jueves, 2 de febrero de 2017

RETROVISOR: Pedro César A. Verde.




DOS ROMBOS

Recuerdo que
me daba tiempo
a escuchar
la música
de Henry Mancini
y ver aquellas tres divas
frente a un hombre
del que sólo
escuchaba la voz

Mi madre
me mandaba
a la cama,
y de camino
a mi cuarto
yo me preguntaba
qué tipo de cosas
tan malas
ocurrirían
cuando aquellos
dos rombos
aparecían
en la parte
superior
de la pantalla
advirtiéndome
de un peligro
desconocido
para mí

Creo que
entonces comenzó
mi pasión
por lo prohibido


BALADA TRISTE DE LOS PLAYMOBIL

I

el niño sin rostro
juega con sus playmobil

les cambia las pelucas
y los gorros cuando quiere

en sus manos rígidas
les pone
armas
alimentos
herramientas

los coloca en filas

organiza sus cometidos

les dice cuál es la hora
de la comida

les hace luchar

los derriba

los reconcilia

si se enfada los pisa

los playmobil jamás
protestan

cuando se cansa
los mete en una caja
y los guarda bajo la cama

allí todos buscan su tacto
plastificado

su mirada fija

no se preguntan ni esperan
nada

pero nunca pierden su estúpida
sonrisa

II

¿qué podemos hacer con ellos?

hay dos bolsas
de la compra
hasta los topes
olvidadas encima
del armario

-tengo una idea,
vamos a la huerta

volcamos las bolsas
sobre la tierra
y colocamos
los playmobil
frente al muro
en varias filas

nos alejamos
unos metros
y apuntamos
con las carabinas

están resignados
pero sus miradas
quieren recordarnos
los buenos momentos
pasados

--gracias por todo, les digo--

comenzamos
a disparar

saltan por el aire
algunas pelucas
y algunos brazos

uno tras otro
van cayendo
hasta acabar
con el último

en una sola tarde
toda nuestra infancia

fusilada

III

seis y cuarto suena el despertador
me levanto como un zombi
no soy el dueño de mis actos
cuando quiero darme cuenta
estoy en el bus del trabajo
no soy el dueño de mis actos
cuando quiero darme cuenta
estoy de vuelta en casa
no soy el dueño de mis actos
seis y cuarto suena el despertador
me levanto como un zombi
no soy el dueño de mis actos
cuando quiero darme cuenta
estoy en el bus del trabajo
no soy el dueño de mis actos
cuando quiero darme cuenta
estoy de vuelta en casa
no soy el dueño de mis actos
seis y cuarto suena el despertador
me levanto como un zombi
no soy el dueño de mis actos
cuando quiero darme cuenta
estoy en el bus del trabajo
no soy el dueño de mis actos
cuando quiero darme cuenta
estoy de vuelta en casa
no soy el dueño de mis actos

mi vida es una concatenación
de movimientos
que yo ejecuto sin saberlo
que me ejecutan sin saberlo

pero nunca pierdo mi estúpida sonrisa


EJEMPLO DEL COMPORTAMIENTO, PERSISTENCIA Y PROPAGACIÓN DEL FRÍO

Dije que yo allí
no entraba
ni en broma

Habían terminado
una autopsia
y teníamos que meter
el cuerpo en la caja

Me dijeron
que no me preocupase
y me llevaron
por un laberinto
de pasillos
hasta
la maldita sala

Nada más entrar
un fuerte olor a carne
cruda
me llenó la boca
de náuseas

Había un hombre inmenso
completamente desnudo
tendido sobre una
mesa metálica

Me dieron unos guantes
de látex
que me puse
mientras tragaba saliva
para frenar las arcadas

"Venga coge"

Cogí de una pierna
y
un latigazo de hielo
me recorrió todo
el cuerpo

Lo metimos con
mucho esfuerzo
y lo llevamos
a una sala
enmoquetada

Al terminar,
fui corriendo
hacia el lavabo,
con las manos
alejadas del cuerpo,
como si no fueran
mías

Me quité los guantes
y me lavé con jabón
y agua muy caliente
varias veces

Pero no había manera

El frío seguía allí,
cada vez más adentro

Cada vez
más lejos
de las manos


Pedro César A. Verde, de Retrovisor (Canalla Ediciones, 2017).


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