de las veces, por no decir todas, terminas siendo un completo idiota. Como yo.
Por los movimientos que hace, sé que Nico está soñando. ¿Con qué? Vete tú a saber. Ese es otro tema sobre el que puedo escribir: ¿Qué sueñan los gatos? Me pongo en lugar de Nico y trato de pensar cómo él. Renuncio. No tengo la cabeza para ponerme en lugar de nadie, menos de un gato.
Es hora de sustituir la trompeta de Louis por el saxo de Charlie Parker. Eso es, Charlie, dale duro. Tú sí que sabes…

® pepe pereza

(Extracto de la novela “A cuestas conmigo mismo”)

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