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sábado, 19 de octubre de 2013
INFLUENCIAS.Sherman Alexie
Esperamos en el auto
afuera del bar
mis hermanas y yo,
"apenas un par de tragos"
como lo oímos
tantas veces antes
como dijo Ramona
como todos los niños Indios
lo han oído
antes
de sus padres, desaparecidos entre el humo y las risas de cualquier taberna de Reservación, apareciendo cada media hora con Pepsi, papas fritas, y más promesas. Y, como todos los Indios terminan aprendiendo, nunca confiamos en esas promesas. Recién creemos en algo cuando ya sucedió, aprendimos a confiar enla fuente de un río y nunca en su boca. Pero esto no viene a cuento de la tristeza. Esto es sobre las historias
que imaginé
en bolsas de dormir
entre puestas en marcha del auto
para encender la calefacción
porque mis padres me dejaban
las llaves.
Esto es sobre las historias
que conté a mis hermanas
para llenar esas horas largas, esperando afuera del bar, esperando a mi madre, mi padre golpeando la ventanilla, preguntando ¿Tienen frío? ¿Se están portando bien? Ya salimos, okay? A veces, nos negábamos a abrir las puertas cuando al fin llegaban, los dejábamos gesticular desaforadamente y nos moríamos de risa porque no había otra cosa que hacer. Pero esto no viene a cuento de la tristeza. Esto es sobre las historias que
yo inventé
como construí
los paisajes imaginarios que nos salvaron.
Una vez soñé con una mujer pelirroja,
que me dio pesos y señales
y contó a mis hermanas
que ella nos rescataría
de nuestro propio amor
por estos padres que siempre salen tambaleando del bar cinco minutos antes de cerrar, siempre diciéndoos"por lo menos nos fuimos antes de la última llamada". Pero los amamos igual, nos aferramos apretados a sus brazos y pescuezos alcohólicos camino a casa, les robamos el paquete de cervezas que compraron para el camino y lo tiramos fuera por la ventanilla, mientras contábamos los mojones y coyotes que aparecían al borde del camino. Pero esto no viene a cuento de la tristeza. Esto es sobre las historias, esas descripciones ásperas
que fulminaron las paredes
de la casa prefabricada de la Reserva
donde mis hermanas y yo permanecíamos despiertos
luego de que por fin llegábamos a casa
y escuchábamos
a nuestros padres dormir
respirando pesadamente
en sus sueños, roncando
como una llamada de tambores pero
en la oscuridad de la Reserva
eso significaba que todos estábamos vivos
y era suficiente
Extraído de http://www.sisabianovenia.com/LoLeido/Poesia/Alexie.htm
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