lunes, 25 de septiembre de 2017

ECHAR A VOLAR por VALENIA GIL



Estoy sensible, muy, muy sensible... todo me emociona, me emociona una canción, me emociona un señor sonriente que da vueltas y vueltas cojeando levemente por un ictus habiendo perdido el habla pero no la enorme sonrisa que cada mañana me dedica y yo me emociono, le sonrío y giro la cara y me caen las lágrimas por él... qué bonita es la vida Dios, qué bonita es pese a todo... esa sonrisa de ese hombre, esa otra de una mujer empujando un carro de chatarra pero capaz también de sonreír pese a todo... tal vez porque les queda lo mas importante... la vida... la vida...

Y yo quiero comerme la vida a bocados y volver a ser la que siempre fui y dejar de ser la que anduvo a la deriva por mares turbios de bebida (aunque no bebiera), quiero salir ahí fuera mirando el presente como se merece, con una bonita sonrisa que mis padres pintaron en mi rostro y ganas, muchas ganas de sonreírle a la vida...

Los motores de arranque han empezado a mover sus turbinas, puedo oír su leve rugido, pronto las ruedas que me sostienen se esconderán en mis entrañas para con la fuerza de mil impulsos echar a volar hacia arriba, ahí donde el peso es tan leve como en un medio acuoso pero además puedes respirar aire fresco y limpio...

Voy, mi pecho late y mi boca empieza a salivar para saborear el mundo...

Prepárate mundo... no pienso dejarte ni una miga...

Valenia Gil


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