Yo
dibujo los patos del sello del condado, tú quisiste ser poli desde siempre.
Aunque no lo sepamos sabemos ser felices. No salgas sin comerte los dos huevos,
que hace un frío real como el dinero. Vigila que no alcance a nuestro niño.
Yo
soy un carnicero, tú de pronto una estrella. Yo soy manso y tú tuerta. Yo
quiero ser de tus dos hombres uno. Ayudarte a morir de tristeza por él; las
cosas que no se dicen es como si no fueran.
Yo soy un aprendiz de proyector, tú dos
ojos azules que para respirar piden el blanco y negro. Con una caja de besos
prohibidos entendí que en la vida o llueven o se queman. Esperaré cien tardes
al pie de tu ventana. Probemos a imitar a las películas.
Yo soy Jof, tú eres Mía. A nosotros la
muerte no va a desafiarnos. La negra peste juega sólo con caballeros. Que ellos
pesen sus horas con las grandes preguntas. Queden para nosotros las fresas y la
leche.
Incluso parecerme a ese monstruo al revés que para
recordarte que sigue enamorado, que eso es estar vivo, muchos años después todas
las noches inventa la nieve.
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