La clave está en saber que todo es comestible.
Ni vas a morir de golpe
ni tiene gracia que llores.
Mira todas esas hojas cayendo
en el mismo suelo
y es distinto.
Invertir la acción y desaparecer.
Dejar de recordar sin tener que dormir los dientes.
Integrarse en la pared sin raíz
ni arrancar ni brotar,
borrarse al formar parte.
Ya casi no se ve
y es el mundo entero
de arriba abajo
y sus ruídos,
siempre de animales,
cada palabra.
María Couceiro, de Todos los pájaros dentro.
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