Sólo quiero que amanezca de una puta vez, que salga el sol para dejar de cerrar puertas a mi paso para que no entre algo que ha entrado conmigo, porque está en mí.
Se escuchan los coches de fondo y eso me relaja (quizás otro recuerdo de la infancia, los viajes largos de noche por la autopista, el piso de los primeros años de consciencia, en una ciudad siempre despierta).
Odio este cerebro.
Silvia Abad Montoliú
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