martes, 31 de octubre de 2017

NOS PROHIBIERON BAILAR: Jorge M. Molinero.




Las esquirlas del temor no son efectivas 
contra los que insistimos en permanecer 
en la pista de baile. La putrefacción 
de los órganos internos envilece
nuestros movimientos, nos transfiguramos 
en muñecas inertes de porcelana con las 
mejillas sonrosadas y las manos se tocan 
en la obscuridad de los remolques y los ojos 
mutilados para acariciar con vértigo la libertad. 
Salomón reina con un bastón de terciopelo, 
él ejecuta pero nosotros decidimos si quedarnos 
con la parte de abajo o meter en bocas desconocidas. 

O por qué no, en el juego del desmembramiento, 
ser un puzzle que encaja las piezas 
entre las hendiduras de cada costado. 

Es nuestro juego fuera de la pista de baile, 
Miss Nueva Orleans hace ariete de un parquímetro. 
Nos prohibieron bailar y eso reforzó nuestro tallo.

*

No fueron disturbios, 
sólo una protesta espontánea 
contra aquellos que nos apaleaban. 

Un grito 
de las cuerdas vocales 
que nadie creía nuestras. 

El estruendo 
provocado 
por la nuez 
de Judy Garland.

*

 Pero tú no eres igual, linda 
no eres igual que ellas. 
Menstrúas ríos azules: 
azul vestido de Judy Garland. 

No eres igual, escondes 
en casa una carta 
con la obligación 
de alistarte para Vietnam.


Jorge M. Molinero,
de Nos prohibieron bailar
(Planeta Clandestino, 2017).

lunes, 30 de octubre de 2017

POÉTICA por KARMELO C. IRIBARREN




Poner
una palabra
detrás de otra,
hasta llegar
a la última.
Y cerrar
con un punto.
Y que dentro
esté yo,
o alguno
de vosotros,
o alguna,
haciendo
cualquier cosa
interesante.

Karmelo C. Iribarren

viernes, 27 de octubre de 2017

LA NADA DEL TIEMPO por MARLUS LEÓN




Escribo en la línea de tus dedos
porque no sé hacer otra cosa…
solo buscar el rastro de las mariposas
y anidar en tu pecho
guardo canicas en los bolsillos
cuando cruzo el mundo
me agarro fuerte a los colores
que me traje de la infancia
la nada del tiempo
habitando las horas
las brasas que laten al alba
la piel anudada
y los párpados como banderas
de regreso a casa…

Marlus León


martes, 24 de octubre de 2017

NO COMAS MI CORAZÓN: Dos poemas.




Gatillo

Collect some stars to shine for you
and start today 'cause there's only a few
a sign of times my friend.

Trigger (In Flames)


¿Cuántas estrellas 
puedes contar en el firmamento
antes de apretar el gatillo?

Dime,
¿por qué tuvimos
que caer eternamente?
Si lo sabes todo,
¿quién nos llevó
al extremo del mundo?

Los años pasan,
las nubes recogen nuestra tempestad.
¿Cuándo llegará el día
en que recuperemos
el vaticinio de tu escaso futuro?

La luz roja parpadea
fatigando tus pupilas ausentes.
Por la escalera
bajan nuestros dobles
a quienes apenas reconocemos.

Se descerraja un disparo
sobre la sien de tu cordura,
aún te preguntas,
¿cuántas estrellas 
puedes contar en el firmamento
antes de apretar el gatillo?


Desecado

En tu nombre ignoto desequé raíces de maderas innombrables. Unos días después, las quemé junto a los restos de mi corazón resquebrajado, con el nuevo aire insuflado llegué sin ambages a nuevos territorios desechados por el hombre. Reiné triunfante sobre el fracaso y la codicia. Navegué de nuevo en pos de un viaje inacabado.


Pablo Malmierca, de No comas mi corazón (PiEdiciones, 2017).

http://www.piediciones.es/

lunes, 23 de octubre de 2017

ANA GRANDAL: Microrrelatos.




Naufragio

Después de Leonardo, Alicia no levanta cabeza. Sale por la noche de caza y la mitad de las veces acaba en un callejón oscuro, borracha y abrazada con desesperación a cualquiera que le haya entrado en un bar. Al día siguiente su mente borra concienzudamente las facciones desconocidas, mutándolas por el añorado rostro de Leonardo y, por unos momentos, él vuelve a estar entre sus brazos.

Una mañana, Alicia se descubre incapaz de trazar con precisión la línea de sus mullidos labios. Al cabo de unas semanas no recuerda el color exacto de la mirada de Leonardo y, pasado un tiempo, el óvalo de la cara se desdibuja sin remedio. Así, poco a poco, van aflojándose las sogas que la anclan al fondo del pantano.


La primera vez 

Esteban, abrumado por su actuación, se corrió apenas entró en el cuerpo de Alicia. Alicia, angustiada por agradar, lo único que ha podido sentir es su propia ansiedad. 

—¿Te ha gustado? 
—Sí. ¿Y a ti? 
—También.


Cara o cruz 

Las risas al unísono, las canciones a coro, el sexo cómplice, las confidencias susurradas, los guiños confabulados, las cañas con tapeo, las eternas conversaciones, los desayunos en la cama, las películas disfrutadas, los viajes proyectados. 

Los silencios oscuros, las miradas rehuidas, las palabras como dardos, los besos negados, la voz alzada, las tardes vacías, el café derramado, la bienvenida hosca, las espaldas enfrentadas, la mueca ingrata, las manos frías, la saliva agria. 

Todos los días tiran la moneda.


Vómito 

A Alicia le aterroriza vomitar. Y eso que sabe, lo sabe con absoluta certeza, que ese horroroso tormento en su estómago que la hace boquear de dolor y retorcerse en agonía desaparecerá con tal sencillo remedio. Pero cuando empiezan las arcadas, arañando la garganta y sofocando el aire, nublando la vista y apuñalando sus vísceras, se siente morir. En esos instantes, el mundo desaparece tragado por el miedo a ser destruida en la avalancha agria que parece querer clausurar para siempre todos los conductos que la conectan con la vida. Por eso intenta negar a su cuerpo el fácil consuelo, con la esperanza inútil de que el malestar pasará solo, de que no hará falta atravesar el trámite angustiante de esa momentánea aniquilación que lo anula todo. 

Alicia ha tenido que reunir todas las fuerzas del universo para pronunciar esta frase: 

—Nos tenemos que separar. 


Sexo 

Esteban se demora en caricias sobre la piel suave de Alicia. Acerca la boca a un pezón, que lame con delicadeza primero y luego succiona con deseo creciente. Ensaliva su camino hacia el vientre, se interrumpe en el secreto del ombligo y luego culebrea hasta el punto de máximo placer. Ella ya ha abierto las piernas para acogerle, y Esteban siente el miembro tan hinchado que necesita de sus paredes blandas y húmedas para aplacarlo. Cabalga sobre el cuerpo ofrecido de Alicia con una urgencia que le acelera, y su pelvis empuja cada vez más rápido, cada vez más rápido… 

…cada vez más rápido, la mano, cada vez más rápido, y su semen se desparrama en espasmos por el pecho. El sexo está en la cabeza, dicen. Para Esteban es el último reducto que le queda para ahogar su nostalgia de Alicia. 


Ana Grandal, del volumen de microrrelatos Hola, te quiero, ya no, adiós (próximamente en la Tierra, en Amargord Ediciones).

https://anagrandal.com/

sábado, 21 de octubre de 2017

BANDERAS por PEPE PEREZA



Que yo recuerde nunca he enarbolado una bandera. No me gustan, ninguna de ellas. Pero si tuviera que elegir una sería ésta: la foto que tomó de la Tierra la Sonda Cassini al pasar junto a Saturno. Un diminuto punto de luz que apenas se distingue en medio del negro infinito. Esa sería mi bandera, una que no ensalce la grandeza de nada, todo lo contrario, que nos recuerde constantemente lo pequeños que somos.

Pepe Pereza, del blog Asperezas.


lunes, 16 de octubre de 2017

NO COMAS MI CORAZÓN: Prólogo.




Militia est vita hominis super terra

La presencia de esta cita latina de la Vulgata y del libro de Job en uno de los primeros poemas de este libro; cita, por otra parte, tan sugerente siempre y tan cercana al concepto de aventura poética, le sirve a Pablo Malmierca para continuar la senda que tomase en su anterior y arriesgado libro dD, en el que a partir del concepto de desgarramiento, marcado desde su inicio por una cita de Hegel: “El espíritu solo conquista su verdad cuando es capaz de encontrarse a sí mismo en el absoluto desgarramiento”, se plantea una aventura dialéctica a través del amor en la que el héroe de aquel libro frontera, dD, aparece ahora como un sujeto épico y poético, como un Hércules de carácter mitológico, en continua lucha para llevar su vida sobre la tierra desde la óptica del amor desgarrado y descorazonador, y la pérdida, o la transformación de la palabra y el poema enredados y ofrecidos al modo clásico, en esa épica peculiar y tan de reliquia que expone de forma clara entre sus versos.

No comas mi corazón, supone una clara continuidad, ahora desde la complementación de la épica del mundo clásico o barroco, con la propia forma de decir del poeta, con ese mundo de introspección psicológica que apareciera en sus versos anteriores y que definen su voz y su forma de mirar (“Esencia de continuidad / en el cuerpo ajeno del pasado”). 

No obstante, conviene decir que en este caso el lector va a encontrarse con una serie de poemas ubicados en una suerte de sinfonía de transformación simbólica estructurada en seis tiempos diferenciados, en los que el proceso creativo avanza y se desarrolla significativamente desde la presencia inicial de un héroe cercenado hasta su transformación en otro personaje diferente gracias a la poesía. Todo ello al lado de cierta dualidad continua que obliga al autor a buscar una salida necesaria (“Después de morir en todo/ vivir instalado en tu cuerpo”) a través de las palabras y la experiencia poética siempre en lid y renacidas, a veces, de sus propias cenizas dialécticas: “prólogo / epílogo”, “pensamientos/sentimientos”, “humedad / sequía”, “tú / yo; todo / nada”. 

Igual que sucediera con dD, en este libro frontera, -como podríamos definir la forma de construir los poemas de Pablo Malmierca-, aparece la búsqueda de la identidad marcada por una forma de lucha (“preso del ritmo de tus versos / de la sombra de sus pasos / de la crisis de su fuego”), de militancia en esta poesía desgarrada que se encuentra latiendo en los diferentes estados físicos de la materia, líquido, sólido o gaseoso; estados que se entrecruzan mezclándose con otro nuevo, que intersecciona con ellos complementándose, y que parece ser una especie de estado físico poético de carácter poliédrico, centrado en esta peculiar forma de mirar, caleidoscópica y vítrea que busca su salida en la luz de una poética peculiar, tan tenaz y dura como la propia soledad.

La mezcla, la trabazón de la palabra poética y las citas clásicas con un lenguaje de lucha y unos parámetros y personajes, a mi modo de ver y como ya apareciera en su anterior libro, simbólicos y cercanos de alguna manera al mundo del Cómic y a cierto tipo de barroquismo, hacen de No comas mi corazón, un libro de poemas que podríamos incluir en un modo de escribir que, atendiendo a sus ingredientes poéticos, épicos y próximos al Cómic, calificaríamos -sin querer crear ningún tipo de categoría poética sino un modo de acercamiento a esta escritura- como una muestra de lo Poepicómic, donde el personaje épico, el poeta en este caso, como un Caravaggio redivivo en los versos y blandiendo esa “Humilitas occidit superbium” que aparece citada en el poema Vanitas vanitatis, llegará a ser consciente de que el orgullo y la codicia del héroe solo pueden desaparecer tomando la espada de la humildad para cortarle la cabeza al gigante de los miedos, la angustia y la pérdida de ese amor. Humildad necesaria desde la que busca integrarse en la experiencia y la aventura poéticas para encontrar una salida (“Reiné triunfante sobre el fracaso y la codicia / en tu nombre ignoto desequé raíces / navegué en un viaje inacabado”); por eso el poeta luchará desde esa sencilla humildad de entrega, pues se sabe necesitado de la otra parte de la dualidad a la que busca para integrarse (lugar / no lugar) y encontrar alguna salida.

En el análisis de la presencia de lo Poepicómic entre los versos de Pablo Malmierca y desde la propia aventura amorosa, no deja de ser curiosa y llamativa la importancia que tiene la cita de Fausto de Goethe que aquí se incluye: “Vi veri universum vivus vici” y que, como sabemos, aparece en el Cómic original V de Vendetta de Alan Moore en el que se basa la famosa película; así como el personaje Tetsuo “El hombre de hierro” tan cercano al Cómic; los inquietantes personajes nórdicos, Geri y Freki, lobos de leyenda y compañeros de Odin, representantes genuinos de la codicia; o los interesantes, intrigantes y descorazonadores amores de reliquia medieval entre Crisele y Memmón.

Ese poder de la verdad que aparece en la cita de Fausto y que Pablo Malmierca incluye de manera tan certera para elevar el orden poético, aclara el contenido moral de este libro que basa su forma de mirar (“Si supieras el valor de una mirada/ no venderías cara tu presencia”), su aventura y su lucha poéticas (Quamodo fabula sic vita), en una necesidad de salvar en la lucha de amor en la que se aventura, al menos las palabras; aunque el grito del poeta, -que desgarra desde dentro-, suponga un cuchillo que flota avisándole a él y al lector de lo necesario que es el compromiso poético que implica la cordura. 

Resulta curioso observar cómo también, a tenor de la aparición de este punto de vista moral, parece que lo que hemos llamado aquí Poepicómic, característico de esta forma de hacer versos, se complementa con un posible modo de mirar más Poeticómic, que conformaría una de las claves de esta peculiar, ética, intensa y cruda poesía, a la que desde No comas mi corazón, el autor nos está invitando. 


Luis Ramos de la Torre, prólogo a No comas mi corazón, de Pablo Malmierca (PiEdiciones, 2017).


viernes, 13 de octubre de 2017

UN POEMA de JULIA GUTIÉRREZ



Yo no sirvo para poner floreros
en la mesa ni coser dobladillos
porque ciertas reglas lo dicten,
no sé cocinar ni recordar
que a las dos cierra la panadería,
no sé estar atenta en una conversación
sobre lo que ha subido el agua,
tampoco hacer planes para echarle migas
a los patos del estanque los domingos.

Yo me fumo los días y escribo poemas,
no quiero relojes ajenos que me recuerden
que llego tarde a mi propia vida,
voy manteniendo el equilibrio
entre el arranque de ira y la paciencia
en el atasco que conduce al hastío
de ser adulta camino del trabajo.

A mí no me gusta madrugar
me gustan las madrugadas,
me dejo los paraguas en los bares,
me apunto al penúltimo whisky de la noche
mientras dejo fluir mis emociones
y a veces me quedo en punto muerto
en el momento más crítico.

Yo sé estar sola pero también
echar de menos que me recuerden
que se me olvidan las llaves.
No sé mantener la esperanza
ante la certeza de una puerta cerrada
ni sé retener a nadie a mi lado:
los rehenes no me gustan
ni los rompecorazones.

Algunos días mi cabeza es un globo de helio
enganchado en una nube
pero todos los días silbo canciones en el coche
manteniendo el tipo ante las imposturas
consciente del precio de la vida
siendo fundamentalmente mía
dentro de mi desastre.


Julia Gutiérrez, del blog A la cola del viento.


Imagen: Johan Fournier

lunes, 9 de octubre de 2017

UN POEMA de JUDITH RICO



La vida se me hace agua
para tus flores,
y tú no estás ahí para decirme
que las margaritas no toleran la sal
o que odias cuando escribo poemas
y los sujeto con mis horquillas
a los tallos que quedan atrás
acariciando el mármol.

No vienes,
pero sigues estando.
No estoy,
pero seguiré viniendo
hasta que el corazón se me haga agua
y muera evaporándome en tus jarrones.


Judith Rico


domingo, 8 de octubre de 2017

TU PRETÉRITO OLVIDADO por AINHOA MARTÍNEZ RETENAGA



Tendida en la almazara de una compunción bastarda,
arrodillada ante el cimacio antropomórfico
de una exultación aviesa,
doblegada tras las batipuertas apócrifas
de tu caquéctico abatimiento.
Y la imponderable fonología de tu gañido,
taladrando la fisiología inexacta de mi cerebro desfigurado,
agigantando la desolación aguerrida de mi memoria ulterior,
ultrajando la pronunciada espadaña
de mi paradójica cordura;
engendrando la voz invicta que en tus manos no soy.
Discurre fastuosa por el epitelio de tu convulsión,
una algarada que negligente obstruye
los huecos de tu respiración marchita
que execrable y agreste,
me mira.
Yo torno óvalo la delicuescencia de tu nombre
y me sublevo contumaz contra lo punible de su retirada.

Ainhoa Martínez Retenaga