como símbolo
unitario,
como hedonismo del yo
contemplativo,
disociado,
mítico y místico.
yo, alegórico de vanidades
y miedos,
yo, humanidad asocial,
yo, quejido íntimo,
yo, yo, yo,
únicamente, yo.
mierda de yo,
mierda de ego,
mierda de íntimo,
mierda de poeta
si con eso pretendes
entrar en el parnaso de los intelectuales iluminados.
estremécerte con el yo ajeno,
estremécerte con el pulso que te rodea,
con el que te alimenta y te sucede,
con el que llora y con el que se rompe las uñas, por ti,
y para ti.
porque su voz es tan tuya como los huesos
que un día serán tus huesos,
porque sus palabras, impronunciables,
nacieron para ser aplicadas por ti
en versos furiosos y certeros,
para tu gloria
y su anonimato.
sal, poeta,
de ese bronce que tanto bruñes
y que manoseas hasta la extenuación,
y conviértete en voz de oprimido
y horca de opresor,
sé útil, poeta,
conciencia
y voz de un pueblo
marginado a golpe de hostia limpia,
cada día.
eso es poesía, poeta,
y no querer limpiar tus tripas
con el perdón de un lector
que ya no te cree,
que nunca te creyó,
y al que aburres
soberanamente.
Pablo Otero
gracias de nuevo, y un abrazo bien fuerte, Vicente.
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