En los baños públicos contorneo mis ojos con un negro negro
que hace mis ojos más negros
sobre todo porque son
marrones.
Mientras el lápiz pasea suavemente sobre la línea perfecta
de mis grandes ojos que en verdad son
pequeños
pienso en el ruido, en los pasos,
en el mundo que continúa girando tan estresado
como lo estaba yo hace unos segundos,
recuerdo el calor del horno y el suelo de parqué de mi ático en Roma,
invento alguna metáfora que flota sobre el caldo de mi dolor
mientras niñas tontas se ríen de tonterías, entran y salen del baño,
abren la puerta, mean, se lavan las manos, se ríen y salen.
Abren la puerta, mean, se lavan las manos, se ríen y salen.
Se lavan las manos
y ninguna estira de la cadena.
EL W.C. DE LA CONCIENCIA
Lucía Bosca, poema inédito.
bien!
ResponderEliminarBastante bien.
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