martes, 7 de febrero de 2017

HÍBRIDOS 2017: Entrevista a Jesús Palacios en Escritores Sucios.



JESÚS PALACIOS: CINE Y OCULTISMO

Por Carlos Salcedo Odklas.

Jesús Palacios (Madrid, 1964) es un escritor y crítico de cine español. Autor de libros de culto como Goremanía, Satán en Hollywood o Hollywod Maldito. Se le puede considerar uno de los mayores expertos en cine fantástico y de terror del país.

Jesús dará una charla titulada Cine y Ocultismo. Introducción a una visión esotérica del cine el próximo día 8 de Febrero en El Grán Café (León) como parte de las jornadas culturales Híbridos 2017 organizadas por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de León y coordinadas por los escritores Vicente Muñoz Alvarez y Silvia D. Chica. En dicha charla dará rienda suelta a sus obsesiones trazando un preciso recorrido sobre la relación entre el séptimo arte y las artes oscuras desde el comienzo de la industria hasta la actualidad. Una charla plagada de nombres, curiosidades y recomendaciones que seguro no dejará indiferente a nadie.

Para celebrarlo en ESCRITORES SUCIOS mandamos a Odklas, nuestro papa negro particular, a ponerse en contacto con Jesús para hablar un rato sobre temas herméticos como aperitivo a dicha charla, ¿estáis preparados para bajar a la catacumba de los sacrificios?

-El cine desde sus inicios ha buscado la inspiración para sus historias en todos los ámbitos, y el terreno de las ciencias ocultas desde luego no es una excepción. La magia, la alquimia, la brujería etc. suelen ser un material muy jugoso, especialmente indicado pare el género fantástico y de terror. Me viene a la mente la estupenda Häxan de Benjamin Christensen (1922). Supongo que es uno de los primeros intentos serios de llevar el ocultismo al cine, ¿estoy en lo cierto? ¿Qué nos puedes comentar sobre esta película para quien no la conozca?

En efecto, todo lo fantástico y, por extensión, lo sobrenatural o relacionado con el Ocultismo y lo esotérico ha sido desde el principio de su historia una cantera especialmente rica para el cinematógrafo, a menudo de forma frívola y hasta pueril, pero también en muchas ocasiones con cierta profundidad y pretensiones serias, tanto desde el punto de vista artístico como filosófico. Este sería el caso en buena medida del clásico de Christensen que mencionas. No solo ofrecía una especie de ensayo visual sobre la historia de la brujería, sino también sobre sus raíces psicosociales, buscando explicaciones racionales y psicológicas afines a los conocimientos e ideas de su tiempo. Por otro lado, la película no deja de ofrecer aspectos totalmente espectaculares, innovaciones técnicas y logros puramente estéticos, que la convirtieron en uno de los filmes más caros y arriesgados de la época. Y, finalmente, el genio de su director fue desarrollarlo todo en un formato que mezclaba ficción y documental, a la manera de un ensayo cinematográfico, adelantándose en décadas a conceptos tales como docudrama, falso documental o no-ficción cinematográfica. No es casual que la productora fundada por los creadores de “El proyecto de la Bruja de Blair” se llamara Häxan...

-También de 1922 tenemos la famosa Nosferatu de Murnau. Si no me equivoco el estudio encargado de la realización de esta película había sido fundado por un admirador del ocultismo que tenía la intención de producir obras que ahondaran en dicha temática. También su guionista Henrik Galeen, autor asimismo del libreto de El Golem, estaba fuertemente relacionado con el ocultismo. Por unos motivos u otros parece ser película muy inspirada por ideas y ambientes ocultistas. Háblanos un poco sobre ello.

La relación de “Nosferatu” con el universo del esoterismo y las sociedades ocultistas de su época ha sido bien documentada y demostrada por Luciano Berriatúa, su restaurador y experto a su vez no solo en el cine alemán de entreguerras sino también en alquimia y ocultismo. Efectivamente, el guionista Henrik Galeen había sido secretario personal del también cineasta, escritor, espía y ocultista Hanns Heinz Ewers, autor de clásicos como “Mandrágora” e iniciador de la ola de cine fantástico germano con “El estudiante de Praga”, y compartía con este su interés por lo mágico, místico y sobrenatural.
Pero más significativa si cabe sería la participación del artista y ocultista Albin Grau, fundador junto al industrial Enrico Dieckmann de la productora Prana Films que estaba detrás de la financiación del proyecto. Grau era miembro de la Ordo Templi Orientis (OTO), que llegara a presidir Aleister Crowley, así como de la Fraternitas Saturni, y plagó “Nosferatu” (en la que colaboró también como ayudante de dirección, coguionista, publicista y creador de diseño de producción y vestuario) de elementos y referencias esotéricas y cabalísticas. Es así tanto en su contenido argumental como en su discurso formal, en el que la combinación, oposición y fusión de luces y sombras ofrece un ejemplo único de praxis cinemágica, influyendo en el ánimo y la recepción del espectador a la vez que ofreciendo un correlato simbólico de la acción del filme. Prana Films –prana es el término sánscrito para el aliento vital- pretendía en efecto llevar al gran público obras mágicas y fantásticas, que extendieran ciertas ideas y filosofías herméticas, por medio del arte cinematográfico. Lamentablemente, la ruina de “Nosferatu” provocó la desaparición de la productora, aunque con otro nombre todavía contribuyó a un filme igualmente esotérico, si bien más humilde: “Sombras”, dirigido por Arthur Robison, en 1923. 

-Anton LaVey fundó su famosa Iglesia de Satán en 1966. Polanski estrenó La Semilla del diablo en 1969. En 1973 llegaba El Exorcista. Parece por tanto que a finales de los 60 y principios de los 70 hay un inusitado interés por la figura de Satán y por hacerlo presente en la cultura popular. ¿Qué opinas de esto? ¿Hay alguna razón oculta para ello o es simplemente una coincidencia cultural?

En el terreno de los Estudios Oculturales, en afortunada expresión del filósofo Eugene Thacker, la casualidad no existe. Pero tampoco hay una razón oculta, sino varias bien visibles: la brujería y la magia, el misticismo oriental, el satanismo como filosofía luciferina, la cábala y la alquimia, así como otros tópicos del esoterismo, formaban parte integrante del universo de la contracultura que alumbró occidente y, muy especialmente Estados Unidos, a finales de los años 50, aunque contara con numerosos precedentes en las décadas anteriores. El movimiento beat y los hippies de los 60 buscaron inspiración en todo aquello rechazado y anatemizado por las corrientes dominantes del pensamiento moderno, reivindicando la necesidad de lo mágico, lo mítico y lo irracional, de forma no muy distinta a como lo hicieran antes los Surrealistas y antes aún los Simbolistas. Figuras como Aleister Crowley se convirtieron en iconos pop, las teorías sobre el inconsciente colectivo de Jung dieron una pátina de ciencia a cosas hasta entonces consideradas paparruchas (el Tarot, la Cábala, los OVNIS, etc.), las filosofías orientales más místicas, como el sufismo o el budismo tántrico, penetraron a través de escritores como Huxley, Durrell o después Allen Ginsberg y otros poetas beat, así como la utilización de psicotrópicos y sustancias alteradoras de la conciencia como el LSD,la ayahuasca o el peyote, asociada a menudo a la religiosidad chamánica y primitiva… Es a la luz de todo esto que hay que contemplar también el renacimiento del Satanismo, como respuesta a un cristianismo obsoleto, moralista y vacuo, la consolidación de la WICCA, con sus brujas neopaganas y su culto a la Diosa Madre, etc. De lo que, por supuesto, da buen testimonio el cine de los años 60 y 70, no solo los títulos más conocidos, sino muchas películas de Serie B y pequeña producción, que a menudo resultan casi documentales de la época: “Simon, King of the Witches”, “The Season of the Witch”, “La lluvia del diablo”, “El hombre de mimbre”…

-Has mencionado a Aleister Crowley, que es seguramente el ocultista más importante de todos los tiempos. Sin duda ha habido otros nombres más influyentes y con obras más vastas y profundas como por ejemplo Madame Blavatsky o Eliphas Levi, pero Crowley fue el que consiguió dar el salto hacia la cultura popular para convertirse en un icono conocido por todo tipo de público ajeno al ocultismo desde principios de los 60 hasta la actualidad. Esto ha sido posible en gran parte debido a la fascinación que despertó en algunas de las bandas de música más populares de aquellos días. Los Beatles lo incluyeron en la portada de Sgt. Peppers, Ozzy Osbourne escribió su canción Mr. Crowley, Jimmy Page de Led Zeppelin estaba obsesionado con él... ¿Cómo ha sido tratada la figura de Crowley en el mundo del cine? ¿Nos puedes dar algunos títulos al respecto?

En efecto, Crowley es el mago más importante del siglo XX, y posiblemente del XXI. En su figura se resumen muchos de los tópicos y arquetipos que informan la figura del ocultista moderno, incluyendo su enorme ego y pasión por el show bussiness, que lo llevó incluso a escribir guiones de cine e intentar introducirse en la industria de Hollywood. Lógicamente, el propio cine fantástico ha encontrado en él un personaje bigger than life del que usar y abusar a menudo en sus argumentos, desde "The Magician" de Rex Ingram, basada en la novela de Maugham en la que aparece un alter ego de Crowley como villano, que interpretó el genial Paul Wegener, hasta "La leyenda de la mansión del infierno", basada en la novela de Richard Matheson, "La novia del diablo" de Terence Fisher, según el libro de Dennis Wheatley, o, más recientemente, "Chemical Wedding", con Simon Callow interpretando a un Crowley resucitado en una trama de horror y esoterismo pergeñada ni más ni menos que por Bruce Dickinson de Iron Maiden... 
En los últimos años, en los que Crowley se ha convertido en icono hipster, han aparecido varias películas y documentales que abordan su figura, pero quizá lo más interesante de su relación con el cine es el haber inspirado a una serie de realizadores cinematográficos y audiovisuales que podrían con toda justicia describirse como seguidores de la magick crowleyana y su filosofía de Thelema, que aplican a la creación de sus obras los principios de estas: los pioneros Kenneth Anger y Harry Smith, y más recientemente Brian Butler o Raymond Salvatore Harmon. A menudo, los más interesantes cinemagos le rinden homenaje u ofrecen elementos inspirados en su obra y figura en algunas de sus películas, como ocurre con Jodorowsky o Rob Zombie. 
Lo que está claro es que Crowley da de sobra para un libro como "La Bestia en el cine. Aleister Crowley y el cine fantástico", donde analizamos su poliédrica influencia cinematográfica e incluso rescatamos alguno de sus textos sobre el cinematógrafo. Y nos queda mucho todavía por ver...

-Estaba pensando en la película Agárrame esos Fantasmas de Peter Jackson, una divertida comedia sobrenatural de finales de los 90 que seguro recordarás. Hay un personaje, interpretado por el genial Jeffrey Combs, que es un policía que durante años ha investigado en torno a sectas ocultistas, un tipo extraño y retraído que al final del film se revela como un personaje que ha acabado completamente loco a raíz de relacionarse demasiado con las doctrinas ocultas, lo que le ha llevado a auto mutilarse, tatuarse infinidad de símbolos de poder y ser adepto a todo tipo de creencias extravagantes. Cuando pienso en el ocultismo en el cine, especialmente en el cine actual, creo que se ha reducido a utilizar sus clichés como golpe de efecto, ya sabes, una ouija por aquí, una secta por allá, Satanás como un seductor ejecutivo... ¿Crees que hay producciones que hayan abordado el ocultismo de forma seria y respetuosa más allá de los tópicos del terror y el fantástico?

Por supuesto, lo más habitual es que el cine en general, y el de terror en particular, acudan al Ocultismo y su parafernalia solo en busca de efectos terroríficos, argumentos eficaces y elementos folclóricos con que adornar y dar cierta verosimilitud asustante a sus tramas. No lo veo mal en absoluto, ya que la principal intención del buen de cine de terror, al menos en términos generales, es entretener al espectador asustándole de forma convincente, y todo lo demás viene añadido de por sí.
Es cierto que, a veces, es triste que los guionistas no tomen nota y utilicen mejor el arsenal ocultista, ya que escribir bien el nombre de un alquimista o de una deidad egipcia no cuesta más ni menos que escribirlo mal, y un poquito de investigación o simplemente de rigor documental no solo no hacen daño al miedo, sino lo contrario. Por otro lado, abordar el Ocultismo de forma seria no es algo que pertenezca por definición al género de horror per se. “Me enamoré de una bruja”, con Kim Novak, describe a la perfección la subcultura brujeril de los 50 y 60, relacionada con la subcultura gay y beatnik, que el autor de la obra teatral original, seguidor además de la mística hindú como su amigo Christopher Isherwood, conocía muy bien. Un filme profundamente esotérico como “La montaña sagrada” de Jodorowsky no es, precisamente, de terror, como no lo es “Mis encuentros con hombres famosos” según el libro de Gurdjeff ni lo son los filmes crowleyanos de Kenneth Anger.
Pero también hay, de cuando en cuando, ejemplos dentro del cine de horror que ofrecen un agradecido rigor en su tratamiento del Ocultismo: “Satanás” (es decir, “The Black Cat”), “La Séptima Víctima”, “La noche del demonio”, “Asfixia”, “Amenaza en la sombra”, “El hombre de mimbre”, “La sombra del vampiro”, y más recientemente “Anticristo”, “The Lords of Salem” o “La bruja”.

-Háblanos un poco de la presencia del ocultismo en el cine como industria, más allá de como mero elemento para construir guiones. Ya comentamos que la productora de Nosferatu fue fundada por un ocultista, y sin duda la historia de Hollywood está plagada de casos como este. Haznos un resumen de los más notables y escabrosos.

¡Ufff! Mejor os remito a mis dos libros sobre el tema: “Satán en Hollywood. Una historia mágica del cine” y “Hollywood maldito”, ambos editados por Valdemar. Me temo que el primero está agotado, pero aun así me sería imposible resumir los casos más importantes al respecto en unas pocas líneas. Solo puedo daros algunas pinceladas: la maldición que supuestamente le costó la cabeza a Jayne Mansfield, adepta a la Iglesia de Satán de LaVey, cuando este último cortó accidentalmente una foto de la actriz a la altura de su garganta. La que se supone lanzó Vampira, es decir, Mayla Nurmi, la musa de Ed Wood Jr., contra James Dean cuando este la rechazó burlón. Las reuniones nudistas, naturistas, vegetarianas y místicas entre Greta Garbo, Isherwood, Huxley, Chaplin y otras estrellas e intelectuales de los 20 y 30 en mitad de los bosques de California. Las sesiones espiritistas a las que acudía Rodolfo Valentino, convencido por su esposa, Natacha Rambova, fiel seguidora de la Teosofía de Madame Blavatsky… Y, por supuesto, la masacre de la Familia Manson, asociada indeleblemente a Polanski y su “Semilla del diablo”, o los escándalos de la Iglesia de la Cienciología fundada por el escritor de ciencia ficción y guionista de Hollywood L. Ron Hubbard, y de la que son seguidores bien conocidos Tom Cruise o John Travolta.

-¿Cómo ha sido la relación de nuestro cine con el mundo de lo oculto?

Pues un poco como todo en nuestro cine: episódica, irregular, ocasional… Generalmente producto de francotiradores del cine español, como el caso de “Angustia” y “Reborn” de Bigas Luna, el de “Tras el cristal” y, sobre todo, “El niño de la luna” de Villaronga… Y si hablábamos de recurrir al tema de forma superficial y hasta gratuita, eso es lo que, claro, abunda en el fantaterror hispano de los 60-70, donde la brujería, la Inquisición, los mitos y leyendas -patrios o extraños- y los elementos paranormales de moda se mezclan en un batiburrillo sin orden y con mucho desconcierto, abundando y abusando de tópicos, con resultados a menudo divertidos pero pocas veces convincentes. Tiene mucha gracia, por ejemplo, el “Cine Parapsicológico” del Profesor Sebastiá D´Arbó, quien sigue siendo a día de hoy una de nuestras figuras más reconocibles en el mundillo de lo paranormal. Pero casi siempre, como en ese clásico por excelencia del género que es “La torre de los siete jorobados” (y cuyo descendiente directo sería “El día de la Bestia”), hay algo chusco, de chascarrillo y esperpento, que mueve más a la burla y el escarnio que a la indagación o especulación seria en el pensamiento esotérico.

-Las ciencias ocultas están caracterizadas por su carácter hermético. Es un saber valioso al que le gusta estar en la sombra y mostrarse solo a los iniciados y a los verdaderos fieles. ¿No es por tanto un contrasentido utilizar un medio tan accesible y popular como el cine para propagar las ideas del ocultismo?

Por supuesto, así lo pareciera. Resulta divertido leer los escritos publicitarios de “Nosferatu”, redactados y firmados por Albin Grau, donde este expone abiertamente la naturaleza esotérica y mística de la película, dando a entender por tanto que el espectador debe estar avisado y preparado para penetrar en ella y aprehenderla, algo que resulta siempre paradójico. Hacer proselitismo de lo oculto no es lógico… Pero por esa misma lógica no deberían publicarse nunca tratados de magia, alquimia, cábala o cualquier otra disciplina ocultista. Sin embargo, siempre han existido estas biblias ocultas, grimorios y libros de fórmulas que contienen y pasan de mano en mano los más secretos conocimientos esotéricos. Lo que ocurre es que lo hacen, como las películas que abordan seriamente el tema, por medio de símbolos, analogías, alegorías y lenguajes crípticos que solo aquellos previamente iniciados pueden reconocer y descifrar. De alguna forma, hacen exotérico lo esotérico pero solo para quienes estén previamente familiarizados con ello, al tiempo que pretenden influir en todos, abriendo las mentes y sensibilidades de los neófitos a conocimientos más profundos, por medio de la práctica de una cinemagia muy elaborada formalmente e incluso a veces subliminal. Todo culto, sociedad o iglesia de cualquier tipo necesita siempre nuevos miembros y adeptos, si no quiere desaparecer. Y nuevas fuentes de financiación… El cine, en este sentido, es un vehículo ideal por su propia naturaleza popular y de masas, a la vez que de Arte Total, capaz de combinar imagen, sonido, palabra, música, pintura y mil cosas más para intentar alterar o transformar la percepción del espectador, a veces sutilmente.

-¿Podrías dar una pequeña lista de obras de referencia, tanto cinematográficas como literarias, para aquellos de nuestros seguidores que sientan curiosidad por adentrarse en el terreno de las ciencias ocultas? 

En lo que respecta al esoterismo en general, un libro inteligente, erudito y abierto es “Historia de la filosofía oculta” de Alexandrian, uno de los más lúcidos miembros del Movimiento Surrealista. Sobre el Satanismo en sus distintas vertientes, incluyendo también cine y literatura, es recomendable “El Libro de Satán” de Frank G. Rubio y Carlos Aguilar. No puedo tampoco dejar de recomendar mi libro de Estudios Oculturales (cuando no sabía que tal cosa podía existir) “Desde el Infierno. Una historia oculta del siglo XX”, donde abordo de forma divulgativa muchos de los tópicos que hemos tratado aquí y otros relacionados con literatura, pintura, historia, etc. En inglés hay un librito de iniciación al Ocultismo muy claro y conciso, sin ser a favor ni en contra, sino todo lo contrario: “The Occult Tradition” de D. S. Katz. 
En cuanto a la relación cine/ocultismo, aparte de mis dos obras ya citadas, recomendaría “La Bestia en la pantalla. Aleister Crowley y el cine fantástico”, que editó la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián; “El demonio en el cine. Máscara y espectáculo”, coordinado por Antonio José Navarro para el Festival de Sitges, y más tangencialmente pero no menos interesante “¡Sigue grabando! Falso documental, metraje encontrado y telerrealidad en el nuevo cine de horror”, publicado por el Festival de Cine de Gijón. 
Y en cuanto a películas, creo que cogiendo las que hemos ido citando a lo largo de la entrevista se puede trazar un panorama más que significativo de las distintas relaciones que adopta el matrimonio infernal entre cine y Ocultismo. 

-Vas a dar una charla sobre cine y ocultismo el próximo 8 de Febrero en León, concretamente en el Gran Café. ¿Qué nos espera a los asistentes a la velada?

Básicamente, una introducción al tema, acompañada de ilustraciones visuales y musicales, que abra el ojo y la mente a una nueva manera de ver el cine y, por tanto, una nueva manera también de ver el mundo. Si se quiere, una ceremonia de iniciación cinemágica, un viaje al Otro Lado de la Pantalla, que, por supuesto, tiene efectos secundarios: cuando salgamos, como Alicia a través del espejo, ya no seremos los mismos. 


CINE Y OCULTISMO. UNA VISIÓN ESOTÉRICA DEL CINE.
POR JESÚS PALACIOS.
EL GRÁN CAFÉ (Calle Cervantes 9)
21:00 HORAS.
ENTRADA LIBRE HASTA COMPLETAR EL AFORO.



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