Hoy me atraviesa
una inquietud de peces.
Rosario Troncoso
Los ojos fijos colgados
Para siempre en el oscuro anzuelo
El crujir de la cabeza y el cuerpo
Que cede a la cálida presión de mi dedo
Que abre dulcemente en canal
La plateada pieza
Que lo recibe en silencio.
Extraer de forma mecánica
sin vacilar
Las vísceras y las espinas
Rezuman las yemas sangre
Muerte y escamas cubren
La fragancia fétida de las fúnebres
Flores de mi delantal
Y si algún día
me pregunto
No me tomase mis pastillas
Si el mundo volviera de repente
A llenarse de pececitos
Con la cara de mi vecina
O las gafas de mi jefe
que en paz descansen
Ballerina Vargas Tinajero, de Antolejía: Poemas para limpiar el váter (Ed. Liliputienses, 2015).
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