lunes, 1 de septiembre de 2008

KRIPTONITA, por José Daniel Espejo.



Para Ángel González Espada


En la madrugada, sujeto a mi botella

de oxígeno para apnea, pienso en mi hermana,

y trato de dormirme.


El insomnio y la tristeza son costumbres

mucho más resistentes que una vulgar

insuficiencia respiratoria. Ya no fumo,

no hago nada en todo el día. Por las noches,

buceo.


Busco a mi hermana en las praderas de algas,

sueño que volvemos a hablarnos

y me despierto. Con una mascarilla

y un olor a sudor tan terrible en la funda de la

almohada.


Aún no es de día y escribo

poemas como éste, o invento una charla

con frases perfectas como peces voladores

saltando entre mi boca y la suya.


Bodegones costumbristas. Si te fijas

se ve la kriptonita por detrás de la naranja.

Te pido perdón. No hago nada en todo el día,

y llega la noche, y enciendo la máquina.


José Daniel Espejo, de Música para ascensores ( Premio Internacional de Poesía Antonio Oliver Belmás, 2007 ).

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