sábado, 31 de julio de 2021

EL GENIO DE LA MULTITUD por CHARLES BUKOWSKI



Hay suficiente traición, odio, violencia 
y necedad en el ser humano corriente
como para abastecer cualquier ejercito o cualquier jornada

y los mejores asesinos son aquellos que predican en su contra
y los que mejor odian son aquellos que predican amor
y los que mejor luchan en la guerra son al final aquellos que predican paz

aquellos que hablan de dios necesitan a dios
aquellos que predican paz no tienen paz
aquellos que predican amor no tienen amor

cuidado con los predicadores
cuidado con los que saben
cuidado con aquellos que están siempre leyendo libros
cuidado con aquellos que detestan
la pobreza o están orgullosos de ella
cuidado con aquellos de alabanza rápida
pues necesitan que se les alabe a cambio
cuidado con aquellos que censuran con rapidez
tienen miedo de lo que no conocen
cuidado con aquellos que buscan constantes
multitudes no son nada solos
cuidado con el hombre corriente con la mujer corriente
cuidado con su amor
su amor es corriente busca lo corriente

pero es un genio al odiar
es lo suficientemente genial
al odiar como para matarte como para matar a cualquiera
al no querer la soledad
al no entender la soledad
intentarán destruir cualquier cosa que difiera de lo suyo
al no ser capaces de crear arte
no entenderán el arte
considerarán su fracaso como creadores
solo como un fracaso del mundo
al no ser capaces de amar plenamente
creerán que tu amor es incompleto
y entonces te odiarán
y su odio será perfecto

como un diamante resplandeciente
como una navaja
como una montaña
como un tigre
como cicuta

su mejor arte


Charles Bukowski

jueves, 29 de julio de 2021

POÉTICA II por MARCOS MATACANA MARTÍN



"Nem me reveles teus sentimentos"
-Carlos Drummond de Andrade-


"Cuando siento no escribo", dijo Bécquer
en una de sus Cartas literarias
a alguna de sus chorbas del momento.

Y aunque no entiendo bien si se refiere
a versos, a poemas o a poetas
(tengo que releerla, y qué pereza)

habló también de alas transparentes,
de nervios que se agitan, de quimeras,
de fibras y de gases desprendidos

(de gases inflamables, de la llama
con que los prendería en los combates,
supongo, con Campillo y con Nombela…),

y en eso sí he de darle la razón:
no hay nada más hinchado que un poeta.
Normal que suelte gases como un géiser.

Por eso si has pensado en liberar
tus céfiros cautivos, deja que antes
te dé algunos consejos al efecto:

si lo quieres petar con un poema,
evita ser sincero, porque a nadie
le importa tu verdad (si no es la suya);

simula, disimula, pontifica
con la humildad soberbia de los genios,
y siembra omnipresente un mar de niebla

que desdibuje líneas y perfiles,
que dé al silencio peso y dé volumen
a la abstracción inocua de lo huero;

finge profundidad, que no se entienda
qué coño estás diciendo, y sobre todo,
disfraza tu interés de compromiso;

apúntate a una causa (qué sé yo,
la paz, el veganismo…) y vende humo
(no vayas a apartarte del rebaño);

escóndete en la bruma y ten presente
que igual que la pelusa de tu ombligo
son para los demás tus sentimientos.

Marcos Matacana Martín


miércoles, 28 de julio de 2021

COSAS QUE PASAN EN LOS PUEBLOS QUE NO LLEGAMOS A ENTENDER por JOSÉ PASTOR GONZÁLEZ



nos cerráis las escuelas y nos abrís cuartelillos de la guardia civil
echáis abajo los viejos molinos los viejos cortijos
los lavaderos los chozos
los recuerdos las palabras
y nos construís modernos centros de interpretación
hoteles con encanto
miradores
nos robáis las tierras comunales las semillas el agua los sueños
nos quitáis los trenes los autobuses las bibliotecas
las fiestas las verbenas las canciones
la ilusión el silencio los árboles
y nos dais consejos alternativas
subvenciones y ayudas a fondo perdido
nos cerráis los centros de salud y nos ponéis cajeros automáticos
precintáis alambiques maquinas de tabaco bares sin licencia
y nos tanteáis para colarnos
parques eólicos urbanizaciones macrogranjas macropuertos cementerios nucleares
nos pagáis una miseria
por el trigo la leche la aceituna
los corderos los boquerones las patatas
y nos vendéis veneno comida basura transgénicos
tecnología progreso turismo y cuentos chinos
nos hincháis a impuestos leyes decretos políticas agrarias
normas higiénico-sanitarias para producciones agro-alimentarias …
todo son trabas papeles impedimentos y prohibiciones
permisos y multas
estamos cansados
estamos vacíos
de todo
excepto de recuerdos
somos pocos y viejos
y estamos solos
además
no damos el perfil
no cumplimos las expectativas
no somos lo suficientemente ecológicos
lo suficientemente emprendedores
lo suficientemente cultos y leídos
no somos sostenibles
hemos perdido
pero
ese mundo que existió
es de donde venís
aunque queráis olvidarlo
y aunque no tenemos futuro no tenemos miedo
y aunque no hay esperanza no desesperamos
no esperamos nada
no tenemos prisa

José Pastor González, del blog Libros y aguardientes.


Foto de José Ramón Luna de la Ossa

martes, 27 de julio de 2021

1 POEMA de MARÍA GUIVERNAU



Somos
el pasado que casi nos ahoga,
el fruto de los errores de cálculo,
las apuestas a ganar
que finalmente perdimos,
la ventana que abrimos
para lanzarnos al viento,
las cenizas del volcán
que apagamos con el llanto,
las preguntas a las que nunca
conseguimos dar respuesta,
los mapas que lograron perdernos,
la botella que lanzamos al mar
y se estrelló contra el acantilado,
la huida de nosotros mismos
corriendo en círculos.
Somos el pasado
construyendo este presente
que no se molesta
en echar un vistazo al futuro
que no tardará en visitarnos.

María Guivernau


lunes, 26 de julio de 2021

PERFECTO por ANA MARTÍNEZ CASTILLO



Y sin embargo, había algo en él que no era del todo normal. Su forma de respirar. Esos ruiditos mientras dormía. Aquel ronroneo metálico. Demasiado apacible y rítmico para ser verdad.

—Es solo que debemos acostumbrarnos a él. Se trata de la inseguridad de los padres primerizos. Relee el libro. Es de lo más normal—. Martin miraba al bebé con dulzura, ajeno a todo, y Sofie pensó que tal vez tuviera razón.

Quizás se estaba volviendo un poco paranoica. Por la novedad y todo eso. Porque un niño en casa te cambia la vida y a lo mejor una empieza a ver cosas raras por todas partes. Lo cierto es que el niño era normal. Más que normal: era perfecto. Así lo aseguraba el certificado del Centro de Fertilidad. Genes seleccionados, cribado de cromosomas fiable al cien por cien, células cultivadas para ser infalibles. Sin margen de error.

Y sin embargo, estaba aquella mirada. No era exactamente la mirada que se espera en un recién nacido, algo idiota y desenfocada. Era una mirada como de alguien que supiera cosas. Con un brillo inteligente, como si el bebé adivinara de antemano qué iba a pasar cuando ellos entraban en la habitación, qué iban a decir, qué tono de voz iban a usar. Y después estaba el hecho de que sus horarios eran exactos. Como si estuviera programado. Sofie sacudió la cabeza y trató de alejar esos pensamientos. No tenía sentido. Un bebé es un bebé y solo duerme, llora, come y ensucia pañales. Punto. Un bebé no te observa, ni predice tu comportamiento, ni te mira como si estuviera analizándote y fuera a emitir un informe por fax.

Sofie se acercó a la cuna y lo observó mientras dormía. Perfecto, tan perfecto. Recordaba las palabras del folleto de la clínica, memorizadas a base de leerlas mil veces. «Embriones seleccionados creados a partir de su propio óvulo. Mejorados para evitar enfermedades. Sin duda, la mejor parte de ustedes». Se habían convencido al instante, después de ver las instalaciones y de cómo sería todo el proceso. Algunas muestras de tejidos, la reproducción en una probeta y, al cabo de unos meses, salir por aquella puerta con su bebé en brazos. Un sueño hecho realidad cuando ya se habían dado por vencidos y creían que jamás llegarían a ser padres.

Sofíe acarició con un dedo la cara del pequeño y sonrió. Caminó hasta el cuarto de baño y tomó sus pastillas. Las pastillas de no pensar, como las llamaba Martin. Después se inclinó sobre la cuna y cogió al niño en brazos. Hermoso y perfecto. Y sin embargo… Llevó el oído al pecho del bebé. Ahí estaba otra vez. Ese tic-tac extraño. Ese runrún como de maquinaria. El niño entornó los ojos y Sofie creyó ver cómo uno de los párpados se le atascaba. Algo dentro del bebé zumbó, se reseteó y comenzó de nuevo. Sofie agitó la cabeza y decidió centrarse en mecer al bebé. Allí estaba. Y ahora era suyo. Después de tanto tiempo.

Ana Martínez Castillo


domingo, 25 de julio de 2021

AGUARDANDO SOMBRAS por HARVEY TOWNSHEND



afuera
las cuevas húmedas ofrecen cobijo
                             a los desheredados
los cantineros barren restos de historias
el diablo recorre las calles
y la muerte ronda en los hospitales

todo en orden

como dijo el viejo Hank
el mundo gira sobre un eje podrido

aquí dentro 
tampoco repican campanas

la oscuridad ilumina la casa

suenan relojes

el miedo
      cubre las paredes
      abre cerraduras

el miedo
       sabe cómo joderte
       sabe hacer bien su maldito trabajo

se mete en la cama
       como una serpiente
       como un iceberg

es una madeja
es una soga al cuello
es un ataúd

     sabe cómo atraparte
         sabe hacer bien su maldito trabajo

el miedo es un grito en mitad de la noche


Harvey Townshend, de Here's Looking at you (Boria Ediciones, 2021)


sábado, 24 de julio de 2021

NADIE SABE CANTAR COMO AMY WINEHOUSE por PEDRO ANDREU



Qué coño haces tú ahora en este poema, Amy.
Por qué me cantas, puesta de puntillas sobre el borde de la bañera.
Qué quieres de mí.
Por qué me miras con los ojos perdidos de papelinas de crack.
Tú, que pisabas tu propio corazón como si fuera de otros
y gritabas desde el sótano de tu casa en los suburbios de Southgate,
como si el tiempo fuera un perro que persigue su cola.
Qué coño quieres de mí,
que te pongo en el coche a las seis de la mañana
–Valerie, Back To Black, Rehab, You Know I'm No Good...–,
cuando el extrarradio gime como un despertador
y deshace su cielo de papel quemado
sobre las naves del polígono industrial.
Te beso. Te ofrezco mi día. Mis ganas de llorar.
El penúltimo baile de los semáforos en la ciudad que amanece.
Y mis ojos secos. Qué quieres, Amy.
Qué mierdas haces tú aquí, ahora, esnifando este verso.
Baila, baila, Amy, destrúyeme por dentro con tus canciones.
Ya siempre correrás bajo la madrugada intacta de los sábados
o llorarás sobre el linóleo de una cocina con lluvia en la ventana
a un tipo que no sabrá jamás amarte ni dejarse querer.
Oh diosa del final de las cosas y el exceso, piérdeme.
Oh deidad de la falsa lluvia de los aspersores,
bestia flaca bajo la luz quebrada de tungsteno,
hija de la periferia, peor que fumar.
Por qué me cantas desde la bañera, Amy,
con el rímel descorrido por la fiesta
y varias noches sin dormir.
A qué tanto dolor: desbordada bañera rota.
Qué quieres de mí.
Te abrazaré como si hubiese vida por delante.
Te veré cumplir los 28.
Te apartaré un mechón de tu melena tras la oreja
para decirte al oído que tu voz se parece
al motor de una Harley-Davidson rompiendo en dos la noche.
No sé a qué coño has venido tú ahora a este poema, Amy,
donde los negros taxis me persiguen y corro a oscuras
bajo los puentes del extrarradio
como los muertos y el lenguaje
para salvaguardar intacta
mi fe ciega en la sorda resistencia de la vida
a más golpes.
¿Estás mareada, Amy? ¿Amy?

Pedro Andreu


viernes, 23 de julio de 2021

EL SONIDO DE LAS AMBULANCIAS por JAVIER VAYÁ ALBERT



Somos preciosos excedentes
exquisita carnaza.
La calle es el manicomio
jóvenes mejores,
bien vestidos aplauden mortalmente aburridos
mortalmente mejores.
Podría matarte ahora mismo
matarte solo por respirar así.
En qué momento admitimos
como algo inherente a la vida
el sonido de las ambulancias.
Vorágine amarga de ovnis
descerrajando las madrugadas
aullido de artificial orfandad
naranjas mecánicas rodando
por las arterias colapsadas
de asfalto y urdimbre de neón.
El monstruo siempre es otro
a través de la garganta eléctrica
que ameniza la amenaza
recíproca y cóncava del espejo
como un sumidero nuclear.
Aguanta como un hombre
mientras te afilas las costillas
y ensayas un gesto amenazante
la última moda exige miasma
ser un tipo repugnante.
Podría matarte ahora mismo,
matarte solo por respirar así.
Ahí afuera hay millones mejores
mejores
como insectos dispuestos
mejores
como marabunta en coreografía
deliciosamente cruel y presunta
mejores
como la doctrina mecánica
de autómatas sedientos
mejor vestidos y mejores.
Mientras asumimos sin remedio
la banda sonora malsana
del sonido de las ambulancias.
Catecismo leve del infierno
breve invierno de desconcierto
uñas arañando la pizarra diaria cadáver proscrito de la infancia
sollozando bajo tu ventana.

Javier Vayá Álbert


jueves, 22 de julio de 2021

1 POEMA de ALFREDO P. PÉREZ



De cuando en cuando
surge, ansiosa, la palabra.
Brota entre la piel y el hueso
hasta ser voz o tal vez tinta.
Quizás pretenda a otra existencia
que igualmente ansiosa espera
ser de nuevo nombre propio
en otro nombre propio, ajeno.
Quizás se crea creadora.
Quizás descreadora de ser creída.
O puede que suceda
-y lo sé porque me ha ocurrido-
que a veces esta surge vencida,
tristemente desleída,
para despreñarse de sí misma,
roto su eco umbilical,
rendida a ese silencio último
que precede a la desmemoria.

Alfredo P. Pérez


miércoles, 21 de julio de 2021

ARÁBICA: Pablo Cerezal.

 

... porque el pasado fue, algún día, el porvenir... porvenir, lo que está por venir, por llegar, lo que aún no conocemos pero queremos imaginar para mejor seguir viviendo. Hasta que llega, acontece, sucede y no tiene nada que ver con cómo lo imaginamos, y se convierte, sin que lo lleguemos a percibir, en pasado, un pasado poco memorable, un desperdicio de días vencidos y horas muertas, nada que recordar, al menos si queremos utilizar el recuerdo como contenedor de sensaciones agradables, porque en caso contrario descubriríamos, al fin, que el porvenir no existe, y tal vez debiésemos emplear, mejor, el término destino, lo que nos está destinado, lo que la vida ha preparado para nosotros, a pesar de toda la carga de inevitabilidad que pueda contener, mirado así, desde la suposición de que uno mismo carece de capacidad suficiente para alcanzar el destino soñado y que es otro quien nos lo sueña o nos lo dicta... porvenir, destino, ¿qué más da?, ¿a quién le importa más allá del interpelado por sí mismo sobre los fracasos de su pasado? Fracasos que tienden a repetirse salvo que decidamos dejar de soñar con un glorioso destino y nos entreguemos con deleite a lo abyecto, de esta manera ningún porvenir quedará en papel mojado como este en que juega a equivocar conceptos y gramáticas el suicidio de una lágrima que yo no he reclamado pero que llega a mí solo para reventarse contra la página, contra el papel... el papel, como asfalto sobre el que se quiebra lo que un día fue materia para descubrirse no más que pulpa, desperdicio, retazo, pedazo...

Pablo Cerezal, de Arábica
Chamán Ediciones, 2021


lunes, 19 de julio de 2021

DÍAS DE RUTA: Prólogo por Gsús Bonilla.



pero, tú, Marat, ¿por qué caminos tan dificultosos recorres la carrera del hombre libre, que de espinas han trabado tu ruta antes de alcanzar el final? Era en medio de los tiranos que tú nos hablabas de libertad

Marqués de Sade: Escritos políticos

1.

Primero como autor, poco después como persona, conozco a Vic desde hace algunos años; tampoco muchos, pero entiendo que son los suficientes como para tenernos el aprecio justo para barajar dentro de las líneas que marcan las confianzas el referenciarnos, cuando proceda, como mi amigo; el término “amigo” no es gratuito, nunca lo es. No para mí. Me consta que también él pone el listón bien alto.

Soy aficionado al dulce y que un autor de la trayectoria y recorrido de Vicente Muñoz Álvarez siga ofreciendo estos caramelos es para felicitarse, claro; pero que te otorgue el privilegio de presenciar el proceso de su creación, que te invite a participar en él, y encima, te encargue un prólogo para hospedarle en lo que será su último libro es, como poco, para considerarse un suertudo; especialmente cuando, como me pasa a mí, es complejo distanciarse de la admiración que siente por alguien que una vez escribió en un poema que había que hablar claro, gritar fuerte y no ser cómplice; versos que, desde entonces, resuenan muy adentro y que tengo presentes cuando me enfrasco en cualquier intento de poema, para el momento oportuno en el que la idea me ronde por la cabeza.

Podría decir, sin equívoco, que fue entre estos versos donde empecé a tomar su poesía como unos de los pilares necesarios en mi ideario particular.

El hecho de tener, o no, apego para con ciertas personas me lleva a veces a vivir emociones que me cuesta horrores gestionar. Confundirlas. ¿Cuándo acaba el autor y empieza la persona, o viceversa?

Qué le vamos a hacer, cada cuál es como es, pero tomar conciencia de que la amistad aporta los instrumentos necesarios para progresar en el hecho de vivir siempre lo consideré otro puntal, también necesario, para formarte como persona o en cualesquiera de los ámbitos, profesionales o no, que atañen a un individuo dentro de una sociedad. Con Vicente Muñoz Álvarez me pasa que descubro fascinado que mucho de parentesco y proximidad hay con él. Esa misma cercanía de nuevo emana en este DÍAS DE RUTA suyo, donde para mí no es un trabajo complejo reconocerse.

2.

De manera que no me engañaré, ni os engañaré, valga mi prólogo como homenaje a un tío que se está dejando los huevos en la literatura de este país, desde hace casi dos décadas; embebido por los sumideros, reptando bajo cañerías, para desembocar en las depuradoras que nos devuelven las aguas puras de la literatura transparente. Un autor al que le importan un carajo los réditos, los créditos y esas mierdas que tanto gustan a ciertos escribidores de orificios, espumarajos y vaselinas. Alguien a quien respetar.

Habría de decir, antes de todo, o poner sobre aviso, que lo que sucederá en este libro desobediente, de ilímites y frontera, fuera de clasificaciones, es que su lectura podría dar la sensación de que nos va a situar ante un diario de sentimientos encontrados, más o menos organizados de algún modo; pero, como en el sortilegio de las nubes, hay lugar a otra interpretación. Yo digo: que este es un libro que va más allá del vómito.

Su autor, en él, nos revelará la monotonía como existencia; un planeta propio donde todo está previsto y ajustado, y en esa armonía la barbarie de la duda que te turba, el temor ante una situación frente a la cual el individuo se siente en peligro.

Aquí, Vicente, tiene pues, interés por liberarse de esos sentimientos amargos y la necesidad de buscar “nuevas alegrías” que le purifiquen:

¿Dónde está el camino de baldosas amarillas?

Por tanto, así lo entiendo yo, DÍAS DE RUTA más que un libro convencional, ya sea de poemas, prosa, etcétera, es un tratado para con la vida hoy, cuando el sistema capitalista se descompone como una oveja muerta a la orilla del arroyo, que además, quizá te sirva para aprender a ver el lado positivo de un todo. A mí, por ejemplo, me vale para universalizar el día a día, desde lo pequeño a lo infinito, donde memoria y crítica hacen del amor un ejemplo de fraternidad y compromiso:

LA POESÍA, o aquello que a unos nos salva, y, supongo que en la misma proporción, destruye a otros tantos.

3.

Es en el verano de 2013 cuando my friend Vic me dio a leer el archivo digital de DÍAS DE RUTA y a medida que iba visualizando los textos y absorbiendo palabras, fui descubriendo a un hombre en continúa contradicción con su interior; a vueltas con esa voz que nos regula los estados de ánimo, la mucha o ninguna gana de vivir.

Y encontraba a un tipo con la energía en modo off, decepcionado, superado; como en un paisaje de inercia, con un horizonte de zozobra al fondo.

Intuí el vacío. Visualicé el color negro, el humillo que despide el campo de batalla cuando los bandos en guerra son uno propio, de blanco y negro, a la par, en el transcurso de la contienda; el tiempo de la noche y el día enredado en igual trinchera; uno que es, a la vez, los buenos y los malos; en definitiva tú mismo a puñetazos contigo. Interiormente también vivo su incomprensión con relación a lo que le sucede. Percibo los trazos del lápiz cuando se empiezan a crear fantasmas con todo tipo de ideas, cuando se corre el riesgo de estar alejado de sí, descentrado.

Asimilo su dibujo y sitúo mi atención sobre su ser interno y concluyo que si a partir de ahí, él acepta, al nivel del corazón, las experiencias de la vida -mientras se protege- es que ya es tiempo de que se pase a otra cosa, que se cambie de actitud si es que quiere mejorar la suerte. Con determinación:

Siempre adelante/ me digo/ ya volverá/ la poesía/ ya llegará/ la ensoñación.

Subrayo, me apropio del oxígeno que aún proyecta.

Tomo apuntes, y escribo al margen como nota imprescindible que, una vez más, tengo la fortuna de toparme con un autor que sigue vinculado a la piel. Un escritor contracorriente y al otro lado del espejo y, para mi deleite, un poeta para tempestades e intemperie.

4.

Me considero un hombre y escritor esponja, fetichista y mitómano hasta la médula..., nos apunta en uno de sus textos y me parece importante, como el "to open-to close" de ojos que lo globaliza todo en este libro; como la puerta abierta, con la que se inicia DÍAS DE RUTA, que nos allana el camino hacia la sinceridad; hasta la puerta cerrada, que lo concluye. No hay exhibición, hay exposición: se arriesga. Entretanto se danza en otra melodía, con su propia poesía y música distinta de fondo; caracteres distintivos de autores relegados al país de las amnesias, a la cúspide de la ingratitud y el desprecio, en definitiva, condenados al ostracismo. Es El Canto de la Tripulación:

Olvidados.

Habilidosos de la literatura, la música, el cine o la pintura.

God save the Trippers

Bien podríamos reunirlos, poco después, en este verso absoluto: mis/ amigos/ perros/ de la lluvia, del poema "Poetas", y que vosotros mismos iréis descubriendo texto a texto, página a página, en el transcurso de DÍAS DE RUTA. Todos ellos referentes y precisos compañeros en este viaje, de igual manera que lo han sido a largo y ancho de toda su trayectoria como autor disidente de la literatura oficial de este país; no en vano Vicente Muñoz Álvarez es un autor con más de una veintena de libros publicados, donde se puede constatar quiénes iluminan su obra; nutrida, y que abarca desde los años 90 hasta hoy; donde narrativa, ensayo, poesía, reseñas, fanzines y libros colectivos, apuntalan su figura; la cual, no me cansa decir, admiro profundamente.

5.

Fascinación entonces por esta bitácora personal, que no es tal, donde queda registrado el dato de lo acontecido, la perspectiva y la ilusión; pero también la ira, el desastre y la desesperanza.

Son cuatro los apeaderos: “CAMPAÑA DE OTOÑO: Días de ruta”, “CUADERNO DE INVIERNO: Una realidad aparte”, “CAMPAÑA DE PRIMAVERA: Babilonia en ruinas”, “CUADERNO DE VERANO: Arte de la Ensoñación”, como dársenas en las que se sube o baja, y es el clima y su conjunto quien condiciona el trayecto hasta el principio de ese otro final, el ensoñado; ese fin en el cual arribar puro y cristalino y originarse de nuevo.

He aquí el arte de la ensoñación: DÍAS DE RUTA. Ni menos, ni más, que apostar por las tres o cuatro cosas sencillas que verdaderamente nos hacen feliz, frente a las siete u ocho que nos van jodiendo en nuestra cotidianidad... eso sí, dejarse la vida necesariamente en el envite.

La ruta y derrotero como el día a día en la vida de un representante de calzado, para los que no lo sepáis, además de escribir vendo zapatos, soy representante de calzado, que se prenda de la literatura con todo su corolario; que ama a sus amigos, a quienes le rodean, con la correspondencia lógica del sentido común; que venera a la vida como si fuese un Dios aparte, inequívocamente de este mundo.

Era Kerouac, Santo y devoción para Vicente Muñoz Álvarez, quien decía que la vida es un país extranjero; yo hoy atiendo a un inmigrante, a un hombre al aire libre; con su desnivel en la trocha, como senda abierta en la maleza.

Contemplo ese horizonte al fin, más turbio que los orines de las escupideras del palacio, cómo clarea.


Gsús Bonilla; Diciembre de 2013, Pozos de Cabrera (León).

Prólogo a Días de Ruta

Nueva edición revisada en LcLibros:


Booktrailer:


viernes, 16 de julio de 2021

EL JOVEN BRESSÓN por SAMUEL BRESSÓN




Observo ahora al joven Bressón,
observo al joven poeta agonizante
con el tormento clavado en su entraña como un puñal,
incapaz de exhalar un solo aliento libre de él,
el poeta que se vertía en un incontenible derrame
de palabras convulsas y heridas,
sin conciencia alguna del lugar del que provenían
ni al que querían llegar,
sin embargo leo ahora los poemas del joven Bressón
y todo, aun de forma instintiva y visceral,
parece tener sentido, todo parece encajar,
observo ahora que el joven Bressón,
desde su caótica creatividad, con sus poemas doloridos
compuso un relato certero de aquellos días
y cada palabra, cada verso, ocupa su lugar,
observo una emoción furiosa conectada
con la médula de aquel dolor,
con la impotencia de la cordura perdida
y la compañía del desnudo e implacable rostro de la soledad
con el desgarro de una vida cercenada
antes de iniciar su vuelo,
observo ahora al joven Bressón y comprendo
que la búsqueda honesta y sin desmayo
acaba tropezando con el destino,
observo al joven Bressón y le agradezco su brega,
su empuje, su guerra sin cuartel contra algo
que se antojaba, entonces, invencible,
agradezco la lucha constante sin más pretensión
que darle sentido a aquel momento,
gracias a él estoy ahora aquí,
aquel que toma las riendas de su presente
se reconcilia con su pasado y vence la batalla del futuro,
la vida que adquirieron sus días
iniciaron el camino hacia los míos,
gracias a él habitan ahora en un lugar cálido
mi presente y mis recuerdos,
gracias a él estoy ahora en la terraza de un bar,
con una cerveza fría, fumando, escribiendo,
palpitando bajo la brisa leve de julio
y observándole entregar su adolescencia
a una búsqueda incesante para encontrarse,
para llegar hasta él.

Para llegar hasta mí.

Samuel Bressón


Fotografía de Estefanía Bressón

jueves, 15 de julio de 2021

EL ÍMPETU DE LA DEBILIDAD por NEREA MAGNESIO



He ido a comer a casa de mi madre.

Hemos hablado
de los niños
de la wi-fi
de que está segura de que conseguiré la subvención "gorda",
la "gorda",
seguro.

Al salir,
he notado el peso de la coliflor en la tripa,
el ímpetu de la debilidad en la nuca,
su amor incondicional en los pelitos blancos de los brazos,
tiesos de sol.

Nerea Magnesio


Photo by Saul Leiter

miércoles, 14 de julio de 2021

MI HIJO por JUAN ANTONIO MORA




La amargura de mi hijo
el insomnio metafísico de mi hijo
la soledad inservible de mi hijo
la lucidez de mi hijo
la arrogancia sutil de mi hijo
la desesperación de mi hijo
el cementerio de mendigos de mi hijo
la desdicha final de mi hijo
la enfermedad de mi hijo
la desidia azul de mi hijo
los argumentos de mi hijo
el vacío de mi hijo
el deseo de muerte de mi hijo
el ocaso de mi hijo
las palabras contra el cielo de mi hijo
los gestos impotentes de mi hijo
los recuerdos de la infancia de mi hijo
la tristeza desapego de mi hijo
la cruz ingenua de mi hijo
la bici estática de mi hijo
la mente refugio de mi hijo
la luz y la ironía de mi hijo
el móvil apagado de mi hijo
el dolor oculto de mi hijo
la cama de sueños de mi hijo
la habitación de mi hijo
la belleza enclaustrada de mi hijo
la vida insoportable de mi hijo
la música rapera de mi hijo
la nostalgia de la muerte de mi hijo
la eternidad plena de mi hijo
la salud de mi hijo
la enfermedad de mi hijo
la calidad de vida de mi hijo
la seriedad natural de mi hijo
el fracaso de Dios de mi hijo
el pasado de mi hijo
la nada existencial de mi hijo
la mirada de pájaro de mi hijo
la mantequilla azul de mi hijo
el placer vacío de mi hijo
el pensamiento positivo de mi hijo
el huerto de flores de mi hijo
la mística dolorida de mi hijo
el cielo que se cierra de mi hijo
la agonía de mi hijo
las conversaciones por whatsapp de mi hijo
el corazón poeta de mi hijo
la noche aurora estrella de mi hijo
la virtud desahuciada de mi hijo
los amigos alegres de mi hijo
las mujeres
la niebla de mi hijo
las pruebas de amor de mi hijo
el alma laberinto de mi hijo
la luz nocturna de la desesperación de mi hijo
la lluvia jardín de mi hijo
el mar tranquilo de mi hijo
la orilla del mar de mi hijo
la conciencia de ser de mi hijo
los árboles que miran de mi hijo
las noches sin lágrimas de mi hijo
las horas en blanco de mi hijo
el drama de la carne de mi hijo
los burdeles atáxicos de mi hijo
los pasos pegados a las paredes de mi hijo
las gotas de tristeza y locura de mi hijo
el éxtasis de los santos de mi hijo
la tentación de existir de mi hijo
el futuro cerrado de mi hijo
la indiferencia absoluta de mi hijo
el ocaso de mi hijo
mi hijo.

Juan Antonio Mora, de Nubes (Corona del Sur, 2021)

sábado, 10 de julio de 2021

DÍAS DE RUTA: Ya a la venta en LcLibros.



Ya a la venta en LcLibros, en ebook y en papel, la nueva edición revisada de Días de ruta, con prólogo de Gsús Bonilla y portada de Marlus Leon:

We're on the road together:



Oscilante y extremo, nunca aséptico ni imparcial, nunca en el medio: Vicente Muñoz Álvarez nos ofrece un nuevo libro. Indefinible en su estructura: ¿Un cuaderno de poemas? ¿Un diario, personal, de carretera? ¿Un híbrido de ambos? En cualquier caso, es un libro fuera de lo común, en el que comparte con nosotros textos muy personales.

En Días de ruta el autor trata de desterrar todo aquello que le oprime y desconcierta; donde elabora -con la gran estafa de la crisis económica de fondo- un ejercicio de escritura autosanador, a través de la confesión y la poesía.

Primer volumen de la trilogía autobiográfica La llama encendida (que completan Travesía y Haga lo que haga en la Tierra), una crónica poética de la realidad y el mundo que nos rodea, donde queda registrado el dato de lo acontecido, la perspectiva y la ilusión, pero también la ira, el desastre y la desesperanza.

Gsús Bonilla

jueves, 8 de julio de 2021

ANOCHECE, QUE NO ES POCO por JOAN CASAVILA



Cuando me levante por fin de mi lecho de semen apelmazado con el rostro ictérico y los bajos sifilíticos y repte hasta la sucia cocina para zamparme unos huevos rotos o empanadillas con litros de café, entonces seré el mismo imprudente de siempre, atravesando las trincheras del alba hacia la casa de putas del bloque de enfrente para arengar a las chicas sobre la poesía del futuro y los horrores de la castidad, con mi contraproducente política de babas y agujetas en el licencioso músculo, y cuando ellas, las putas, me pregunten por qué no danzo con las chicas de pelo azul celeste y mechas blancas, de tez pálida, que llevan esos vaqueros ajustados con el bajo arremangado hasta las pantorrillas, como si el invierno no fuera con ellas (como si no les afectara más allá del crepúsculo de sus uñas acrílicas), yo les responderé que no sé. Que no sé danzar.

Cuando alce el vuelo sobre mis sábanas con lefa revenida y me una a los aulladores del arcén mellado con sus tónicos venenosos y me convierta en el joven jeta macilento sin escrúpulos que vomita en esa parte desenfocada de la acera que enfiláis con vuestras mascotas de ojete humeante y sable cetrino, el esmog, el tráfico en la avenida y el graznido de las cotorras untará de gris el día en que el niño no volverá a chutar su balón de fútbol, porque en adelante solo se chutará jodidos mensajes de texto indescifrables y cursis emoticonos a la sombra narcoléptica de los naranjos del bulevar.

Y, ahora, cuando el despertador me avisa con su estentórea alarma de la hora programada, lo traiciono y lo estampo contra el suelo de un manotazo (aunque realmente me ha traicionado él a mí, porque es día 25 y no curro y además tengo una resaca del carajo), y me doy la vuelta y me froto bocabajo contra el colchón hasta despellejarme vivo, fungible como soy por algún arcano designio cósmico, ocultando entre la almohada mi visaje más oscuro, y llamo a gritos al mayordomo para que suba la persiana de mi cuarto y me traiga un vermut: “¡Claus, Claus!”, pero no responde, seguramente porque no tengo mayordomo, pero es igual, me enfurezco igual, y grito “¡…!” y luego balbuceo en un idioma desconocido, divino, maldigo en un lenguaje mágico y demente, que ensayo cada mañana y solo yo conozco, solo yo, por ahora.

Joan Casavila


lunes, 5 de julio de 2021

VIVIENDO EN LA ERA PULP



A mediados de los años 90, antes de la era digital, cuando yo comenzaba a dar mis primeros pasos vacilantes como escritor, hubo una sorprendente eclosión de fanzines y revistas literarias que dieron buena cuenta de lo que por aquel entonces se estaba cociendo en el mundillo underground de las letras españolas.

En casi todas las ciudades surgieron publicaciones alternativas, al margen de los mass media y el canon oficial, de mayor o menor calidad y con muy diferentes puntos de vista y enfoque, que fueron el caldo de cultivo de la generación de escritores que llegó inmediatamente después. Y en casi todas esas publicaciones (con el Ajoblanco y sus secciones de prensa subterránea como modelo) se comentaba a su vez otras afines, creándose así un enorme entramado de contactos, intercambios y sinergias.

De los humildes y combativos fanzines de grapa y papel (algunos un simple pliego o folleto) a las más sofisticadas revistas de diseño y autor (con El Canto de la Tripulación por bandera), lo cierto es que la prensa literaria alternativa de aquel tiempo conoció un auge y desarrollo sin precedentes. Algo así como, salvando las distancias, la Movida musical de los 80, trasladada en este caso a literatura subterránea de los 90, donde el lema básico era “hazlo tú mismo”.

El vendedor de pararrayos, La vieja factoría, Atrocity exhibition, Kastelló, Monográfico, Annabel Lee, La semilla de Beleño, Parsifal, El pájaro de papel, Lúnula, Hielo negro, Zona de obras, La chica de la montaña, Iralka, Reloj de Arena, La torre de papel, Octubre, Alabastro, Apuntes del subsuelo, Media Vaca, Hojas literarias, Literbasura, Ojalatemueras, Lletra minúscula, Los pliegos del nadador, Vade Retro, P.O.E.M.A.S, Prima Littera, Cuadernos del matemático, etc, etc, fueron algunas de las revistas en las que por aquel entonces colaboré, enviando por correo postal, fotocopiados, mis primeros poemas y relatos.

Así hasta que en 1996, con los escritores Xen Rabanal y Silvia D Chica, y el ilustrador y diseñador Ángel Córdoba, fundamos nuestro propio fanzine, Vinalia Trippers, con una intención y filosofía bien definida: servir de plataforma para autores políticamente incorrectos (por las temáticas que abordaban o el punto de vista con que lo hacían) que no solían encontrar hueco en otro tipo de publicaciones de la época, y emular a la vez a las viejas revistas pulp norteamericanas, que habían sido de niños nuestro referente.

Durante dos largas y muy fructíferas décadas, hasta el último número (de momento) de la revista, Helter Skelter, con el que celebramos nuestro vigésimo aniversario, por las páginas de Vinalia Trippers pasó lo mejor y más granado de la literatura underground española, convirtiéndose en un referente de la prensa literaria alternativa de este país.

De esa época en concreto, que recuerdo con especial nostalgia y cariño, datan la mayor parte de los relatos de esta antología, algunos inéditos hasta la fecha, varios publicados en su día en las revistas que antes cité, y otros recopilados en los volúmenes Perro de la lluvia (Iralka, 1997), Los que vienen detrás (DVD ediciones, 2002), El merodeador (Baile del Sol, 2007), Marginales (Eje Ediciones, 2008) y Regresiones (Lupercalia, 2015).

Sangre, sexo, ultraviolencia, amor y desamor y crueldad y ternura, presentes siempre de un modo u otro en mi obra, es lo que aquí y ahora, queridos drugos, os vais a encontrar. Y el sello inconfundible de Vinalia Trippers.

Felices pesadillas

Vicente Muñoz Álvarez,
de Las setas y otros relatos de la Era Pulp
(Versátiles Editorial, 2021)

Ya a la venta en:


Booktrailer:


domingo, 4 de julio de 2021

LOS BARES DEL DIABLO por NATACHA G. MENDOZA



La llamaban Boa. Nadie daba una razón, nadie la necesita. Era hermosa, salvaje; dueña de la mirada más aterradora que un ser humano podría soportar. Regentaba, con indiferente eficacia, un pequeño bar en el barrio. De día el local desaparecía entre el ajetreo de las tiendas, los niños saliendo de la escuela, las cafeterías decentes de la ciudad. De noche, Boa, desplegaba su piel. El ruido encadenado de la reja, anunciaba a los vecinos que todo comenzaría, como cada noche, en aquella acera de la Quinta. Las ceñidas faldas de Boa nunca rozaban sus rodillas, se pegaban a las curvas como un infarto. Los clientes habituales, pedían la bebida que estaba en la parte más alta de los estantes, Boa, letal, se estiraba lentamente hacia el veneno. Ellos esparcían sus babas por toda la barra. La madrugada era tiempo de cacería. La oscuridad le daba a esa mujer, la excusa perfecta para verlo todo mejor en ese coto, que era su antro.

Nunca había logrado descifrarla. Ella no ha querido acercarse a mí con otra intención. Podría sacarle el veneno antes de que lo inyectara en mi piel. Me mira sutilmente, sin adentrarse. Soy una presa interesante, pero nada fácil…

- ¿Lo de siempre?

-Sí, gracias- Y gira, dándome con la cola en la cara en una sacudida eléctrica. Esta noche sus colmillos son más feroces... Tiene hambre.

- ¿Sigues escribiendo esa novela? - pregunta mientras clava sus ojos en los míos. Caigo irremediablemente en su escote, en las gotas de humedad que le nacen de los poros. Me rindo mareado en el olor de su cuello. Ella golpea el vaso entre mis manos, como advirtiéndome que no siga.

-Sí, Boa, aún escribo…

-No abandones escritor- murmura mientras se aleja tras una carcajada que resbala por sus caderas. Me deja al borde del colapso, y se arrastra por la espalda de otra presa. Sabe que la estoy mirando. El tipo se rinde rápido, deja caer la cabeza en el hombro de Boa, ella lo acaricia sonriente y lanza sus ojos hacia los míos, buscando mi mudo consentimiento.

- ¿Quieres más historias, escritor? grita desde la barra.

El miedo esconde mi mirada. Pero el hambre es mayor. Hoy no soporto mi sangre, no soporto el veneno que me ha inyectado en algún momento que no he podido percibir. Sabe que sé, sé que puede, y me condeno a no morir asfixiado entre sus piernas. A no ser el agradecido suicida, que ahora mismo está dejando de respirar en su boca.


Natacha G. Mendoza,
de Los bares del diablo
(Ediciones Escondidas, 2019)


sábado, 3 de julio de 2021

CASH: Tomás Soler Borja.



Es una ciudad de gordos y rascacielos, escaleras de color y el as de diamantes en cualquier manga de camisa. Una ciudad, tu ciudad. Y la gente, con sus enormes papadas y desafiantes barrigas, padecen constantes cortocircuitos en sus casitas de tres plantas y garaje familiar. Entonces se levantan de sus colchones de agua hasta arriba de fe y pústulas, van al gym y sudan tres hamburguesas dobles junto a la pinta de Coca-Cola. Son puro sebo garrapiñado en azúcar. Nada de amor, solamente sudor, tableta de chocolate y mallas con olor a culazo repleto de implantes de silicona. Esto es así porque son capitalistas de tercera generación, accionistas de las grandes multinacionales, pertenecen al club de pádel y van con el City en la liga de las estrellas.

Lo tenemos todos claro: son de renta fija y paga doble, de yate blanco y lagarto verde, de Iphone XXXL y Dolce Gabbana, aunque hiedan a perros muertos. Les va la marcha, la ropa ajustada de colorines, las pulseritas solidarias y la vida sana.

Y para todo lo demás: mastercard, papuchi y sobres de almax.

Creo que voy a vomitar.


EL CREDO por TOMÁS SOLER BORJA




Por supuesto que Dios es americano
de Nueva York
de dónde iba a ser si no

puede que de Talavera sea Judas
o del Puente de Vallecas
o de Alcantarilla
o que tenga doble nacionalidad
la española y la otra

Y vive en Manhattan
Dios, claro
―Judas se quedó colgado―
su casa se llama Wall Street y es el hogar
                                                de los dólares
que son el cuerpo de Cristo
con el que comulgan los creyentes
y los otros
aunque no crean en nada

ven, toma, abre la boca           y trágate
un verde

mejor, ¿verdad?
¿a que ahora sí que estás lleno de fe?


Tomás Soler Borja, de Cash (Versátiles editorial, 2021)


viernes, 2 de julio de 2021

NO QUIERAS SABER por BALLERINA VARGAS TINAJERO



You know nothing.
Ygritte

Es inútil que me lo preguntes.

Yo no he recorrido tu camino.
Tú no has visto el mundo
con mis cansados ojos.

Besamos y acariciamos las cicatrices del otro,
aprendemos a amarlas, pero
solo tú conoces
los nombres de tus heridas;
solo yo sé a qué sabía
la sangre de las mías.

¿Cómo hablarte de la espera,
de los amaneceres
fugitivos tras el cristal;
de tus ojos en el retrovisor,
sin verme;
de tu cabeza vencida por el sueño,
siempre inclinada
hacia el lado equivocado;
de Borges y Raquel Winchester,
de Loquillo
y The Smiths en tu radio?

Nunca sabrás,
ni entenderás
(porque no hay medida
ni palabras),
cuánto, cómo, 
lo profundo.

Desde dónde.

Hasta cuánto.


Ballerina Vargas Tinajero, de Paris 13 (Ediciones Liliputienses, 2021).


jueves, 1 de julio de 2021

EN LA SUBSTANCIA POTENCIAL por SUSANA BARRAGUÉS SAINZ




Como una nota musical dentro de una campana de cristal: en la posibilidad de la música.

Como una chispa dentro de un haz de rayos de luz: en la posibilidad del resplandor fatuo.

Como un grano de arena dentro de una concha de nácar: en la posibilidad de la perla.

Como una cigarra dentro de una cama de trigo: en la posibilidad del paraíso.

Como un pétalo de rosa en la almohada del cisne: en la posibilidad de la magia.

Como una palabra dentro de un poema: en la posibilidad de la exactitud.

Esa substancia que separa lo que ha sucedido de lo que se queda en potencial.

Yo estoy hecha de esa substancia. Del no poder concretarse jamás.

Las posibilidades no consumidas del azar me pertenecen.


Susana Barragués Sainz, de Cabeza de cisne sobre almohada floral (Eolas ediciones, 2021).