Clara intentaba colocar un condón en el descomunal pene de un fulano. Lo hacía desde el asiento del copiloto de una escacharrada camioneta. Era el tercer condón que rompía intentando enfundar aquel pollón. Nunca antes había visto algo semejante. Volvió a probar con un cuarto profiláctico. El sujeto empezaba a mosquearse. Clara no quería problemas y puso todo su empeño en que esta vez no se rompiese. ¡Por fin! Lo consiguió. Sonrió satisfecha por la hazaña que acababa de realizar. Sin vacilar, el tipo la agarró del cogote y la arengó para que le hiciese una felación. Clara tuvo que forzar las mandíbulas para poder abarcar el glande. Mientras chupaba, levantó la vista y a través del parabrisas delantero lo vio. Era un eclipse lunar. Recordó que horas antes una compañera le había hablado del acontecimiento. Dejó de chupar y señaló al cielo.
-El eclipse.
Al hombre se la sudaba. A él lo único que le interesaba era lo que tuviese relación con su cipote. Clara reanudó su trabajo. Lo hizo mirando de reojo a la luna. La vio alinearse y observó cómo su superficie entraba en el cono de sombra terrestre. Entonces notó que en el condón se abría una fisura. Hizo amago de sustituir el preservativo, pero el menda estaba harto de tanta gomita y quiso continuar a pelo.
-Cómeme el rabo, joder.
-Sin condón no. Si quieres te hago una paja.
Quiso forzarla. Clara sacó una navaja. Él no atendió razones y ella se vio obligada a defenderse. Un chorro de sangre salpicó el interior del vehículo.
De regreso usó unas toallitas húmedas para limpiarse las salpicaduras que le habían alcanzado. Cuando llegó a su esquina se quedó mirando el cielo. El eclipse ya había acabado, aun así, pudo disfrutar de una inmensa luna roja. Eso le recordó que tendría que pasarse por el hospital para que le hiciesen unos análisis. En los tiempos que corrían era mejor no arriesgarse.
Pepe Pereza, de Esquinas (Ediciones Lupercalia, 2013).
Gracias, bro.
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