37 hijos de Satanás brindan a la salud de Bukowski en un libro que dejará una resaca brutal
domingo, 31 de agosto de 2014
sábado, 30 de agosto de 2014
SER LUZ por Carla Badillo Coronado.
Recordarle al mundo mi derecho a no ser perfecta. Mi derecho a amanecer con miedo. A llorar. A gritar. A esconderme. Ser luz para quien nunca me exige. Limitarme a ser fuego y consumirme, por los siglos de los siglos (otra vez).
Carla Badillo Coronado
jueves, 28 de agosto de 2014
LA NIÑA Y EL LOBO
La niña y el lobo es una autobiografía que narra, a modo de diario, la experiencia de Amparo Sánchez. Una historia brutal y desgarradora en la que la violencia machista tiene un papel crucial. Esta es una historia de transformación y superación, un libro conmovedor, que no puede dejar a nadie indiferente; una literatura fresca, pop, directa, sencilla e incisiva; literatura de choque, que enfoca y narra en primera persona las experiencias de un mundo desconocido para algunas mujeres y no tan desconocido, desgraciadamente, para otras. Amparo Sánchez apareció en la escena musical española con el proyecto Amparanoia. Pionera en la música de fusión, ha llegado a editar ocho álbumes y a girar por toda Europa y Latinoamérica, convirtiéndose así en la artista internacional más solicitada y representante del movimiento mestizo.
miércoles, 27 de agosto de 2014
1 POEMA de Felipe J.Piñeiro
dolor
fiebre
duele tanto
que te gustaría arrancarlas
o golpearte la cabeza
contra algo
ese dolor
que nunca se va
que sigue y sigue
sin pausas
sin descanso
hasta
agotarte
Felipe J.Piñeiro
martes, 26 de agosto de 2014
TOÑO BENAVIDES: Gran Sur.
Por Camino Sayago
Primero fueron los cómics, luego la ilustración de prensa y de libros. Y en los últimos tiempos la poesía se ha colado en su vida. Toño Benavides (León 1961) escribe y dibuja, dibuja y escribe con la misma tozudez, y quizás parecida pasión. El resultado de su aparente juego con las palabras le ha dejado recientemente una sorpresa con aliento de reconocimiento: el XVII Premio de Poesía “Eladio Cabañero”, por “Gran Sur”, dotado con 4.500 euros y, por supuesto, la edición de la obra, de la que se encargará “Reino de Cordelia”. En este poemario, qué presentará en septiembre en la galeríaRafael Alberti de Madrid, acompañado por Luis García Montero, Toño Benavides amplifica desde un ángulo surrealista vivencias y sentimientos, y evoca a Neruda.
“Soy el niño que rompió la caracola y huyó con el mar bajo las alfombras…”, así irrumpe Toño Benavidesen la escena poética. Con un sencillo lamento con sabor salado, como sus poemas, tristes, tiernos, crudos y angustiosos y a veces felices y ensoñadores sobre una realidad no impostada.
—Como ilustrador lo tuviste claro desde un principio, pero en cambio tu faceta como escritor y poeta ha surgido no hace mucho. En 2009 publicaste “Paraíso”, tu primer libro, más tarde “El sótano en Llamas” en 2011, y “Los chicos del Vertedero” en 2012. ¿Cuándo decides sumergirte en la escritura? ¿Por qué escribes? ¿Es una forma de reconocerte?
—Para uno mismo y para los demás siempre está más o menos claro quién dibuja bien y quién no. Escribir ofrece más dudas. Podrías pensar que estás reescribiendo el “Ulises”, y en realidad no llegas a un siete en la redacción del colegio. Siempre he escrito pero no siempre he considerado salvables mis textos hasta que me planteé “Paraíso”. Para empezar no podía adjudicarles un formato literario al uso, relato, poesía… era algo a medio camino con la ilustración y trataba de reflejar sensaciones para las que necesitaba palabras además de imágenes gráficas.
En mi caso, la mayoría de los poemas fluyen como un discurso, como una búsqueda, lo que Neruda llamaba “el desarrollo en la oscuridad”. Comienzo identificando el objeto poético sobre el que quiero escribir. Sé que hay algo contenido en el que no se muestra y trato de sacarlo a flote. De ahí que algunos textos tengan un tinte surrealista, porque escribo como un paranoico desde la sospecha de que hay algo en la realidad que no se muestra, y se trata de buscar lo que subyace debajo de ella. Por ejemplo en esos barrios del sur de Madrid, barrios que son ciudades dormitorio y que yo llamo “Gran Sur”, la vida cotidiana, el aspecto paisajístico, remiten a un desarrollo placentero de la vida, despreocupado, y sin embargo yo no puedo evitar ver a toda esa gente como víctimas.
Escribo para conocerme, escribo porque no lo puedo evitar, porque he descubierto que es una forma de dar mi versión de la realidad con más rapidez y exhaustividad que dibujando. Porque cuando dibujo estoy dando una versión bajo un estilo completo, acrisolada durante muchos años, y eso me llevaría a dar una versión estilística, preciosista, que en estos momentos no me interesa. Me interesa más la precisión que puedo dar con las palabras y el juego de las sugerencias.
—Alguna vez te he oído decir que cuando dibujas también haces poemas… la imagen, como la palabra, muestra tu propia cosmovisión de la realidad…
—Si pero el dibujo es más antiguo, como dibujante a la vez tengo dos facetas, una la comercial y otra de autor, ambas están marcadas por un mismo estilo que al ser tan definido a mí no me satisface a la hora de reflejar otras realidades que descubro ahora. La propia lógica del lenguaje te lleva a percibirlas de tal forma que tú mismo te das cuenta de que no caben en otro canal que no sea el de las palabras. De todas formas no he dejado nunca de experimentar, y de hecho una buena parte de los poemas de “Gran Sur” están pensados como caligramas.
—Comenzaste con cuentos cortos y desembocaste en la poesía, ¿perdiste el miedo a enfrentarte con tu voz interior?
—Fue precisamente la voz interior la que me impulsó a escribir y al principio lo hacía despreocupadamente, sin reparar en el formato de poesía o de prosa. Escribía casi de forma automática, sin pensar, sin la menor intención de darle una lógica que los hiciera comprensibles como un relato. Era una especie de magma poético que me limitaba a volcar ideas con la intención de despertar sensaciones en el lector, más que de hacer una narración al uso. Más tarde me plantee la versificación, porque comencé a asistir a recitales poéticos. Mis propios textos leídos me dieron la clave de qué música y qué ritmo necesitaban y allí es cuando empiezo a escribir poemas, y a estructurarlos en versos, en estrofas, a buscar una unidad temática en cada poema.
—En los últimos años, la poesía ha ocupado un lugar preferente en tu vida, casi se podía intuir un cierto descuido hacia la ilustración, a pesar de que continuabas con tus trabajos para editoriales… ¿Cierto hastío hacia la imagen?, o bien ¿curiosidad por indagar en otros lenguajes?
—Curiosidad sobre todo y también necesidad. La ilustración ha cubierto una gran parte de mis aspiraciones en ese terreno y continuamente descubro cosas que quiero contar y para las que necesito el lenguaje. Para mí, ambos canales cumplen funciones diferentes y con cada uno de ellos busco satisfacer una determinada necesidad. De hecho, me ocurrió algo muy curioso: más que ilustrar mis textos con mis propias ilustraciones lo que me apetecía era dar una versión escrita de esas imágenes. Tenía la impresión de que había mucho que se me había quedado en el tintero.
—Luis Alberto de Cuenca, que conoce bien tu obra gráfica, ha señalado que en “Gran Sur” se percibe la influencia de Neruda. No parece tan obvia…
—Neruda es una influencia definitiva para cualquier poeta posterior. Concretamente los poemas de “Residencia en la Tierra” revisten el mismo ambiente sombrío que impregna “Gran Sur”. También “Hijos de la ira” de Dámaso Alonso y “Poeta en Nueva York” de Federico García Lorca. De todas formas, lo que a mí me aparta de cualquier autor no es una pauta estilística a seguir, sino el descubrimiento de todo lo que es posible con las palabras, de los límites del lenguaje.
—¿Qué otros autores te interesan?
—Mis influencias son muy variadas y dispares. Cuando empiezo a escribir poesía no lo hago tanto por la influencia de otros poetas, como de cineastas o músicos. Desde los clásicos como Orson Wells y David Lean, hasta los más recientes, como David Lynch, Polanski o Ridley Scott. En cuanto a la música estoy emocionalmente ligado a toda la música de los ochenta y el post punk, como Psychedelics Furs, The Chameleons o New Order.
—¿Qué ha supuesto para ti este premio de poesía, el primero que recibes?, ¿cómo decides presentarte?
—Es difícil conseguir darle una cierta difusión a un libro de poesía. Obtener un premio es una forma de crear un foco de atención sobre el libro, de que se publique y se distribuya. En definitiva de conseguir lectores. De alguna forma, mi segundo libro de poesía “Los chicos del Vertedero”, es un libro que llega a partir de poemas que iba recitando en las distintas sesiones de poesía, por lo que los textos ya eran conocidos. La publicación de este libro fue una consecuencia natural, en cambio “Gran Sur”, es un libro escrito durante los dos últimos años en completa soledad y aislamiento. Llega un momento en que uno necesita recibir una respuesta, que alguien te diga que no está mal de todo, recibir esa respuesta necesaria para la autoestima, en forma de premio, está muy bien.
—En “Gran Sur” describes experiencias personales, enraizadas en un escenario urbano que has pateado y sitúa al lector en las ciudades dormitorio del Sur de Madrid. “No fluye el agua de Cibeles bajo el cemento del Gran Sur….” pertenece al poema “Tierra baldía” y es una buena pista para situar al lector…
—Este escenario es el telón de fondo de toda la acción, es el paisaje urbano. De hecho el poema se titula así “Tierra baldía”, el mismo que el de Eliot, porque da una clave de la naturaleza esencial de ese entorno. Es tierra baldía, gente baldía. No quiero hacer una recreación gráfica, sino reflejar la frialdad y la sordidez del entorno urbano y humano.
—La inmersión en la ciudad, a través del primer poema “Donde cesan las mareas” conduce hacia un desalentador ambiente, en el que se alojan la rutina, los sueños frustrados, la soledad… ¿De verdad vivimos una intemperie de ciudades deshabitadas?
—“Donde cesan las mareas”, es un poema que hace referencia al fenómeno de contestación ciudadana, sin embargo lo que yo quería era llamar la atención sobre el hecho de que el gran público permanece ajeno a estas cuestiones. Creo que en España siempre ha habido esa aceptación fatalista de las desgracias, que hace que seamos un país abocado históricamente a fracasar como tal. En este sentido, sí es una intemperie de ciudades deshabitadas.
—¿La realidad es tan tremenda como la reflejas o es tu estado de ánimo el que la transforma en desánimo? Dices, “ahora vivo en la ciudad del cuerpo cansado”
—Hay mucho de eso. Uno escribe desde la subjetividad, no puedo evitarla ni traicionarla, siempre somos un tamiz y cualquier fenómeno externo acaba poniéndose al servicio del estado de ánimo. Sin embargo ese estado de ánimo llega como consecuencia directa de la observación de la realidad. De hecho, la mayor parte de las notas que tomé llegaron mientras me movía en trenes, metros, autobuses, tiempos de espera.
—Siempre has vivido en el centro de Madrid, sin embargo ahora los paisajes que se ven desde la ventanilla son otros, los edificios, las zonas de obras…
—Hasta el 2012 vivía en el centro de Madrid y a partir de ahí, cuando me traslado a un barrio del sur de la ciudad, comienzo a viajar con frecuencia en trenes de cercanías y a observar desde esa plataforma el escenario y la gente, y ahí es donde van surgiendo todos los poemas. Era como escuchar una determinada música que había que traducir.
—Destacan varios poemas visuales: Reloj de arena y Pirámide, Sísifo, Un traje de Piel, La memoria de los peces.
—Cada uno es diferente. En principio, lo que quería era componer esos poemas de tal forma que no tuviera que alterar artificialmente el espaciado entre palabras, y conseguir paulatinamente, a través de la extensión de cada verso, la forma visual externa del poema. Hay un doble juego, por una parte el contenido y por otra la forma visual que adquiere. “El reloj de arena” es el poema más complejo de todos, aparte de conseguir con la duración de cada verso las dos ampollas que forman el reloj, está la dificultad añadida de hacer que en cada una de ellas las palabras hagan referencia, por una parte a la fugacidad del tiempo, de los recuerdos, al olvido, y por otra, al peso del pasado, a la imposibilidad de volver atrás.
En “Pirámide”, el juego es más claro, se trata de una pirámide truncada y se hace evidente en el verso final conforme al discurso que desarrolla el poema. El verso final dice “a golpes de miedo construimos la pirámide truncada de nuestros padres”.
“La memoria de los peces” cierra el poemario, todo el poema está componiendo la figura de un pez del coral. Estos peces tienen una memoria muy corta, apenas tres segundos y es el único poema en el que trato el tema del amor, que no me resulta cómodo.
—No te olvidas de tu hijo en este paseo que tiene mucho de biografía. “Enmiendas a la vida” y “Mario” son dos poemas intensos: “Eres la mitad de ti contra el espejo empañado”, le recuerdas.
—Me causa cierta angustia observar los detalles de su personalidad, en contraste con la mayoría de sus compañeros de colegio, más interesados en el deporte o en una cuenta de resultados satisfactoria en los estudios. Observo en él esa imaginación que solo puede traducirse en insatisfacción, en inconformismo y en un país como este no lo va a tener fácil. Y esto se refleja sobre todo en el segundo poema que le dedico.
—Por último, que planeas ahora, ¿hay algún proyecto concreto?
—A corto plazo planeo la presentación del libro, el próximo mes de septiembre, probablemente en la librería Rafael Alberti de Madrid, con Luis García Montero.
Toño Benavides, ilustrador
En 1989 se traslada a Madrid, y desde entonces ha publicado sus dibujos en Diario 16, El Mundo, The New York Times y El Economista. Su estilo, caracterizado por la elegancia y la síntesis expresiva, ha sido durante años habitual en la mayor parte de las editoriales españolas. The Society for News Design (SND) le ha concedido varios premios, entre ellos cuatro medallas de plata y una de oro por sus trabajos publicados en el diario El Mundo, desde abril de 1991. Ha ilustrado numerosos libros, una veintena, entre ellos “El amadísimo Rolando”, de Jacob y Wilhelm Grimm (Rey Lear, 209) y como autor ha publicado “El viaje de la Luna” (Edit-in, 2000) y “Paraíso” (Eje Ediciones, 2009).
Reproducimos un poema de ·“Gran Sur”:
QUIERO LEERTE POR DENTRO
Quiero leer lo que escribas
cuando eches las cuentas a oscuras,
cuando se descuelguen tus muros, cuando caigas.
Cuando te aniden serpientes en el hígado y la memoria,
cuando ladren mutilados los perros de tu infancia.
Quiero leerte por dentro
cuando bebas en el charco de tus ojos,
cuando rieguen tus zapatos descosidos
los fatigados camiones del alba.
Cuando te abracen tus hermanos
en el humo de la ruina, cuando duermas
borracho de quimeras, vacío de esperanzas.
Cuando vayas dando tumbos, coronado
por los golpes del combate con tu sombra.
Cuando vuelvas a tu casa
flanqueado de silencios, escoltado por extraños
y sirenas de ambulancia.
lunes, 25 de agosto de 2014
DINERO por Pepe Pereza.
El taxi la dejó delante de una gran verja metálica custodiada por dos columnas griegas. Entre los barrotes del enrejado podía verse un camino de grava y al fondo un palacete de tres plantas estilo Victoriano rodeado de jardines. Sin duda era la casa de alguien que disponía de demasiado dinero. La Madame le había facilitado esa dirección junto con unas detalladas instrucciones que debía seguir al pie de la letra. A cambio recibiría una buena cantidad de dinero. Llamó al timbre y esperó. El interfono proyectó una voz metálica.
- ¿Qué desea?
- Me manda la agencia.
La verja se abrió. Caminando por encima de la grava se alegró de no llevar sus zapatos de tacón, que era lo habitual en ese tipo de citas. En esa ocasión calzaba unas cómodas zapatillas de deporte. La Madame le había pedido que se vistiese de sport y que no se maquillase. Por otro lado, la falta de maquillaje y de un vestido provocativo donde escudarse la hacían sentirse más expuesta. Algo así como un súper héroe sin disfraz. Llegó a la puerta de entrada y se la encontró abierta. Entró. El recibidor era inmenso, con una gran escalera de mármol en el centro que llevaba a las plantas superiores. De pronto un berrido llegó desde el primer piso. Rebotó en las paredes abovedadas como una pelota de goma. Ella se asustó. De hecho, estuvo a punto de abandonar la casa, pero la cifra que le habían prometido la hizo ser valiente. Subió las escaleras. Guiándose por el sonido del llanto llegó hasta una de las habitaciones que estaba al fondo del pasillo. Se armó de valor y entró. Era el cuarto de un bebé. En las paredes habían pintado un fondo marino con todo tipo de peces y crustáceos. Del techo colgaban estrellas y cometas. Una pila de juguetes y peluches se amontonaban en un rincón. En el centro de la habitación había una cuna más grande de lo normal. Los lloros venían de ahí. Se acercó tímidamente. Dentro vio a un anciano vestido únicamente con un pañal. Lloraba y pataleaba como si fuera un bebé. Ya estaba avisada. Aun así, aquello le pareció de lo más estrafalario. Para darse ánimos pensó en todo el dinero que iba a cobrar. El hombre siguió berreando y a ella no se le ocurrió nada para calmarle. La extraña situación la dejó momentáneamente bloqueada. El viejo intensificó el volumen de sus lloros. Si fuese un bebé de verdad ¿qué es lo que haría? Lo cogería en brazos y lo acunaría. Dado que no se le ocurría otra cosa, decidió intentarlo. El abuelo era menudo, aun así tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para levantarlo de la cuna. En cuanto lo sentó sobre sus rodillas el viejales dejó de llorar. Lo apretó suavemente contra el pecho y le susurró cosas bonitas. Él emitió una especie de ronroneo y con la boca buscó uno de sus senos. Piensa en el dinero, se dijo. Se abrió la camisa y se apartó el sujetador para que pudiese chupar del pezón. La escena era ridícula. ¿Qué pensarían de ella sus seres queridos si la vieran en esos momentos? Por muy absurda que fuera la situación lo prefería a tener que fichar en una oficina cualquiera. Además estaba el dinero que ganaba. En su trabajo cuanto más extravagante era la tarea, más se cobraba. Al cabo de unos minutos el anciano dejó de mamar y adoptó cierta rigidez. La cara se le congestionó y se puso rojo como un tomate. En principio ella pensó en un ataque al corazón y llegó a preocuparse. Luego, al notar el desagradable hedor comprendió que el viejo en vez de morirse lo que estaba haciendo era cagarse. También en eso estaba avisada. Dinero. Kilos de dinero. Toneladas de billetes. Los vio cayendo sobre ella. Todo un chaparrón de billetes. Cargó con él hasta una mesa y lo dejó encima. En uno de los armarios encontró todo lo necesario para el aseo: pañales, toallitas húmedas, esponja, gel, polvos de talco, palangana... Lo único que necesitaba era agua caliente. El baño estaba detrás de una de las puertas. Llenó la palangana con agua templada y regresó junto al viejo. El olor a mierda llenaba la estancia. Dejó el agua sobre la mesa. Se situó frente a él y se dispuso a cambiarle el pañal. Le hizo subir las piernas y extendió una toalla debajo. Luego, despegó las tiras adhesivas del pañal. Sintió el tufo golpeando su nariz y contuvo el aliento. La mayor parte de las heces estaban pegadas al pañal. Lo apartó con cuidado de no mancharse las manos y lo arrojó a una papelera. Mojó la esponja en la palangana y limpió los restos. Cuando terminó, secó la zona y le aplicó polvos de talco. El abuelo metido en su papel de querubín pataleó alegremente con su badajo colgando. En un momento dado aflojó su vejiga y dejó salir un chorro de orina que los mojó a ambos. En eso no estaba avisada. Regresó al baño y sustituyo el agua sucia por limpia.
Por fin pudo ponerle el pañal. Lo cogió en brazos, lo llevó hasta la cuna y lo acostó. El anciano se puso a llorar. Odiaba ese llanto, la sacaba de quicio. Pensó en qué hacer para que se callase. Entonces se sorprendió a sí misma entonando una nana. Al principio solo fue un susurro, pero al ver que él enmudecía, ganó confianza y subió el tono. Tenía una voz preciosa. Todo el mundo se lo decía.
No podía dormir.
Me asomé a la ventana.
Estaba la noche friolenta
tejiendo estrellas de lana…
Era como escuchar a un ángel. Cada nota que salía de su garganta era un sonido único, maravilloso.
…Estaban todas prolijitas
en punto “santa clara”.
La luna ovillo le prestaba
sus hebras color de plata
y el viento atrevido en las
sombras las enredaba…
Poco a poco el anciano fue quedándose dormido.
…El sueño cerraba mis ojos.
Me despedí de la ventana
y me quedé pronto dormida
contando estrellas de lana.
Terminó la estrofa y respiró aliviada. Su trabajo estaba hecho. Había seguido todas las indicaciones al pie de la letra y ya podía irse. Antes pasó por el cuarto de baño para limpiar en la medida de lo posible el orín de la camisa. Cuando estaba en ello, un mayordomo se asomó desde la puerta. Su presencia la asustó. Pensaba que en la casa solo estaba el viejales. El sirviente se apresuró a calmarla ofreciéndole una sudadera limpia, gesto que ella agradeció con una sonrisa.
- Me he tomado la libertad de pedirle un taxi. Le espera en la entrada.
- Gracias.
- Por cierto, en el aparador del recibidor le han dejado un sobre.
Dicho esto, el sirviente hizo una ligera inclinación y subió por las escaleras que llevaban al segundo piso. Efectivamente, encima del aparador había un sobre. Lo abrió y vio el dinero. Mucho más de lo que le habían prometido. Lo metió en su bolso y salió de la casa.
Pepe Pereza, de Esquinas (Lupercalia, 2013).
Ilustración by Bruno G.Valencia.
domingo, 24 de agosto de 2014
sábado, 23 de agosto de 2014
EL RECOLECTOR por David González.
estoy sin tabaco:
de manera que:
recojo colillas
de los 2 ceniceros
del estudio
en que escribo:
porque fumar:
no voy a dejar de fumar:
recojo colillas
del de mi dormitorio:
porque fumar:
no voy a dejar de fumar:
recojo colillas
de la bolsa
de la basura
de la cocina:
porque fumar:
no voy a dejar de fumar:
y así me entreno:
al paso que llevo:
no tardando mucho:
tendré que recogerlas:
las pavas:
de las aceras:
de las calles:
y de las soperas:
porque fumar:
no voy a dejar de fumar:
seguiré haciéndolo hasta que me muera:
muck
David González, de No hay tiempo para libros (Origami, 2013).
http://editorialorigami.com/web/no-hay-tiempo-para-libros-david-gonzalez.html
http://ellenguajedelospunos.blogspot.com.es/
viernes, 22 de agosto de 2014
ESPACIOS por Alex Portero.
Nos amamos mutuamente, como amapola y memoria.
Paul Celan.
El deseo es un tigre malicioso que espera agazapado en silencio, lamiendo las esquinas de la cordura cuando se aburre, marcando el territorio con el sudor que te roba cuando te das la vuelta y finges no verle. Sabes que está ahí, no puedes convertirle en un fantasma, puedes ignorarlo, y acabar tú mismo en calidad de espectro, o puedes ceder a su zarpazo y calmar su hambre terrible con pedazos de tu conciencia.
En cualquier caso no se juega quién gana o quién pierde, eso queda claro desde el principio, llevas la derrota escrita entre los omóplatos.
Ni mirada de las mil millas, ni poesía, ni razón, ni filosofía inútil, ni ciencia torpe, ni ética impotente.
Nada.
Instinto y dolor, instinto y dolor.
Todo empezó a desmoronarse cuando abandonamos las cuevas, descubrimos el fuego, y olvidamos el nombre propio de las estrellas. A desmoronarse. Todo.
Búsqueda de calor y piel en medio de la nada, es el resumen de nuestro devenir como especie, el secreto de la vida, por lo que matan y mueren culpables e inocentes cada día, de cada año, de cada siglo.
Calor y piel, tu aliento y mi aliento, el roce de cualquier fragmento de nuestros cuerpos por pequeño que sea constituye un milagro cósmico y no te das cuenta, en medio del espacio, eones de tiempo, explosiones, fuego estelar, hielo que danza, un diminuto fragmento de barro y agua flotando a la deriva destinado a ser devorado por algún gigante hambriento. Entre todo eso, la materia que te da forma, las letras "ese" de tu figura, las células muertas que me matan, tu calor buscando al mío y encontrándolo en medio de una gigantomaquia eterna, violenta, asesina.
El cazador se cobrará la pieza, saltará sobre uno de nosotros tarde o temprano, rugirá, se alimentará de nuestra imprudencia y se marchará de allí dejando un par de hermosísimos cadáveres expuestos al sol, sobre los que miles de moscas describirán corazones con sus vuelos.
El universo seguirá con su belleza autodestructiva intacta, y nunca habremos sido.
Aunque "nunca" es una palabra muy pequeña con un significado ridículo.
Caeremos, morderemos el polvo, gritaremos de dolor mientras estemos gritando de placer, lo perderemos todo, mudaremos la piel, inventaremos blasfemias monstruosas con la posición de nuestros cuerpos, arrojaremos la sombra de un tigre sobre la pared de la habitación. Devorar y ser devorados. Piel, calor, instinto, sed.
Nada que aprender, nada que recordar, ninguna experiencia pasada que sirva como ejemplo.
Tú y yo,
en medio de la nada,
encontrándonos en la oscuridad,
ardiendo.
Y nada más.
Nada.
Alex Portero, de La próxima tormenta (Origami, 2014).
jueves, 21 de agosto de 2014
DÉBIL/DEVIL por Baco.
Reniega de la realidad que toca vivir,
las sombras que pueblan
cada rincón de tu casa,
los amigos con los que andas
riéndose de su propio desconocimiento.
Reniega de las palabras amables de los políticos,
el culto al miedo que te atenaza.
no vales más cuando más tienes
eso eso ya deberías saberlo.
Reniega
y duerme conmigo.
Quizá
no sea tan malo
nuestro despertar.
Baco, de Ardimiento (Zoográfico, 20014)
miércoles, 20 de agosto de 2014
martes, 19 de agosto de 2014
A VECES por Garazi Gorostiaga.
A veces no distingo entre el bullicio y el silencio.
A veces no sé si te quiero,
ni lo que quiero.
Tampoco sé decir que no,
qué indecente.
No sé si pienso muy bien,
sinceramente.
A veces no sé si tengo hambre,
voracidad, o ganas de verte.
Si estoy sola,
o rodeada de gente.
A veces no sé si todo está ulcerado,
o si la anarquía crece entre lo malsano.
Si son las estrellas las que brillan,
o tu voz al otro lado.
Si la locura es una leyenda,
o algo cotidiano.
A veces busco el botón de escape,
pero no sé si mis ojos ven,
o están vendados.
A veces no sé si estoy al sol o a la sombra.
Sólo lo siento.
Algo parecido deben sentir los caracoles.
A veces, a veces, peces.
Garazi Gorostiaga
https://www.facebook.com/garazig?fref=ts
lunes, 18 de agosto de 2014
POR LA VIDA by Concha González.
por sus designios
por los inmaculados días
que la nombran
y por aquellos otros
embarrados de sueños
hasta cubrir los ojos
con la mentira
con la suciedad
con el tamo de los inquisidores dedos
que se disuelve
al instante
entre los sabios pretéritos...
camino y me sostengo
sobre esta pista enfundada de hielo y contingencias
me sostengo
por la vida...
Concha González, en Mar de Espigas.
domingo, 17 de agosto de 2014
'ATRAPADOS EN EL PARAÍSO' (Patxi Irurzun) en TODOS SOMOS SOSPECHOSOS de Radio 3
http://www.pamiela.com/es/literatura/narrativa/atrapados-en-el-paraiso-detail
Y los anexos del libro (entrevistas, reseñas, fotos, etc.) descargables en PDF gratis:
http://www.pamiela.com/descargas/irurzun.pdf
DEDO (Corazón) por Vicente Muñoz Álvarez
el que daban a oler a la peña los colegas más salidos y precoces de la pandilla, a los catorce o quince años, recién sacado de algún sexo (casi) inocente de mujer... mira que éramos cabrones y machitos, me digo, vaya aprendizaje e inicio a la vida adulta, no debió ser así... pero lo cierto es que fue... y tal cual, como el resto, os lo cuento... dedos impregnados de flujo, sí, los que algunos colegas, los que más pillaban por aquel entonces, daban a oler como prueba fehaciente de su hombría y saber ligar a la peña, restregándoselos triunfantes por la nariz, y nosotros, los tímidos e inexpertos todavía, nos escojonábamos y al mismo tiempo amilanábamos pensando en cuándo llegaría nuestra ocasión... dedo corazón de la mano derecha (o izquierda, para los zurdos), al anochecer de rancios guateques en casas de amigos y amigas a finales de los 70, a los catorce o quince años, dedos que a los chinorris nos amedrentaban y hacían enrojecer, dedos acusadores, hoy, en el corazón... jodida adolescencia la nuestra, pienso, recién salidos de la dictadura y del cascarón, recién estrenada la Transición, llenos de complejos y dudas, de no saber ser ni hacer ni estar, de 40 años de opresión mal digerida, de engaños y traumas y represión... todavía recuerdo, entre la vergüenza y la culpa, aquel penetrante olor...
Vicente Muñoz Álvarez, del blog Mi vida en la penumbra.
sábado, 16 de agosto de 2014
CARLOS SALCEDO: Entrevista en Diario de León.
«La gente valora la honestidad con la que me expongo»
Este atípico autor leonés descubrió su afición por la escritura hace apenas tres años, cuando comenzó a elaborar los relatos, de base tanto real como ficticia, que más tarde formarían su primer libro, ‘Malos tiempos’.
10/08/2014 Ángela casado | Diario de León
Malos tiempos es el primer libro escrito por el leonés Carlos Salcedo Odklas, un conjunto de relatos en los que reúne tanto hechos autobigráficos como secuencias de ficción. En él cuenta vivencias y experiencias muy influidas por un panorama en el que la situación económica... no es en absoluto favorable.
—¿‘Malos tiempos’ supone su desembarco en la literatura?
—Malos tiempos es un libro de relatos. Aunque en un primer momento quise escribir una novela, al final me resultó un proyecto demasiado grande, por lo que reuní una serie de historias independientes, tanto reales como ficticias, que había estado escribiendo durante los últimos tres años.
—¿Cuándo descubrió que quería escribir?
—Escribir no ha sido una vocación que haya tenido desde niño. Dejé los estudios cuando era muy joven, y a los 21 años los retomé, haciendo el bachillerato nocturno en Madrid, donde viví quince años. Allí conocí a un par de profesores que me descubrieron la buena literatura y, tras ello, empecé a interesarme también por la escritura. Ahora que estoy viendo que a la gente le está gustando Malos tiempos me encuentro más motivado para seguir escribiendo.
—¿Qué le llevó a emprender la escritura de esta obra?
— Empecé a escribir, como hobby, hace unos tres años. Cuando vivía en Madrid tenía un grupo de metal, pero no nos fue bien y acabamos separándonos, así que quise probar con algo nuevo y fue como comencé a escribir.
—¿Cuánto hay de realidad y cuánto de ficción en ‘Malos tiempos’?
—Contiene prácticamente la misma proporción de cada una de ellas, al 50%. La introducción y el desenlace son autobiográficos, y el nudo es ficción. De todos modos, se distingue bien porque utilizo la primera o la tercera persona dependiendo de si es real o no.
—Aparte de la escritura, ¿a qué más se dedica?
—Ahora mismo estoy en paro, buscando siempre alguna cosa que me ayude a ‘ir tirando’.
—¿Cuáles son los autores que más le han influenciado?
—Aunque he leído mucha literatura y muchos autores me han marcado, destaco a dos sobre el resto: a Charles Bukowski y al filósofo Arthur Schopenhauer. En mi forma de escribir se aprecia claramente su influencia.
—¿Qué acogida está teniendo la obra?
—De momento estoy muy contento con cómo ha respondido la gente. Muchas personas que no conozco me escriben en Facebook para felicitarme, incluso me comentan partes que les han emocionado, haciéndoles reír y llorar. Al principio no estaba seguro de exponerme tanto en el libro, de narrar todas mis vergüenzas, pero la gente ha valorado mucho esa honestidad.
—¿Tiene algún proyecto entre manos?
—Estoy escribiendo una novela, pero es un proyecto muy ambicioso que sin duda va a llevarme mucho tiempo. No quiero precipitarme y que las cosas salgan mal, así que aún tardaré mucho en terminarlo y en publicarlo. Ya me fue mal con el grupo por querer hacerlo todo demasiado rápido y no quiero que vuelva a pasarme lo mismo, por lo que dedicaré a esto todo el tiempo necesario.
viernes, 15 de agosto de 2014
AFLORISMOS by Felipe Zapico Alonso.
cada mañana
a
la vuelta
del paseo
traigo ese
retrogusto a
testosterona
anclado al
paladar
sin rastro
de frutos
del bosque
Felipe Zapico Alonso, de Aflorismos.
https://www.facebook.com/hashtag/aflorismos
jueves, 14 de agosto de 2014
SENTIDO COMÚN por Velpister.
hombre por favor
cómo no vamos a decir
asegurar
y repetir
a todas horas
cada día
allá donde vayamos
que el capitalismo
es lo que más progreso
ha traído al mundo si
(a los datos me remito)
gracias al sistema
uno
(uno solo)
puede llegar
con mucho esfuerzo
(claro)
a ser más rico
que el 99%
de toda la puta humanidad
(viva o muerta)
Velpister,
de Estado de Bienestar/Naturaleza Muerta
(Ediciones Lupercalia, 2014)
miércoles, 13 de agosto de 2014
martes, 12 de agosto de 2014
NO SUENA EL TELÉFONO DE EMERGENCIAS por Pablo Müller.
«Antes del tiempo alas y luz
antes, mucho antes del universo
hubo un útero»
Mar Benegas
No suena el teléfono de emergencias en el instante preciso, por eso hay cenizas junto al árbol útero, ni hay padre consuelo con la palabra libertad e hijo con el mismo verbo, en la ciudad hay hornos donde las voces hacen los poemas de ruido y mirada,
no suena el teléfono de emergencias y hay un hueco de dolor abierto, ¿quién no teme la palabra útero? ¿la palabra nicho?
No quiere junio terminar ni el sábado llegar a noche,
no hay bajo las fluorescentes lugar de paso, y la mano se cierra a toda esperanza,
no hay ningún mar que no sea nosotros, viaje de tu mano, amor, te vas, amor, ¿qué le queda a la vida? Escucha: la muerte es todo amor y ese lugar que había antes del universo,
no suena el teléfono de emergencias en el instante preciso, por eso hay cenizas junto al árbol útero y el abrazo vergüenza rompe las tardes, tengo un hijo que crece y duele el dolor del padre, puedo agachar la cabeza y honrar esa grandeza, ¿puedo recuperar el miedo y hacerlo bondad?
No dejes a un pájaro al cuidado de las ciudades,
no mires a las playas,
no rescates los barcos por mucho que los marinos digan que son hijos del padre duelo y sin música, ¿quién pagará esta ronda de vida? ¿quién?
Pablo Müller, del blog Los papeles de Pablo Müller.
lunes, 11 de agosto de 2014
EL EXCESO DE LA PÁGINA por Mareva.
El exceso de la página. Del humo. De la buhardilla de tu placer de intemperie. Desmembrarme ahora al callejear hacia tus ojos encendidos. El vino cansado de nombrar los trenes que huyeron, escancia otra copa entre nuestras manos. Hoy sólo tengo fuerzas para perder la lógica de los hechos, en tu sonrisa. Absorber el viento y olvidar todos los papeles. Tirotear las cuevas, en ese bar al que siempre volvemos. Agarrada de lo que nos suelta y pasa por tu parpadeo como un blues. Gamberrear el civismo que estigma en nuestras frentes la carencia de aptitud, ni para sembrar ni recoger algo de todo eso. Busco una paloma que lleve entre sus plumas, las vértebras de su voz. El polvo de su piano y mi vida corrupta entre esas teclas que ya no me presienten. Busco la canción que haga bailar a mis articulaciones, el lugar de los huecos, como crisálidas que empuja la corriente oblicua. Y malusarme en tus carcajadas, hasta que crucemos esa línea del plural, y rompa el delirio, esa otra manera de beber el gozo, con los espectros dándonos el licor.
Mareva Mayo, del blog Hoguera de Ideas.
domingo, 10 de agosto de 2014
sábado, 9 de agosto de 2014
DEFENSA DE PEÓN por Ts acróbata.
y te pasabas tres pueblos:
(tonto, gilipollas, inútil,
no vales para nada,
me cago en...)
Y me tocaba callar
para que aquello no fuese a más,
al poco me aprovechaba
de la programación de la tele,
para sin mirarte a la cara,
sin apartar los ojos de la pantalla,
tomarme revancha
y darte lo tuyo.
Tú lo sospechabas,
pero nunca pudiste demostrarlo
y mira que lo intentaste.
Hasta llegaste a preguntarme
el porqué le hablaba así
al Rey, al Papa, al Presidente,
a cualquier dictadorzuelo de aquellos
si nada me habían hecho.
Entonces yo, envalentonado,
fijando mis pupilas en tus pupilas,
te contestaba mi verdad:
Todos son iguales,
se saben con mando,
en situación ventajosa
y no gobiernan,
avasallan.
Sí, lo sé, mi defensa
era bien cobarde,
pero en aquellos tiempos
no tenía otra.
Aún ni me afeitaba.
Ts acróbata
viernes, 8 de agosto de 2014
NEW SENSATION by J.Malone Miller.
El aguanieve es inaudito calostro, tan inusual
en esta tierra como la templanza que acompaña su caída
Asola atroz el desasosiego y al hipotálamo
regresa el abrasador vicio de las siestas
La insostenible sensación de nimiedad
que asfixia, que derrota
Un pinchazo en la autoestima, el agua
se cae del cuenco de las manos
no puedes retenerla
Y la sed,
la sed se agiganta cada vez que
la lluvia engorda y te clausura la boca
a cada nuevo tropiezo
J. Malone Miller, de El hombre que mató a Michael Hutchence (Ediciones Lupercalia, 2014).
martes, 5 de agosto de 2014
TRANSPORTE COLECTIVO por Maica Bermejo Miranda.
Es éste un mundo hostil, extraño, donde cada cual extiende su coraza en un círculo protector, defensor de su intimidad que aparta proximidades.
La cercanía se impone cuando el espacio se acorta y achica las distancias, sorprende que al despojarnos de los miedos, perdidos los escrúpulos y el olfato, desterrados de la mente el rechazo y la prevención, nos dejamos invadir por el olor del cuerpo nuevo, del aliento ajeno, del calor cercano y amable que palpa con dedos intangibles húmedos y extensos nuestro cuerpo.
No hay posibilidad de huida, el cerco humano nos abraza gigante de las sombras.
Perdida la identidad nos dejamos zarandear degustando el tiempo febril del delirio, mecidos en el baile asincrónico paladeamos, abiertas las esporas ancestrales, el mundo carnal y espeso que corrompe los sentidos.
Maica Bermejo Miranda, del blog Al sur de los tambores.
lunes, 4 de agosto de 2014
LA AMISTAD... SEGÚN JEAN GENET por Pablo Cerezal.
…envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
Jaime Gil de Biedma
DICEN QUE GENET ESTÁ ENTERRADO EN LARACHE, peinando con su sarpullido de gusanos famélicos el remoloneo de falda húmeda del oleaje atlántico. Dicen que su tumba observa, agazapada tras su empalizada de tierra removida, ese sendero que, de poderse caminar sin desfallecimiento, nos llevaría hasta La Meca, a pesar de hallarse establecida aquélla, su última morada, en un cementerio español, cristiano para más inri. Creo que así, de esta manera, quiso Genet hacer con su muerte lo que con la vida había perpetrado desde joven: subvertirla, pervertirla, ofenderla contrariando su oropel de bondades con el súbito navajazo de la mezquindad, la traición y el crimen.
Paseo las avenidas de marisma y viento de Larache, sucumbiendo a las proposiciones deshonestas del pescado en freiduría y pretendiendo hallarlas en el ovillo de kohl que envuelve las pupilas de tantas jóvenes que retuercen el adoquinado con su paso de amazona cautelosa. Acompañan mi deambular los amigos que ya no tengo, el dócil rebaño de la farsa contaminada de cotidiano intercambio, aquellos que decidieron despreocuparse de mis preocupaciones desde que puse tierra de por medio. No les culpo, les comprendo, yo tampoco pienso mucho en ellos, por más que se empeñen en acecharme detrás de cada esquina, proyectando su sombra de traición tenue en la pared encalada de cualquier desastrada vivienda.
Éramos intrépidos, cuando jóvenes. Jugábamos a la fraternidad desconociendo su reglamento de sacrificio y latido. Amigo, pescado bueno, barato, mejor de todo Larache, y no entiendo por qué el joven marroquí que desgarra su rostro con tan exagerada sonrisa conoce mi nacionalidad sin haberme siquiera escuchado pronunciar palabra. Marketing lo llamaban allá, cuando debiesen decir mercadotecnia. Marketing es lo que estudiaban muchos de mis amigos, para mejor vender los productos que les diesen de comer, para mejor vender su alma y su futuro al mejor postor. Y hoy, mientras Larache me atraviesa con sus ráfagas de sal y oleaje, alcanzan mi memoria vuestros balances de ingresos en los que, tras ardua revisión, lo lamento, no logro encontrar mi abrazo. Sardinas, ese es el pescado bueno, barato, mejor de todo Larache, ahora ya sin necesidad de repetir el amigo, sardinas ni más ni menos, crepitando su disfraz de escamas sobre las brasas de una parrilla que ha visto siglos y conocido batallas, como aquella en que los portugueses y los españoles se disputaban estas costas que hoy me susurran húmedas palabras de amor traicionado.
1471, asedio de las tropas portuguesas pretendiendo expandir a la ciudad su dominio sobre Tánger y Asilah… 1820, sanguinolento bombardeo austríaco con afanes de conquista… 1911, ataque de ejércitos españoles que logran (buen provecho, yo prefiero las sardinas) arrebatar a sus ciudadanos identidad y nación… 1968, Jean Genet conoce a Mohamed Chukri en Tánger, la vida del autor francés comienza a enredarse en el jeroglífico amable de las calles de la medina, tras su regreso de la batalla incompleta de la traición y el duelo, después de haber paseado Palestina, los territorios ocupados, la América negra de los Panteras ídem, la intifada agria del crimen y el suburbio, aquí, allá, en la cárcel o en el puerto, y dicen que dormía en la estación de autobuses, en la calle, en el hamán incluso, despreocupado por el parecer al respecto de aquellos que le rodeaban arremangando chilaba para saltar los charcos con que la mar atlántica recompone el trazado urbano.
Jean Genet: hizo del crimen gloria poética, y del abandono guarida confortable. Jean Genet: traición fue su apellido aunque su madre, prostituta, le hubiese deseado otro. Jean Genet: Belleza era su nombre y David Bowie lo sabía mientras componía Jean Genie y decoloraba en purpurina su sonrisa de efebo homo ansioso por conquistar el mundo.
Comprendo, hoy, al genio francés de las letras y la vida al límite. Comprendo, hoy, al pasear las calles de Larache, al ascender sus atalayas de salitre, que tras la traición amparase los ejércitos de tinta y latido de su prosa inextinguible. Traicionar al amigo para morder la vida y reconocerla amarga. Pasear Larache para descubrir que los antaño feligreses de tus conversaciones de copa tardía y amanecer borracho sólo eran muescas en el afilado cuchillo de los días. Venir a perderte en Larache, buscando la tumba de Genet, y recordar que perdiste la amistad y el abrazo en un beso traicionero disfrazado de fraternidad equívoca.
Que la vida iba en serio, uno lo empieza a comprender más tarde, decía el poeta. Y en este falso crepúsculo de las avenidas del Magreb Atlántico, uno comprende, al fin, por qué Jean Genet acaricia larvas, aquí en Larache, con la misma quietud impasible con que besaba a los amigos que a lo largo y ancho de este mundo tuvieron la suerte de compartir su presencia.
Pablo Cerezal, en Red Marruecos.
sábado, 2 de agosto de 2014
RENGLONES CORTITOS por Ape Rotoma
un buen poema
debe decir
muchas cosas
en renglones muy cortitos
y además debe
dejar espacio en la página
suficiente
y aún de sobra
para todas esas cosas
que no dice.
Ape Rotoma, de Mensajes de texto y otros mensajes, Ape Rotoma, (Ed. Renacimiento, 2014)