jueves, 30 de enero de 2014

FELIX GRANDE EN EL RECUERDO... Y EN SUS VERSOS. Miguel Sánchez-Ostiz





Extraído de Vivir de buena gana

En su fallecimiento, los recuerdos de algunos encuentros, como ese de la fotografía, en junio de 1974, después de comer en Casa Echeverria, de Arizkun –se portó muy bien entonces conmigo– o en su despacho de Cuadernos, en la Residencia, o el último, en el café Iruña, de Pamplona, con Paca Aguirre, cuando vino a inaugurar la exposicón de su padre fusilado, y algunas llamadas telefónicas no muy apacibles, para él, cuando lo echaron de Cuadernos Hispanoamericanos… Ya no sé si a Félix Grande lo callaron, por olvido entre otras cosas, porque los tiempos, ay, los tiempos, estos lodos, o se calló con auténtica elegancia, a resguardo de los suyos… Libros dedicados con afecto, algo que en él siempre fue sincero, César Vallejo, Carlos Edmundo de Ory, Blanco Spirituals, 69-71, los primeros poemas escritos y publicados, balbuceos, magnanimidad la suya con lo que era bien poca cosa, el insomnio y la depresión, su defensa ciega de Luis Rosales, amigo, cayera quien cayera, las infamias de un presente que se nos echaba encima de manera segura, al que él plantaba cara con su poesía y sus relatos, y que también nos separaba con un foso de cieno… afecto intacto y un dolor que el pudor me impide expresar (o que tal vez no sepa) por lo que de irremediable tiene el vivir, esta imaparable escorredura (Hurt de Johnny Cash, escúchenlo) y este poema que no sé la cantidad de veces que me habré recitado, que me recito y sobre el que todavía ayer escribía en A cierta edad…

BOCETO PARA UNA PLACENTA

Tengo la prisa del insomne que una noche descubre
que casi todo ocurre sin su consentimiento ni participación
estoy apresurado igual que un condenado a cadena perpetua
hiervo como un muchacho solitario que pasea lentamente
por una ciudad numerosa en donde a nadie puede recurrir
me urge concluir conversaciones que se pudren de espera
tengo una prisa desaforada por conseguir serenidad…

Item más: la historia de la fotografía para otra ocasión, o igual ya la he contado, o qué se yo. Mejor sus poemas… mejor plantarle cara a este Lugar siniestro este mundo, caballeros…. Vivir parece el epicentro de la desgracia… Han pasado más de cuarenta años desde que subrayé ese último verso de Biografía.

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