LA CASA
Mi casa tiene unas puertas grandes
en medio del muro de ladrillo rojo
y tiene, también, un esbelto tejado
que hace resbalar la nieve y la lluvia
casi sin darles tiempo a tocarlo.
Detrás de las puertas cerradas, cerradas,
debajo del tejado de acertada cumbre,
dentro del muro de ladrillo rojo
están los restos de un viejo fuego
y los pedazos de algún cataclismo
y una vieja maleta que alguien
se olvidó de deshacer.
Mi casa es poniente,
punto cardinal del punto donde
el sueño sueña, es instante que crucifica,
la gota de sangre que redime,
la risa que no cesa. Y cuando consiga abrir
la puerta grande que en medio de muro
de ladrillo rojo espera, espera cerrada, cerrada,
será rayo de luz.
HORAS CIEGAS
Visito mis odios
en las oscuras horas
de las tardes de domingo
con la boca llena de ira
y un miedo pavoroso
entre las manos,
su maldito frío
y la ceniza de los cuerpos
sobre la que dibujo
un corazón que, sin falta,
ha de latir
el lunes.
VIDA, CAMINO Y SUEÑOS
Yo vivo en la vida que Tú vives
no hay otra vida en que vivir
y en Tus huellas encuentro mi camino
no hay otro camino que seguir.
y sueño los sueños que Te sueñan
no hay otro descanso más que en Ti
Cristina Flantains, de La quilma de sembrador (y la clemencia de Maldoror) (Eolas Ediciones, 2019).
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