miércoles, 31 de agosto de 2016

DE SOSLAYO por JULIA NAVAS MORENO



Quieres tomar una fotografía,
observar, disfrutar del paisaje
y decir que no has estado allí,
pero llevas en tu chaqueta
una brizna de hierba que te delata,
el aroma a flores frescas
y el olor de la pólvora.
El efluvio del sudor en los cuerpos
y el de la tierra mojada.

Quieres tocar sin dejar huellas,
cardenales en mis brazos.
Ahogar los gritos
más allá de las paredes
y silenciar los disparos
que traspasarán la diana.
Quieres estar en todo momento
pero que no te salpiquen
reproches ni posibles dudas.

Quieres pisar charcos febrilmente
sin mancharte los zapatos.

martes, 30 de agosto de 2016

QUE VIENE EL LOBO: Itziar Mínguez Arnáiz.




ANATOMÍA

Quien situó 
el amor
en el corazón

el odio
en las tripas

y el miedo
en la garganta

olvidó decirnos
dónde diablos
colocar la indiferencia


MODAS PASAJERAS

Qué mal sientan algunas personas
son como esas prendas
que extiendes sobre la cama
un día que decides
hacer limpieza

no te lo puedes creer
las miras
y piensas:
¿cómo pude ponerme esto?


HORROR VACUI

Nunca te asustó la hoja en blanco
lo que de verdad temes
más que nada en el mundo
es que lo escrito
se vuelva en tu contra


Itziar Mínguez Arnáiz, de Que viene el lobo (Sitolá Poesía).

sábado, 27 de agosto de 2016

IDEALES INCORRUPTOS por FELIPE ZAPICO ALONSO



Me desayuno con la noticia del rescate
de 45 cerebros conservados después
de 80 años asesinados,
45 cerebros con sus ideas
también con su miedo
su terror de las últimas horas
aquellos días de tiros en la nuca
allí dónde permanecen alojados los proyectiles
traicioneros y cobardes
de asesinar al indefenso
al desarmado
al que sólo tenía palabras que oponer.
Y entre tanto cerebro que ha ayudado a mantener la llama
ha aparecido un
corazón incorrupto
si ese corazón estuviese en el pecho un creyente en el dios de los asesinos
se abriría una comisión de beatificación
de santificación
coronación de mártir por su fe.
Pero como
el corazón incorrupto
es de los otros,
de los nuestros,
aplicaremos el pensamiento racionalista
cartesiano
y explicaremos a través de la ciencia
su estado de conservación
por causas naturales
tan naturales
como el asesinato
a
traición,
la desaparición,
el olvido y el silencio.
Y que no removamos
no vaya a ser…


Felipe Zapico Alonso, del blog Narciso el Valvulista.

http://narcisoelvalvulista.blogspot.com.es/

viernes, 26 de agosto de 2016

PORNOSOTROS: Itha K.




Arre Ferencialidad jurásica

(versión castellana castiza)

Cuando me corrí,
el dinosaurio
no había llegado

Arre Ferencialidad jurásica
(versión castellana pampera)

Cuando acabé,
el dinosaurio todavía
no había llegado

*

Ala di no y la lámpara maravillosa

De tanto frote,
acabé
corriéndome
con la lámpara
en la mano.
En la esquina de la cama,
el genio
me miraba
estupefacto

Ala di no y la lámpara maravillosa

Apenas salió
de la lámpara,
me llevé
al genio
a la cama.
Eso sí,
los deseos
se me quedaron
sin cumplir,
por zorra

Ala di no y la lámpara maravillosa

Cuando quise darme cuenta,
me había
penetrado
la lámpara.
Aladino me dijo:
- ¡el frotar
se va
a acabar! -

*

Blancanieves ninfómana
(dedicada a Lars von Trier, por ponermela a huevos)

Después de haberse acostado
sin interrupción
y reiteradamente
con los siete
enanitos,
Érase una vez
una pregunta
de Blancanieves:
Decidme, queridos enanitos,
¿cuándo llegan finalmente los 40 ladrones?

Blancanieves abortada

El el espejo
restos
de manzana
vomitada

Blancanieves cocainómana

Espejo,
espejito
mágico.
Dime:
(aspirar)

*

La higiene del gesto
(dedicado a dos manos, estas manos)

Ternura es
pagar
en la caja
del supermercado
con las manos
oliendo
a recién
masturbada


Itha K, de Pornosotros (Historianatural del er(r)otismo).


jueves, 25 de agosto de 2016

CARRETERA CORTADA por PEDRO CÉSAR ALCUBILLA




tarde de agosto
en el pantano

mis hijos chillan y juegan en el agua

los miro y me recuerdo,
me veo aquí, en este mismo lugar,
cuando venía con mis padres
y mi hermano

siempre me ha encantado este paraje,
"carretera cortada", lo llaman

hay una carretera cuyo paso interrumpe
una valla,
pero ésta continúa su trayecto bajo el agua
y emerge lejos de aquí,
en la otra orilla,
como un Guadiana asfaltado

busco una sombra para sentarme
y escribir un rato :

"este es el mar de Castilla
voz y carácter de un pueblo, de una tierra,
austero corazón y piel caliza "

miro a la otra orilla

justo por detrás, a varios kilómetros,
siguiendo el serpenteo del pantano,
el pueblo sumergido de La Muedra
-Atlántida pinariega-
cuando baja el nivel asoma el campanario,
algunos muros, arbustos y piedras
crecen regados por el sol
donde solo había agua

también asoma un grito mudo,
el grito de ese pueblo,
de esta tierra olvidada,
el mío,
el último que di cuando aún sabía
chillar y jugar en el agua

-mis hijos chillan y juegan en el agua-

míralos, me digo, lo mejor de mí
chapoteando encima de la vida

y yo me recuerdo

pero ya no estoy aquí,
tal como era

estoy aquí tal como soy,
nostálgico de mí,
convaleciente de infancia

cansado, como este sol que se desnuca
tras las sierras

dónde estás, niño gordo,
vuelve a casa

recupera tu reino
y expulsa a este enjuto y triste adulto

échalo a patadas

él ya no sabe cómo se chilla y se juega
en el agua


Pedro César Alcubilla


miércoles, 24 de agosto de 2016

ACERO EN LOS LABIOS: Isabel Marina.



PRÓLOGO

“La poesía es un arma cargada de futuro” 
(Gabriel Celaya) 

Estas palabras encajan perfectamente en la poesía de Isabel Marina, porque este libro que tienen en sus manos es el primer poemario que entrega a la imprenta. Pero tras su lectura, llena de imágenes, sentimiento y sensibilidad, se adivina que Isabel no va a descansar en la hermosa tarea de dedicar su tiempo y sus afanes a la lírica, porque para ella escribir viene a ser lo mismo que vivir y la consistencia de su ilusionada vocación es tal que emociona y seduce a quien la lee. 

Y con la realización de estos meritorios afanes, saldrán ganando, en primer lugar ella, la autora, que cumplirá un hermoso sueño, siempre difícil y lleno de esfuerzo, y también todos cuantos amamos el arte poético, pero, sobre todo, quien más saldrá ganando será la propia poesía, que encuentra en Isabel una cultivadora excepcional, llena de ilusión, de entrega y de un difícil saber hacer que impregna toda su obra y la convierte en una delicia para el lector, el cual desde las primeras estrofas de estos cuarenta y cinco poemas, se siente cautivado e identificado con el espíritu de sus versos. 

Consta el poemario de tres partes temáticas, la primera la titula: “Como pobres diablos”, la segunda: “Esta ceniza seca” y la tercera: “Somos fulgor”. Todas tienen entre sí, diferencias de enfoque y de intención, y en cada una de ellas hay una percepción especial regida por el tema de su título, pero –y esto es lo más importante- no hay diferencia alguna de calidad entre las tres partes, y aún me atrevería a decir que tampoco de continuidad, porque el método estructural no implica rupturas en lo subyacente y fundamental que es, en primer lugar el sentimiento, en segundo la elegancia del estilo, y en tercer término la belleza de las metáforas. Igual sucede con la frescura de las palabras, la agilidad del tono y la profundidad del pensamiento, que nos transporta a un mundo interior de una riqueza imaginativa a la vez que de una expresividad envidiable. 

Hay también a lo largo de todo el poemario un saber inhibirse de la cotidianidad vulgar, llenado el día a día de una gran riqueza de matices, gracias a un léxico más estricto y riguroso que florido, cosa que se echa mucho de ver en éste tiempo, en el cual se advierte en la poesía moderna un cierto barroquismo que, a mi modesto entender, difumina las intenciones confundiéndolas con algo puramente formal. 

Dice Oscar Wilde, en alguna parte de su extensa obra, que “escribir es librarse de fantasmas” y esta frase feliz encaja perfectamente con el estilo poético de Isabel Marina, porque ella se desnuda literalmente de pensamientos oscuros y de imaginaciones o realidades dolorosas y difíciles (ella sabrá cuáles son unas y otras) plasmando en el papel su deliciosa interpretación de los sentimientos y de los aconteceres que la atañen y que nos sabe transmitir de modo dulce, a la vez que enérgico, sin márgenes de duda o de desilusión. Antes al contrario, la poesía de Isabel llena nuestra alma de certezas haciéndonos caer en la cuenta de que nuestro pensamiento más íntimo y a veces inconsciente, gracias a su fuerza expresiva y a su delicada sensibilidad, se siente identificado con el suyo. 

No quiero decir con esto que en la poesía de Isabel no haya elementos claros de tristeza, o si se quiere de melancolía, que los hay, porque la vida nos ofrece un pesado bagaje de contrariedades y su poesía es ciertamente muy vital, pero a pesar de ello, la ilusión y la esperanza están presentes en toda su obra y llenan nuestra percepción de un sentimiento de superación antes que de frustración y renuncia a la felicidad. 

Estilo, sinceridad, fuerza expositiva, sensibilidad, delicadeza y dominio del léxico, como corresponde a una periodista enamorada del lenguaje, hacen de este poemario un oasis de belleza en el páramo de lo cotidiano y de tantas y tantas situaciones y sensaciones que a la mayor parte de la gente pasan inadvertidas. 


Fernando Álvarez Balbuena Mayo de 2016


TRES POEMAS


Ansiedad de flores rotas
disecciona mi cabeza,
en este horno silencioso
donde arde el barco inútil.

Las olas levantan el asfalto,
la furia retuerce mis puños,
y estalla un ruido de sables.

Son absurdas las palabras.
Tengo sangre en la garganta.
Soy una mujer en guerra.

*

Ojos de mendigo
con la ropa a jirones,
recuerdos mutilados,
albero en llama.

Las palabras horadan,
como puñales,
este silencio
                  descarnado.

Amaneceres rojos
donde, sin fe,
gesticulamos
como muñecos borrachos,
como pobres diablos.

*

Me aferro al violín que sangra
en el cielo premonitorio,
interminable daga
que disecciona párpados.

Ruinas de templos sobre nuestra cabeza,
sordos en la prisión de este lecho,
donde se desploma el crepúsculo
que nos abrasa de frío.

Los pies se aflojan
en el río suicida de rabia.
Los cuervos atraviesan nuestra piel
como desgarradoras balas de plomo.

Aspiro el veneno de un solo trago,
los planetas se estrellan
contra la mente enjaulada,
y entierro en depósito mi cuerpo.

A golpes, calcina el sol furibundo
esas manos que ahuyentan pájaros.


Isabel Marina, de Acero en los labios (Ediciones Camelot, 2016).

martes, 23 de agosto de 2016

QUÉ EXTRAÑA ES LA VIDA por MAICA MIRANDA



Qué extraña es la vida
Sacude y mece
Espanta y conquista
Trastorna y calma
Emponzoña y germina
Acuchilla y cura
Reniega y afirma
Explota y serena.

Qué extraña es la vida
Embruja y palpita
Acrecienta y engaña
Perdona y ofende
Afianza y oprime
Despierta y machaca
Estimula y marchita
Seduce y despide

Qué extraña es la vida…


Maica Miranda, 
del blog Luces y sombras.


lunes, 22 de agosto de 2016

NO TE VOY A DEJAR SOLA por CARLOS DE LA CRUZ




Todo esto era para que los esclavos estuvieran cerca,
cerca cuando tuviéramos que elegir entre el bien y el mejor
respirar de los ojos del otro y llevarse el premio,
la cocacola, el planisferio, el pedazo de cuero más grande,
entre tú y yo
la carne es
y el resto somos los otros.

los huesos no tiene nombre.
Los huesos son siempre de otros de nosotros son los huecos sin dientes en el poema la montaña sufijo rota guadaña soy el único que te nombra soy la cuenca de las normas
soy sin dolor el instrumento con el que desvelas la belleza.

Los esclavos estamos agradecidos, ahora
podemos escribir nuestros nombres en la carretera:
las plumas y los cangrejos
las mentiras de las plumas y los cangrejos.

Somos una raza que no necesita la absolución,
pecado y libro y canción
los ojos del hijo el árbol redondo te voy a dar una razón
para respirar
tus dedos chiquitos
mis dedos enormes leona
no te voy a dejar sola.


Carlos de la Cruz


viernes, 19 de agosto de 2016

MAPAS AFECTIVOS: Manuel Cuenya.




Manuel Cuenya: geografía de las emociones


Sobre la mesa de trabajo, el último número de La Curuja, la revista cultural independiente que nos trae ecos hondos desde Noceda para el Mundo. En el escritorio de plasma, abierto de par en par, el último libro de Manuel Cuenya, Mapas afectivos; y en estas líneas el compromiso de explicar al lector por qué debe navegar por este libro de viajes, sin que se note mucho que hablo de un amigo.

No; mejor que se note desde la primera línea para que tus lectores y lectrices, Manuel, no puedan sino reclamar en hojas secas de castaño, juguetes del viento son. También nosotros somos juguetes del viento.

¡Qué buen título!, Mapas afectivos, para diferenciarte en tus viajes de los “mapas efectivos”: antes era la cartografía del Ejército o del Instituto Geográfico, ahora son la Guía Campsa y Google Maps. Mapas útiles para no perderse, inútiles para los viajes de Cuenya, que busca en sus pasos justo lo contrario: perderse, extraviarse por senderos desconocidos, encontrar la hospitalidad, la caricia del paisaje, el susurro de otros vientos y otros mares.

Este libro es una invitación a perdernos en rutas nuevas: aparta, lector, los mapas efectivos y los GPS. Abre el libro al azar y déjate llevar por el destino. Escribía el filósofo Savater, “el mapa nos convoca a la aventura”. Los mapas afectivos de Manuel Cuenya nos convocan a una aventura emocional: irse, perderse, extraviarse para reencontrarse con uno mismo.

En su Brújula para navegantes emocionales, Elsa Punset habla de las mochilas emocionales que tanto pesan sobre nuestros hombros cargados: las emociones negativas del miedo, el dolor o el ego. Algunos turistas viajan (digamos mejor, se desplazan) con sus mochilas cargadas de piedras negras. Salen de casa y llevan a cuestas la hipoteca, las zapatillas, los niños, el régimen, las manías: la plancha portátil, los exactos calcetines para cada ocasión, el completísimo neceser lleno de superfluos botecitos imprescindibles. Más les valiera quedarse en casa. No son las zapatillas lo que pesa en la mochila, sino las piedras emocionales.

El viajero, como hace Manuel Cuenya, ha de partir desnudo: lo puesto menos un botón; ligeros de equipaje nos quiere el poeta; sin más GPS que su vocación de sentir y descubrir mundos nuevos, sin otra brújula que su propio corazón aventurero.

Esta es la forma de viajar de Manuel Cuenya, y por eso sus Mapas afectivos “nos enseñan y nos emocionan, nos ayudan a entender más y mejor el universo en el que vivimos”. Apenas das los primeros pasos, aterrizas en Vancouver, y te sientas a conversar con Jack London al pie de las Montañas Rocosas. Sigues caminando y te sumerges en México a toda madre: “No nací en México, pero viví en este país de contrastes a toda madre. El deseo rozándose con el Tánatos. La muerte exhibida. Los ataúdes en las aceras de Chalco. El culto a la pelona en Tepito y en Mixquic. País tragicómico al que le va la farra a todas margaritas”.

Unos pasos más y el mapa afectivo te devuelve a las raíces, un viaje a Páramo del Sil, tras las huellas del poeta Ángel González, puede contener un cofre de emociones.

Es así como Cuenya va llenando su alforja vacía, su alforja de Marco Polo berciano desnudo, y la va llenando con tesoros de emociones nuevas, de esas que no pesan en el alma ni en los bolsillos. El autor va construyendo sus Mapas afectivos sin detenerse en aduanas ni fronteras. No las hay para viajar hasta Tras-os-Montes, en el Norte de Portugal, y son de papel las fronteras en la Villa del Libro, Urueña; de posos de té en Estambul, y de muros derruidos en Berlín. Fronteras invisibles por las que el viajero transita desenfadado, al despiste, hippy en Ámsterdam y moro con chilaba en Fez, en el país de las mil kasbahs.

Y en cada viaje emocional, Cuenya va sembrando el relato de guiños cinematográficos y literarios: la escuela de cine de Vancouver, la huella mexicana de Buñuel, El Padrino de Coppola o las voces de Elías Canetti en Marrakech; o de Torga, Llamazares y Saramago en Portugal.

Manuel Cuenya, periodista, escritor, profesor de cine, infatigable animador cultural en El Bierzo y León, vuelve a deleitarnos en estas páginas con nuevos “viajes sin mapa”, como en su libro anterior; madurando la prosa ágil con la que antes nos regaló en los cuentos y monólogos interiores de Trasmundo.

Abrid sin temor estos Mapas afectivos: su lectura os permitirá, como al autor en el mirador de Itran, “reflexionar acerca de lo humano, incluso de lo divino (esos dioses y diosas que inventamos para hacer acaso más llevadera esta vida mortal y rosa) y me ha procurado emociones intensas. Desde la kasbah, enclavada en Kelaa M'Gouna, me dejo arrullar por el silencio nocturno, sólo interrumpido por el croar de las ranas, y la protección de un cielo estrellado como sólo he llegado a percibir en las estivales noches en Noceda del Bierzo. La temperatura ambiental es excelente”.


Valentín Carrera, prólogo a Mapas Afectivos, de Manuel Cuenya (La Nueva Crónica, 2016).

jueves, 18 de agosto de 2016

VIAJE HÍBRIDO por VÍCTOR PÉREZ



Un Elvis zen 
imita con la boca el ruido del árbol más alto del pueblo
mientras mira un punto muerto del horizonte
desde una casa polar en la bahía
donde han dejado algo para él enterrado en el hielo
Está viejísimo y es muy comprensivo
Cada vez que alguien dice 1978
no tarda en quitarse los pantalones
entonces habla sobre la sabiduría del surf
y erguido espera tranquilamente la tormenta
la frontera de lo excepcional en una buena historia.


miércoles, 17 de agosto de 2016

QUEJAS por FELIPE J. PIÑEIRO



Quejas por los inmigrantes
quejas por el turismo
quejas por los perros en playas
quejas por los torsos desnudos del hombre
quejas por los niños
y quejas por sus padres
quejas por los precios
quejas por el calor
quejas por el frío
quejas por el trabajo
quejas por los estudios
quejas por el paro
quejas por los sueldos
quejas por la política
quejas por los vecinos
quejas por los amigos
quejas porque hago o dejo de hacer
quejas por los coches
quejas por las putas no por los putos
quejas por la música
quejas por la tecnología
quejas por todo
quejas quejas y quejas
remediadlo o haceros ermitaños o comprad una vida
a ver si así os dejáis de tantas y tan tediosas quejas

Felipe J. Piñeiro


martes, 16 de agosto de 2016

LOS INSTINTOS Y EL CHOCOLATE por SILVIA D CHICA



- Mamá, se me ha puesto el pito duro, mira, toca.
- A ver... sí, es verdad, ¿y eso?
- Es que cuando veo amor en una peli ¡se me pone duro! y ahora es que lo estoy recordando.
- Ya veo, ya. ¿Y qué recuerdas?
- Pues a dos personas que se estaban besando de amor en la boca y por eso se me pone duro. Mira, mira.
- Ya, ya. Es el despertar de la sexualidad.
- ¿Y eso qué es?
- Pues la llamada de la vida, el instinto para procrear, para hacer otro nuevo ser. Tú tienes las semillitas aquí, en estas dos bolsitas, y algún día se las pondrás dentro de una chica para que tenga luego un bebé en la barriga, como tú, casi nueve meses ahí dentro. Disfrutando.
- Martín ya tiene una hija, pero es en el otro mundo. Se llama Amatista.
- Y tú, ¿no tienes?
- No. Yo tengo a Zafiro, que es mi hermana. Tú no la ves. Pero está aquí. Y hoy se queda a cenar también. Ella y otros veintisiete amigos.
- Ah, pues avisa, porque no sé si tengo cena para todos...
- ¿A ti te gustaría tener ahora una hermanita? Rechonchina, pequeña, adorable....
- No, no... yo no quiero más hermanas pequeñas ahora, que dan mucha lata, y lloran y se hacen caca... No, no. Yo y Martín. Y ya está.
- Bueno, bueno. Pues nada. Venga subid al coche. Poneos bien el cinturón que está la policía por ahí y nos meten un multa.
- Mamá, no te he contado una cosa. Una vez en mi cole hicimos una carrera solidaria, y al final vinieron unos policías, y nos dejaron entrar en su coche y poner la bocina y mirar todo por ahí, y también nos dejaron tocarles la porra, que es muy larga, y dura y como de goma. Es con la que pegan los porrazos a los malos...Y luego les pusieron a los perros pastores alemanes una prueba. Tenían que oler droga, pero en vez de ponerles droga, les pusieron chocolate. 
Al final, cuando se fueron, todos los de mi clase les decíamos, ¡eh, policías, queremos el chocolate! ¡Dadnos ese chocolate!
- Ja ja ja, ay el chocolate qué tendrá...
- Por cierto, tenemos que comprar. Ya no queda.
- ¡Pero si compré ayer dos tabletas!
- Se lo comió papá. ¡Si traes del blanco se lo devora!

Silvia D Chica, del blog La Tierra Pura.


viernes, 12 de agosto de 2016

CUANDO BUSCAS por MANU LERDO ASTUR



Cuando buscas, y
no encuentras.
Cuando encuentras
sin buscar.
Cuando miras adelante, y
lo tienes siempre atrás.
Cuando esperanza es agonía, y
agonía despertar.
A veces, caminante,
no hay camino que buscar.

Manu Lerdo Astur


jueves, 11 de agosto de 2016

LA NOCHE por JAVIER LENCINA



Atratrapante
Noche que encegueces
Embarazada de murmullos

Fuera de gestos
Fuera de órbita
Sin lastima

Te miro desde lejos
te apisono hasta
más no poder

Noche sagrada
no dejas desperdicios
mas que aliento a niebla


Javier Lencina


martes, 9 de agosto de 2016

ARDID por AINHOA M. RETENAGA



Ausento una privación
de existencias mudas,
de saciados vacíos
colmados de nada.
Ahuyento su gráfico apremio
resguardo de expolios,
mendacidades hurtadas
al devenir del tiempo.
Confino a la amnesia
su proceder alevoso,
futilidad heroica
transida de alcances.
Impugno y me empeño.
Me obstino y rebato.
Rehúso su practicidad obscena,
insigne mediocre
declamando adulterio.
Blasfemo su simpleza sectaria,
mentora encubierta
de imperfectas lacras.
Conjeturo y la asedio.
Reclamo y la hostigo.
No enmudezco y la sacio.

Ainhoa M. Retenaga


lunes, 8 de agosto de 2016

ANNA por GSÚS BONILLA



INTRO

El viento nos regala un globo abandonado

De: JORGE M MOLINERO, en: Pum

La negra, como el hambre, viene sin papeles por eso su cuerpo duele y huele como las flores

De: CHICO OCAÑA, en: No te metas con la negra

(MÁRTIRES DEL COMPÁS)

Tan hermosa. Tan vida. LA HIJA

De: MARÍA GARCÍA ZAMBRANO, en: La hija 


‘ANNA’, este cuaderno de poemas, nace en el contexto de la infertilidad de los deseos y los proyectos estériles, pero donde, sin embargo, permanece (el querer) ser y (el querer) estar que conforma todo sueño posible, cumplido e incumplido. Un algo por lo que luchar, aquello por lo que se toma con(s)ciencia de estar vivo. A modo de testamento vital (en proceso) ‘ANNA’ comprende una serie de textos, apuntes o poemas, en su mayoría inéditos, cuyo eje principal abarcaría el conjunto de sentimientos que alía una persona a otra. Interrogantes, dudas; certidumbres, verdad. Todo ello conforma un espacio poético libre cuya única práctica posible es el amor. 

Otros textos, apuntes o poemas, que no que se incluyen aquí se encuentran dispersos, de una manera más que evidente, en los cuadernos de poemas que fui publicando a lo largo de todos estos años, desde 2006 hasta hoy. 

GSÚS BONILLA. Mayo de 2016

*

PLANTEAMIENTO


Fundaremos un árbol
amor

para el animal salvaje
el ave o réptil

para que lo idolatre la tribu

para que el hijo se abrace a él

para el perro

para el leñador.

*

CÓMO SERÁ LA CRÍA: esta era la pregunta
nada más amanecer.
Poco a poco el espejo iría desvelando más detalles,
hasta que dejamos de asearnos. El mediodía nos traería nidos
agua con gaseosa, coronas de flores
ojeras y terciopelo, y una lluvia gorda
como cuando los animales ensalivan
el pasto seco. Caería la tarde
y la cal y el talco
y ese ungüento que olía como el cilantro. Tomar el té,
la jeringa y las medicinas; todo aquello
era hacernos el amor. Anochecer
y la dibujaríamos a lápiz:

un alacrán una serpiente
o un bote de humo entre la multitud.


ROPA ÍNTIMA

El canal, la zanja,
y madres

las putas
y madres

los regueros, las cequetas
y madres

las alcohólicas
y madres

las sangraderas, los cuérragos
y madres

las toxicómanas
y madres

la alberca, la presa
y madres

las esquizofrénicas
y madres
las huérfanas de la guerra
y madres

las acequias, los cauces
y madres,

las Madres

la prole y las desposeídas
y los orfelinatos

los intermediarios
y los mediadores

los depósitos a cuenta
y la procuradora,
el foulard
y el frasquito de colonia

los occidentales,
nosotros
y El Salvador.

El Hijo
el sostén, la esperanza

el llanto: que rige el raciocinio
y encharca los principios.


HUÉRFANOS

La felicidad era un trozo de carne aprendiendo a gemir, una manada de pequeños lobos hincando sus hocicos negros en ella; poco antes habrías sido parida con toda la liturgia de los hospitales del primer mundo, sobre un rosal. Tu llanto eran espinas y desconcierto; qué hacer en ese calvario de sábanas, qué otra cosa que unirnos a la orgía e invocar otro olor a tierra mojada, y esperar la lluvia y permanecer en silencio, abrazados y callados, mientras, llegaba nuestro turno, lento y cansado, como un viejo caracol; descorazado, desahuciado y sin ánimo de nada, arrastrando otra lucha perdida más; desnudo, exponiéndose a la burla, que nos llevó a olvidar a la madre palpándose el pecho hasta dar con el corazón y extraerlo y echarlo todo entero y que sirva de alimento para las bestias.


Gsús Bonilla, de Anna (Ediciones del 4 de agosto, 2016).

sábado, 6 de agosto de 2016

LLUEVE EN ZURICH por LAURA MARTÍNEZ GARCÍA



Llueve en Zurich, la mujer suiza le toma el pulso a la intuición, y descifra los mensajes encriptados que le envía a modo de ondas eléctricas que recorren su piel. Hay un páramo que ha olvidado las ramas frecuentes de los bosques de hayas, y plagado de arbustos que se esconden tras sus propios matorrales, avanzan en colectivo hacia lo tramontano. La galaxia sucumbe ante los retos de dos primaveras seguidas, llueve en Abril, el mes robado, y acrecientan las distancias todas las constelaciones, Orión le lleva años luz a la Osa Mayor, todo es competición en Dendera, los faraones del alto y bajo Egipto se bañan en el Tigris mientras los del Eufrates viajan en sus barcos egipcios, un río como nexo continuo en el ocaso del sol con la partida del ejército a hacer historia, texto y jeroglíficos, yo me enamoré de un esclavo egipcio, del Mar Rojo, de las pirámides y sus templos, de los papiros y la flor de Loto, de los barcos con arcos, de todas las maderas y montones de incienso, del ébano y el marfil, del oro verde de Amu, del dios Ra, inmenso sol, y del camino de los Reyes y canal de Faraones, de una época entera, de un antiguo Egipto, y de la mujer Suiza de ondas eléctricas y páramos olvidados en lo tramontano, que sucumbe a los retos de dos primaveras seguidas, que es lluvia en Abril, el mes robado a la competición en Dendera.

Laura Martínez García


viernes, 5 de agosto de 2016

NO HAY MIEDO por MARIO QUINTANA



No hay miedo.

En la inmensidad del mar no existe el miedo. La muerte en el mar, como mal mayor, pende de las variantes, de la probabilidad y la casuística.
No saber nadar es un mal menor en tales casos.
Siempre me pregunto si el miedo por el bienestar ajeno no es una forma egoísta de temor por lo que puede sentir uno ante el devenir.
Reitero, el temor por los propios sentimientos.
Más que por la catástrofe.
O el defenestrado.

Que la muerte me alcance viajando.
Y me va a alcanzar, como a todos.
Qué probable es que abracen mi cuerpo muerto con más intensidad que vivo.
Y qué descorazonador.


Mario Quintana


jueves, 4 de agosto de 2016

UN POEMA de RODRIGO GARRIDO PANIAGUA




Igual que las monedas de un museo,

el eco del que fui
es una posesión innegociable.

Sé lo rápido que se encoge y se estira
la piel de los amaneceres,
y que la longevidad
de las máquinas
convive con la naturaleza de siempre,

la que pudre a sus invitados hasta la memoria.

El recuerdo
es la luz turbia
que aún presentimos al cerrar los párpados.

¿Podrán los autómatas de siglos posteriores
desarrollar esta virtud humana
de contar historias breves?

Las canicas transparentes de la infancia
son mis ojos tristes
en una de las fotografías que guardo.

¡Qué preciado testimonio
el de todo aquello
que huye con nosotros!


Rodrigo Garrido Paniagua


miércoles, 3 de agosto de 2016

GABRIEL OCA FIDALGO: Entrevista en Diario de León.



Gabriel Oca Fidalgo Escritor

«El que más vocea suele ser el que no tiene ni puta idea»

Lugar: Bar Belmondo, León
Hora: 21.30.

ALEJANDRO RODRÍGUEZ | DIARIO DE LEÓN

«En sus páginas te esperan, montados en el buga, la puerta abierta, ¿entras?» Así es como quiere llamar la atención del lector el escritor leonés Gabriel Oca Fidalgo en la contraportada de su nueva novela. Tras sus primeras obras autobiográficas —La carretera muerta en 2008 y Ansiedad. Vida de un yonqui en 2014—, presenta hoy su primera novela de ficción, Una novela quinqui. Lo hará a las 21.30 en el bar Belmondo y durante el acto le acompañará el narrador y poeta leonés Vicente Muñoz, al que le une una gran amistad.

—En esencia, ¿sobre qué trata su nueva novela?

—El título lo expresa, y en la contraportada viene el argumento: quinquis, droga, los años ochenta, la heroína, la madera, la música y un taco de etcéteras. Denuncia social también creo que le llaman... Relato en primera persona, aunque siempre se deja caer algo de lo que pueden llamar moralina, pero la mía, claro. El narrador equisciente y todo eso...

—¿Por qué razones elegiste ese título en concreto?

—La verdad es que la novela estaba prácticamente acabada y no tenía título todavía, puedes creerlo. Así que después de mucho tira y afloja se quedó en eso. En principio iba a titularla Quinqui a secas. Finalmente quedó en Una novela quinqui.

—¿La novela guarda algún tipo de relación con León o tiene algo que ver con la ciudad?

—Se hace alguna referencia a León, y queda visible el viaje a Madrid. Pero la ciudad es lo de menos... Más grande o más pequeña, en todas las ollas se cuece con los mismos ingredientes. Pasa que Madrid, Barcelona, Bilbao y las grandes capitales se llevaron la palma, pero el caldo de cultivo estaba en todas por pequeñas que fueran, la heroína, la delincuencia, la madera... Yo doy mi opinión en el libro, luego cada cual puede pensar lo que quiera, hacer debates televisivos y toda la pesca, en los que por regla general el que más opina y el que más vocea suele ser siempre el que no tiene ni puta idea.

—¿Qué intenta hacer llegar al lector con esta novela?

—En principio nada. Es la primera novela que escribo como tal, las dos anteriores eran autobiográficas. Esta es novela de ficción. Así que en principio solo era eso. Escribir una novela. ¿El tema? ¡Pues el que conozco! El mundo en el que me he desenvuelto, recordar todo aquello, lo que fueron los años ochenta la nostalgia de aquella época por un lado, y por el otro poner sobre la mesa ciertos datos, no denuncia en sí misma, solo volver a recordarlo. Que los que la vivieron se sumerjan en ella, y los que no lo hicieron tengan una referencia.

—¿Va destinada a un público objetivo, específico?

—Va dirigida a todo el que se acerque a ella. En esta plaza ya está todo el pescado vendido. Ya se sabe la tirada que pueden tener estos libros. La novela, mi estilo, tiene un vocabulario concreto, escribo como hablo, y mucho argot, jerga de ahora y jerga de entonces. Yo, por ejemplo, no leería las memorias de Aznar, por más que me guste la autobiografía, o el género epistolar de Escrivá de Balaguer, si es que lo tiene, por poner un ejemplo... Pasa que el que vivió lo que yo viví, el que lo entiende todo todito, ese es más difícil que se acerque, algunos porque no están vivos y otros porque el anuncio no les llegue. De todos modos, y como digo, está abierta a todo el público, no hay nada enrevesado ni mensaje oculto entre líneas.

—¿Tiene relación con sus libros anteriores?

—Mis dos anteriores novelas son autobiográficas. Ésta, como digo, es una novela de ficción, con argumento, nudo y desenlace. El tema, eso sí, es el mismo, lo que he vivido, la nostalgia de esos años. Dejando a un lado, o al menos así lo pienso, que en toda autobiografía se puede adornar o fabular, y que en toda obra de ficción puedes meter algo realmente tuyo o reflejar un álter ego o arquetipo. Pero novelas de ficción, al fin y al cabo. Es mi primera novela con casi cuatrocientas páginas. Estoy muy orgulloso de ella, del trabajo, y te aseguro que es algo que no suele sucederme.

—En la presentación que llevará a cabo esta tarde en el bar Belmondo le acompañará el poeta Vicente Muñoz Álvarez. ¿Por qué esa decisión?

—Vicente ya me acompañó en la factura de las otras dos... Hace dos años, un 25 de julio, ya presentaba también en el Belmondo con él de maestro armero. Pero eso es lo de menos... Vicente tiene mucho que ver en todo lo que he escrito, en que siga haciéndolo. Fue él el que me puso en contacto con Eclipsados en su día para sacar La Carretera, y fue él el que me puso en contacto con Lupercalia para sacar Ansiedad. Con Ricardo, el editor de Lupercalia, la relación ha sido más fructífera. Después de editar Ansiedad le pasé el borrador de ésta, me dio el visto bueno y ha sido en estos dos años en los que la he dejado cerrada. Pero siempre diré que fue Vicente Muñoz el que me dio la confianza suficiente para seguir adelante y que no lo dejase.

—Cualquier persona que quiera leer tu libro, ¿dónde puede conseguirlo?

— En Ediciones Lupercalia. La página en Internet es genial, ahí te detalla los puntos de venta y las librerías en las diferentes ciudades del territorio. Que yo sepa la tiene de continuo Elektra Cómic y las librerías Artemis y Alejandría también. Pero lo mejor sería que el que la quiera venga hoy que así se la firmo.


martes, 2 de agosto de 2016

HUESOS DE JUM. HUESOS DE GUR por JOSÉ PAJARES IGLESIAS



Les encontraron abrazados. Frente a frente. Con los brazos entrelazados. Un hombre y una mujer jóvenes. La edad no llegó a desgastarles. Aparecieron en Mantua, en Verona, donde Shakespeare situó el drama de Romeo y Julieta mucho tiempo después. Ese abrazo permaneció intacto hasta que una excavación arqueológica de 2007 dejó que el sol se posase sobre ellos por primera vez en 6000 años. Sobre aquellas calaveras enamoradas. Se les conoce como los amantes de Valdaro, y son el único caso conocido de doble sepelio en la Antigüedad. Demasiado bueno para dejarlo pasar, pensé al leerlo. Y armé mi relato. Y les nombré. Porque intuí que vivieron en todas las fronteras. La que separa al animal de ese otro ser capaz de elaborar relaciones afectivas complejas. La que, despreciando el gruñido funcional de su grey, ideó los rudimentos de un lenguaje propio. Una jerga callejera antes incluso de que hubiese calles. Los fundamentos de un código que les permitiese la llamada. Una llamada que propiciase la parada nupcial diferenciándose de todos los demás sonidos del bosque. Imaginé que el ser humano inventó el lenguaje en aquel lecho de aquel río italiano para encontrarse con el depositario de todos sus deseos. Y les llamé Jum y Gur. Y un escalofrío de emoción me recorrió entero la primera vez que les oí llamarse el uno al otro. Con los pies en el agua y el deseo percutiendo en sus gargantas. Porque al nombrarse se volvieron únicos. Dejaron atrás a la bestia que simplemente se aparea propiciando el cortejo y la certeza del otro tras la llamada pactada. Os tengo que confesar mi debilidad por ellos. La ternura que me provocan en su ímpetu pionero. Muy efímero. Muy intenso. Muy puro. Vivieron deprisa. Murieron jóvenes. Y dejaron hermosos cadáveres. Por eso ésta colección de relatos lleva sus nombres. Por eso ellos aparecen en la preciosa portada que, reinterpretando la foto del yacimiento arqueológico, ha hecho mi amigo Torri de forma magistral. Ellos cierran la colección de relatos. Porque he querido llevaros desde el día de hoy hasta esos días de peligros y fronteras en que casi no éramos ni humanos, pero intuíamos que debíamos nombrar lo amado para acercarlo, para hacerlo posible. He querido pensar que nuestra primera palabra no fue para nombrar un arma de guerra, sino que fue un dulce aullido de deseo. Ese poso de la antigüedad que no era más que una foto en páginas de arqueología me dio pie para imaginar. Les miraba buscarse. Les vi encontrarse muchas veces. Y les vi morir a la orilla de aquel río. Quizá despertaron en mí preguntas dormidas. Porque seguí hablando de otros. De otras peripecias vitales. Siempre eran parejas. Casi siempre había un lecho. O la posibilidad de él. O su insinuación. Lechos que funcionan como cuarteles generales. Camas en que alguien ha quedado varado sin el timonel de su dicha y se convierten en yacer doliente y en reposo del último aliento. Estancias donde alguien invita a quien lleva una vieja herida a unos minutos de paz y sosiego. Habitaciones de hotel donde alguien oculta un terrible secreto en un pañuelo manchado de sangre. Camas compartidas con huéspedes inoportunos que aspiran a robarnos el alma mientras dormimos. Los puntos de vista eran infinitos. Conocí anécdotas de personajes reales, célebres, que se mezclaban con las de otros inventados por mí. Mentí narrándolas todas porque deseé que las sintieseis reales. Veréis desfilar por éstas páginas a Clark Gable, a Johnny Cash, a Robert Capa, a Janis Joplin, a José Antonio Primo de Rivera. Suicidas japoneses se confunden con espectros y demonios más intuidos que manifiestos. Santa Teresa de Jesús espera paciente en un patio y Robinson Crusoe añora su isla. A su lado, hay quien venera un recuerdo aferrado a un bote de pastillas letales y un montón de fotos. Pero el denominador común es casi siempre el mismo: el deseo. Un deseo innegociable que ignora lo establecido y se derrama el sirope de chocolate por encima de forma impúdica y descarada. Un deseo que burla unos instantes a la muerte aunque la sepa inminente. Y la conjura con placer. Todo esto fueron durante mucho tiempo un montón de relatos de temática común. Todas esas parejas se iban quedando por casa con sus afanes, y yo las miraba cómplice pero sin hacerles demasiado caso. Yo había visto sus pequeñas muertes, y en algún momento reparé en que la otra, la grande, la definitiva, sobrevolaba toda la colección de alguna manera. Coincidió con una búsqueda en la red que me llevó a la relación existente en la Grecia clásica entre thanatos y thalamon. (La raíz etimológica de Thanatos es Tha y la única otra palabra griega con la misma raíz es Thalamon, el tálamo nupcial. Thalamon es el lugar de la casa donde habita la esposa, es la habitación central y también la más oscura. Thanatos o la muerte aparece vinculada, por un lado, a la oscuridad y al encierro y, por otro, a la mujer y al amor). Creo que en ese momento tomó forma el libro que hoy presento. Había desde el principio un sustrato no consciente que hacía convivir a los amantes en casi todos los relatos con sus circunstancias y al mismo tiempo con la presencia permanente de esa muerte. En ocasiones el placer es la antesala última de ese destino. En otras se intuye el drama y éste se demora aún algún tiempo. En los casos en que esa muerte ha sido buscada, se convocan los espectros de aquellos a quien más se ha amado para desenvolver el trance con esos últimos placeres. Cuando la vieja de la guadaña se presenta de improviso, sin embargo, se apuran los nanosegundos que quedan de hálito vital rememorando esos encuentros. La vida intenta imponerse en las últimas batallas. Las que están perdidas de antemano. Ese fue el instante en que todos éstos amantes pidieron vivir en éste libro. Se asomaron uno tras otro a la tumba de los amantes de Valdaro y fueron componiendo el relato, un electrocardiograma que comienza a imprimirse en la Prehistoria y se detiene en un piso de Barcelona, en una alcoba pequeña con una cama grande, donde yace alguien que se cansó de la soledad irreversible y de leer mapas en los que ya no hay vida alguna. Son lechos….o son tumbas? 

El modo

¿Cómo les engañaba para que hablasen?. Los que me conocéis sabéis que llevo una guitarra eléctrica colgada del cuello desde hace más de 30 años. Muy arriba, en mis particulares altares paganos, están ellos. Los Rolling Stones más sucios. Los más empapados en blues y opio. He leído todo aquello que ha caído en mis manos al respecto de ellos pero, sobre todo, su exilio del sur de Francia a principios de los 70 es de mis pasajes favoritos. Allí se hizo el inmenso “Exile on main street”, quizá su obra maestra. Oigo ese disco varias veces al mes. Sé cómo lo hicieron. Dormían. Y se encontraban en el sótano para tocar y ver dónde les llevaba ese blues de adormidera. Todos éstos relatos han sido mi jam session particular, a la manera de los viejos Stones. He dado vueltas con todos los personajes. Les he provocado. Les he enfadado. Les he dejado tranquilos. A la vuelta de varios días, o semanas, estaban listos para tocar conmigo. Entonces me sentaba a escribir. Quería su pulso nervioso. Su sinceridad a bocajarro. Pensarles vivos a mi lado ha sido una ayuda. No es escribir lo más crítico de todo el proceso. El esqueleto. Los huesos erguidos son lo importante. No puedes ayudar a que se alcen. Hay un tempo. Hay un tono. No funciona de otro modo. Vengo de una sala de juegos donde sonaba rock and roll. Vengo de las novelas del oeste de Marcial Lafuente Estefanía. Vengo de forma muy especial de los viejos comics de la Marvel, repletos de super héroes. De ver mucho cine. Alguno hasta bueno. De mirar embelesado las portadas y las contraportadas y los insertos de los discos cuando tenían un tamaño suficiente como para tapar tus rodillas. Vengo de abrir un libro que me compré en el Rastro hace 25 años con las letras de Dylan traducidas y recuerdo esa fascinación al sentir que el Rock, esa música que hasta entonces sólo había servido de entretenimiento, decía cosas que otros muchos libros no decían. Ahora veo los vasos comunicantes entre todo aquello que ha llamado mi atención toda la vida. Creo que estoy empezando a contarlo. Releyendo éstos días Huesos de Jum. Huesos de Gur me he dado cuenta que la oscuridad hace acto de presencia con frecuencia. Lo curioso es que yo creo que cada pequeño rayo de luz que se cuela por las rendijas de éstos relatos parece brillar con el doble de intensidad. Esa luz de vida no nos miente sobre la tristeza, la soledad o la muerte. Simplemente se impone como una luz de vida que conjura esa muerte cierta. Por eso creo que es nuestra obligación devorarla. 


José Pajares Iglesias,
presentación de Huesos de Jum. Huesos de Gur.
(Canalla Ediciones, 2016).


lunes, 1 de agosto de 2016

JUDITH RICO Y OTRAS PASTILLAS



PRÓLOGO
LEA ESTE PROSPECTO DETENIDAMENTE
x Jorge M Molinero 

Entre el aforismo, el tuit y la frase apuntada en una servilleta se mueve este primer libro de Judith Rico. La celeridad que nos exige nuestra forma de vida, la escasa memoria y paciencia hace que nos saltemos las líneas que no creemos vitales. No quitamos las escamas del pescado antes de servirlo en la mesa, quedándonos un regusto en la garganta agridulce por lo que podía haber sido y la sensación de haber conseguido por fin atrapar la esencia del alimento primero. Saciamos el hambre, cuando se es joven poco más importa o se pretende, ya habrá tiempo de transitar los caminos señalados por otros e intentar dejar una huella si la brea sigue fresca.

Judith nos celebra con una sesión de fuegos artificiales pero empieza y termina con la traca, sin apenas dejar entre medias un espacio en su cielo para palmeras naranjas. Quiere disfrutar cada segundo pero ya en su juventud atisba aquello de Biedma: “que la vida iba en serio...” y nos muestra tanto sus anhelos, a menudo atajando por el deseo de la piel para llegar al alma, como sus frustraciones, en juegos de palabras fugaces como un chasquido de dedos. 

Esta cajita de perlas tiene como mayor aliado la frescura de la primera impresión. En ella, esta vasca juega sin descartarse, a tumba abierta, con los naipes que le tocaron en la primera mano y con valentía las muestra y se juega hasta la camisa, a sabiendas de que puede perder la partida. Ya tendrá tiempo, como dije antes, de agrandar sus zapatos y caminar por terrenos asfaltados. Pero ella es joven, sólo quiere divertirse e invitarnos a la fiesta. Entren, entren, tomen su bebida favorita, están frías y bailen. Sobre todo bailen, la música la pone Judith Rico.


EPÍLOGO
CONTRAINDICACIONES
x Carlos de la Cruz 

1. Lávate las manos antes de entrar en la cama es una pila de mármol en la que puedes lavarte las manos y frotar la conciencia hasta que arda y arde y arde tan bien que los trenes huyen con el vagón-cafetería entre las piernas. Animales minimales tigres con los dientes de leche las manos de leche los dedos de leche tienen suerte tenemos sed y estamos calientes 
2. No te vas a sentir mejor 
3. Abraza a los desconocidos como si fueran faros velas linternas farolas no queda espacio entre las piernas tienes que hacerles un hueco entre las piernas 
4. Usa la cama como una lanzadera un proyectil sin trayectoria una piedra cubierta de miel la navaja del sexo yo también me iría a la calma contigo los gigantes son molinos de agua: muelen agua muelen lengua también se oxidan no somos de piedra 
5. Ese no es el trato 
6. Los yonquis no hacemos tratos 
7. Busca coincidencias señala con chinchetas los espacios en los que tu cuerpo podría ser el cuerpo de ella es algo así como desnudarte frente al espejo y acabar en la cama con tu reflejo
8. Los yonquis siempre queremos más
9. Judith tiene una grieta como otros tienen un tejado como otros tienen un tren un gato un cocodrilo con zapatos de charol una cerilla encendida dentro de una botella. cuando tiene frío silba cuando tiene hambre creo que es importante saber que ladra y luego muerde y luego te besa los dedos de los labios de los ojos y parece todo tan sencillo… 
10. Esto es más sencillo de lo que parece 
11. Solo tienes que apagar la luz y encender un fuego 
12. Me vas a perdonar pero yo también quiero que mis lunares sean el punto y final de algo 
13. Si has llegado a este punto deberías volver al principio y tomarte una de esas pildoritas que Judith te ha dejado junto al ombligo 
14. Este pastillero no te va a salvar 
15. Los yonquis siempre queremos más


PÍLDORAS

#12 Al mal tiempo, desnúdate conmigo. 

#73 Mi más sentido bésame.
 
#62 Muchas personas vais de gigantes y no entendéis ni de molinos. 

#107 De tal palo tal pastilla.

#127 Estoy a una gota de otro maremoto.

#87 Como sigáis vendiendo humo moriréis intoxicados.

#1 Tengo una astilla en el corazón de tanto tocar madera. 

#140 Sal de la cama y ponte la vida, nos largamos. 

#32 Vamos a quitarnos la piel de cordero y sacar los lobos que llevamos dentro.


Judith Rico,
de Judith Rico y otras pastillas
(Zoográfico, 2016)