A la derecha, con setenta
y muchos kilos de peso, 1’86 de altura,
el Poeta Espejo, el eterno aspirante,
el Zorro de Fuego de Tenochtitlán. A la izquierda
(y por encima, y por debajo, y todo alrededor),
sin peso conocido y sin altura,
el vigente campeón, el Negro Rivas,
el Puño de Oro del Atlántico Norte,
el Vacío.
un poema estupendo de un estupendo poemario: enhorabuena, poeta Espejo, y que Hank nos guarde de los Bichos Malos.v.
ResponderEliminarJoder, compadre, qué bien os estáis portando y qué orgulloso estoy de formar parte de la tropa. Os debo unas cuantas y no serán de garrafón.
ResponderEliminarJ.D.E.