A puntito ya de salir de imprenta El lenguaje de los puños, Antología crítica de la poesía de David González, en edición de José Ángel Barrueco, y merced a la editorial Origami, llega el momento más difícil para mí. La promoción. La publicidad. Los argumentos para tratar de convencerte de que te hagas con un ejemplar. ¿Qué voy a decir yo, claro? Soy parte interesada, como el editor, que, todo hay que decirlo, ha hecho una apuesta fuerte editando esta antología crítica de mi poesía.
De todos modos, trataré de convencerte en este y en posteriores post con alguna que otra razón.
La primera: la cubierta. Sí, ya sé que nadie, o casi nadie (yo sí), compra un libro por su portada. Pero no me negarás que esta es muy atractiva visualmente. No podía ser de otra forma haciéndola quién la hizo: Julia D. Velázquez (agradecido), que se ha currado muchas de las portadas de laeditorial Origami, y que espero se curre alguna más de las mías.
La segunda: porque la antología parte de una idea original y, como todas las ideas originales, muy sencilla. Aunque, como leerás en este libro, tal vez tanta originalidad sea difícil de digerir. Una idea que surgió de las conversaciones electrónicas que mantenemos el escritor José Ángel Barrueco, uno de los tíos que mejor conoce mi poesía y que había escrito sobre ella en numerosas ocasiones, y yo. La esencia de la idea la cuenta Barrueco en el prólogo que ha escrito para la ocasión, así que cito sus palabras: Nuestro cometido ha sido el de reunir las distintas voces que, durante estos años, se han pronunciado en prensa y en internet sobre la obra del poeta nacido en San Andrés de los Tacones. De tal modo que el libro no obedece al estudio escrito por un único autor, como viene siendo habitual en esta clase de ensayos críticos, sino que constituye una pluralidad de versiones y opiniones (unas a favor, otras en contra, pero ninguna caracterizada por la tibieza, pues la poesía y la figura de David González levantan odios y pasiones, jamás indiferencias). Un poco más adelante se lee: El lenguaje de los puños reúne aquellas críticas y reseñas dispersas y publicadas en su momento, durante la recepción de la obra, y no se ha encargado a nadie que incorpore otro estudio escrito ahora. Hasta que llegamos al meollo de la cuestión: Tras cada reseña, el lector encontrará uno o varios de los poemas mencionados en dicho artículo. Si, por ejemplo, Jesús Rodríguez Castellano cita el texto "El demonio te coma las orejas", los versos son incorporados al final de su análisis... Y así sucesivamente, libro a libro, reseña a reseña, poema a poema... De modo que son los propios críticos los que eligen los poemas que forman parte de esta antología.
La tercera: Las reseñas y poemas incluidos en este primer volumen, de cuatro, pertenecen a los siguientes poemarios: El demonio te coma las orejas (1997), Ley de vida (1998) y Sparrings (2000), tres libros que contienen algunos poemas de los que me siento especialmente orgulloso.
De momento estas tres razones, en el siguiente post alguna más, alguna de ellas dirigida a aquellos a los que les guste poco o nada mi poesía. Te dejo con uno de los poemas incluidos en esta antología crítica.
LA MAIKA
no tiene piños.
Le han caído todos.
Por culpa del caballo primero
y por la mierda de comida
del talego después.
Así la chupas mejor,
le decimos todos.
La Maika está desdentada,
y eso quizá influya en su voz,
una voz
que le viene
que ni pintada
para arrancarse por bulerías.
El Richard se asoma a la perlacha
cada noche,
después del recuento,
y se pone a gritar:
¡Maika! ¡Esa Maika!
¡Cántanos algo! ¡Venga!
Ella se hace la loca,
¡Esa Maika bonita!
¡Venga! ¡Cántate una!
pero siempre acaba
por hacerle caso.
El picoleto de la garita
deja de pasear
de un lado para otro,
se apoya contra el muro,
pone encima su fusil,
enciende un truja
y escucha en silencio
esa voz sin dientes
que nos muerde a todos
el corazón.
David González.
El lenguaje de los puños, Antología crítica de la poesía de David González. Editorial Origami, febrero de 2014. Edición y prólogo de José Ángel Barrueco. Diseño de cubierta: Julia D. Velázquez.
ahora soy yo el que te doy las gracias, Vic, y suerte esta noche.
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